Anónimo


Mediados del siglo XIX

Juan Nicasio Gallego

Departamento: Museo
Nº Inventario: 0520
Datación: Mediados del siglo XIX
Dimensiones: 35 x 25 cm
Técnica: Óleo sobre lienzo
Procedencia: Donado por Juan Cebrián en 1926
Observaciones: Tras la recepción del retrato, la Academia agradecida, aseguró que será conservado con la estimación que mereció el ilustre personaje a quien representa. En los inventarios de la Academia figuraba como Retrato de un eclesiástico, anónimo de mediados siglo XIX y José Luis Díez identificó el personaje representado como Nicasio Gallego. Díez relaciona la obra con otro retrato de Nicasio Gallego, tradicionalmente atribuido a Vicente López y conservado en el Museo Castillo de Peralada (Gerona). Apunta la posibilidad de que ambos pudieran ser obras en realidad del propio Federico de Madrazo o su entorno más inmediato, pues su estilo es dependiente del retrato litográfico del clérigo que Madrazo realizó en 1835 para ilustrar su biografía, publicada en El Artista y su estilo ajusta a los retratos conocidos de la época más temprana del joven Federico.
Poeta y sacerdote español. Fue miembro destacado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la que
trabajó activamente.

En 1814 fue nombrado académico de honor, a propuesta del presidente de la
corporación “por constarle su ilustración y amor a las artes del instituto”.

Nicasio Gallego formaría parte de algunas comisiones constituidas para
estudiar cuestiones relacionadas con los pensionados en Roma. Así, en 1834
cuando los pensionados pasaron a cobrar no de la secretaría de Estado sino del
Ministerio de Interior, este nuevo organismo, solicitó a la Academia que le
informara sobre la situación de varios pensionados anteriores a 1832 que aún
continuaban fuera de España, o que, habiendo vuelto, seguían cobrando sus
pensiones. En la junta particular de 14 de marzo de 1835 se dio cuenta de ello
y se nombró una comisión formada por Martín Fernández de Navarrete, Juan
Nicasio Gallego, José Ramírez de Arellano, José María Moscoso de Altamira,
Marcial Antonio López y el marqués de las Amarillas.

En 1835 enviaría el Ministerio de Interior una circular a la Academia informando
de que los empleados y personas de ambos sexos que cobraban sueldos y pensiones
del real erario en el extranjero, retornaran a España en un plazo de dos meses
o de lo contrario cesaran en percibirlas. Sin embargo, el Reglamento de 1830
establecía que la duración de las pensiones sería por cinco años, por lo que
los nombrados en 1832 no tenían que regresar hasta 1837. Por otra parte,
cumplir con ese mandato les resultaría bastante difícil, ya que no habían
recibido el importe íntegro de las mismas. Para aclarar la situación, la
Academia, en la junta ordinaria de 19 de febrero de 1837 nombró una comisión
compuesta por Martín Fernández de Navarrete, Juan Nicasio Gallego, José
Escario, José Madrazo y Marcial Antonio López que elaboró un informe en el que
proponía, como primer paso, pagar a los actuales pensionados, y después,
averiguar la manera de conseguir una casa fija para los futuros pensionados.


En el acta de la junta ordinaria de 7 de agosto de 1836 se cita a Juan
Nicasio Gallego. En relación con la prohibición expresa por las leyes del reino
de sacar pinturas al extranjero, interviene para informar de que estaban
preparados para salir de España hasta 300 cuadros recogidos por el barón
Taylor. Los cuadros viajarían primero a Valencia para desde allí pasarlos a
Francia.


Nicasio Gallego formó parte de diversas comisiones constituidas para
trabajar en varios asuntos relacionados con la docencia. Como, por ejemplo, la
comisión creada en 1838 a petición del Ministerio de la Gobernación para
estudiar las mejoras en cuestión de enseñanza. En la misma comisión estarían Juan
Segundo Izquierdo, León Gil de Palacio, marqués del Socorro, Juan Gálvez, Juan
Miguel de Inclán Valdés, Esteban de Agreda, Juan Antonio Ribera, José de Tomás,
y Marcial Antonio López. También formaría parte, en 1844, de la comisión
acordada para examinar el Plan de estudios establecido en el R.D. de 25 de
septiembre de ese año y evacuar un dictamen para el Gobierno.


En 1808 Juan Nicasio Gallego compondría una oda que fue recitada en la
distribución de los premios generales de ese año. De acuerdo con los Estatutos,
los premios generales se entregarían en junta pública y solemne, en la que además
de la entrega de los premios, se pronunciarían una serie de discursos en elogio
a la Academia y a las bellas artes y a continuación intervendría alguna persona
invitada para recitar poesías u otras composiciones.


Unos años después, el 23 de abril de 1843 fue nombrado consiliario, en
consideración a sus trabajos científicos y literarios que le habían granjeado
un nombre respetable en la nación y entre los extranjeros, así como por su
afición a las bellas artes y cuanto ha contribuido a su fomento con el
constante celo y laboriosidad con la que había desempeñado por muchos años el
cargo de académico de honor. Los consiliarios eran nombramientos reales
propuestos por el protector, y debían ser elegidos de entre los grandes de
España, los ministros o las personas más autorizadas de la Corte, los
académicos de honor u otras personas que tanto el regente del Reino como el
viceprotector considerasen adecuada. Junto al viceprotector se encargaban del
gobierno de la Academia y de vigilar la marcha de los estudios.


En la junta ordinaria de 17 de diciembre de 1843, Juan Nicasio Gallego señaló
la ausencia de un retrato de la reina y propuso que una comisión especial se
encargara de pedirle que permitiera ser retratada y designase al pintor que
fuera de su agrado. Isabel II designó a Federico Madrazo.


En 1851, era elegido presidente, cargo que ostenta hasta 1853.



Bibliografía:
  • PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Inventario de las pinturas, Madrid, 1964, 51, nº 520.
  • DÍEZ, José Luis, Catálogo razonado de Vicente López (1772-1850), Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico, Madrid, 1999, 238-239.
  • NAVARRETE MARTÍNEZ, Esperanza, La Academia de Bellas Artes de San Fernando y la pintura
  • en la primera mitad del siglo XIX, Madrid, Fundación Universitaria, 1999, 30, 57-58, 188-189, 288, 313, 363, 367-368, 434-435
Fotografías: Enrique Sáenz de San Pedro
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