Serie D Dibujos siglos XVI al XX

Este fondo de dibujo antiguo, al que podríamos calificar de "maestro de maestros", se compone principalmente de dibujos italianos y españoles del XVI al XVIII, aunque también contiene algunos flamencos y franceses y otros dos grupos de dibujos del siglo XIX y XX. El núcleo antiguo estuvo desde su origen dedicado a la enseñanza del dibujo. La serie se compone por varios conjuntos de dibujos y se fue formando a lo largo de tiempo.

El primer conjunto de dibujos italianos ingresó en la institución por la adquisición de varias estampas, dibujos, modelos de yeso y libros a Giovanni Domenico Olivieri (1706-1762) en 1743. Casi 30 años después, en 1775, la Academia adquirió a la viuda de Andrea Procaccini (1671-1734), Rosalia O’Moore, un importante conjunto de dibujos suyos y de su maestro Carlo Maratti (1625-1713) que había recibido por legado testamentario. El fondo se compone de apuntes, estudios y dibujos preparatorios de Maratti, que incluye también algunos de su maestro Andrea Sacchi (1599-1661) y un número importante de dibujos de sus discípulos, entre los que se encuentran, además de los de Procaccini, los de Giacinto Calandrucci (1646-1707), Giuseppe Chiari (1654-1727), Giuseppe Passeri (1654-1714), Pietro dei Pietri (1663-1721) y Sempronio Subissati (1680-1758).

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La colección Maratti-Procacini se compone de nueve tomos numerados del VII al XV con distintos tipos de dibujos. Uno de ellos (VII) contiene dibujos de maestros italianos de los siglos XVI y XVII, entre los que destacan los de Perino del Vaga (1501-1547), Agostino Carracci (1557-1602), Guido Reni (1575-1642), Giovanni Lanfranco (1582-1647) y Pietro Testa (1611-1650). Muy probablemente se trate de uno de los tomos de la colección particular de Maratti que menciona Pietro Bellori (1613-1696) en su biografía del artista. No obstante, también se ha identificado con uno de los tomos que el Padre Sebastiano Resta formó para el marqués del Carpio. Que lo formara el Padre Resta, amigo de Maratti, es probable pero no para el aristocrático coleccionista. De gran interés es el tomo XI que contiene un buen número de caricaturas, muchas del propio Maratti, aunque también de Domenichino (Domenico Zampieri, 1581-1641), que le sitúan entre los primeros cultivadores de este género. En otro de ellos (XIII), con formato apaisado y papel marrón de alta densidad, se recogen dibujos de antigüedades romanas, además de algunas copias de Tintoretto y Rafael. Idéntico formato presentan otros dos tomos (XIV y XV) de papel verjurado cuyos dibujos no son de la mano de Maratti. Los demás tomos (VIII, IX, X y XII) contienen apuntes a lápiz, tinta o sanguina de primeras ideas, bocetos de composiciones más o menos elaborados e incluso dibujos preparatorios. Aunque la mayoría son de mano de Maratti se encuentran también algunos de Pietro dei Pietri y Giuseppe Chiari.

A este conjunto de tomos hay que añadir otro de hojas sueltas de regular tamaño medio de 430 x 280 milímetros en papeles verjurados de color gris, gris verdoso, gris azulado y marrón que corresponden en su mayor parte a dibujos preparatorios, principalmente a sanguina y en menor proporción a lápiz negro y muy ocasionalmente a carboncillo. En este formato también se conservan estudios de otros discípulos, especialmente de Procaccini, así como de Sacchi, Chiari, Passeri, Calandrucci, Subissati y otros aún sin identificar.

Tras la Guerra de la Independencia, ingresó un pequeño conjunto de dibujos procedentes de la sacristía de la Quinta del Duque del Arco en El Pardo, donado por Fernando VII, que se componía principalmente de dibujos españoles, pero también algunos italianos, entre los que se encuentran ejemplares de Rómulo Cincinato, Palma el Joven, Antonio Tempesta o Pietro de Cortona.

Un nuevo destacado conjunto de dibujos ingresó, procedente del desamortizado convento de Nuestra Señora de Valparaíso (Peleas de Arriba, Zamora), en 1836, recogido por Valentín Carderera. Se trata de cuatro volúmenes tamaño folio mayor, de una serie de 6, ya que estaban numerados, que ingresaron junto a otros 32 volúmenes de grabados y 4 más de la edición de la Civitates Orbis Terrarum. Los cuatro volúmenes contenían 534 dibujos españoles, flamencos, franceses y, sobre todo, italianos de los siglos XVI, XVIII y XVIII, encuadernados en tafilete rojo a la francesa en "estilo duseuil". Todos los tomos presentan un superlibros con el escudo de Felipe V como rey de Nápoles, lo que indica sin lugar a dudas su pertenencia a la Corona, por lo que la colección, tuvo que ser ofrecida por el coleccionista al Rey y aceptada en algún momento, aunque posteriormente saliera de Real Biblioteca y fuera trasladada al convento en un momento indeterminado.

Recientemente se ha identificado al responsable de esta colección. Se trata del monje de la orden del Cister Fray Juan Guerrero (1681-1732), quien estuvo destinado en Roma once años entre 1702 y 1713, al ser nombrado Procurador General en la Santa Sede. En la formación de esta colección fue auxiliado por un nieto del pintor Pier Francesco Mola y discípulo de Carlo Maratti, Filippo Germisoni "il Moletta" (1664-1743). La serie es de un gran valor, ya que contiene un elenco importante de artistas italianos del XVI y del XVII, esto es, renacentistas y barrocos de diferentes localidades, aunque con un predomino claro de artistas romanos o que trabajaron en Roma, aunque también de boloñeses, genoveses y florentinos, de clara tendencia clasicista, así como de españoles de la misma época. La presencia de estos dibujos indicaría que la colección fue concluida en España.

Finalmente, en 1864, se adquirió un lote de 34 dibujos a Vicente Camarón, la mayor parte de ellos españoles y alguno italiano, entre los que cabe destacar varios ejemplares de Vicente Carducho y en especial el estudio para el retrato de Carlos II de Carreño de Miranda.

Esta importantísima colección, sin duda una de las más importantes de España, fue adquiriendo, sin perder nunca del todo su valor pedagógico, más valor como objeto de interés histórico. El primero que le prestó atención con este sentido fue Federico de Madrazo, al que corresponde el honor de efectuar las primeras atribuciones de los tomos procedentes del monasterio de Nuestra Señora del Valparaíso. Posteriormente, el abogado, coleccionista y paisajista, Cristóbal Férriz (1850-1911), se interesó también por estos tomos. Tras estos primeros tanteos, el estudio de la colección no fue de nuevo acometido hasta comienzos del siglo XX, en que, tras el redescubrimiento casual de un conjunto de dibujos, la Academia encargó a Luis Menéndez Pidal (1861-1932), entonces catedrático de dibujo y ropaje de la Escuela Superior de Bellas Artes, la formación y montaje, con el patrocinio del conde de Romanones, de una Sala de Dibujos en 1917 que fue inaugurada en 1919. Pocos años después, en 1929, apareció la Cartilla excursionista de Elías Tormo, en la que dio algunas noticias sobre esta serie. No obstante, no fue hasta después de la Guerra Civil cuando apareció el primer catálogo de la colección de dibujos a cargo de Miguel Velasco Aguirre (1941), lo cual es meritorio, aunque no es ni mucho menos un catálogo sistemático (apenas se incluyen dibujos de la colección Maratti-Proaccini), sino el resultado de la renovación de la Sala de Dibujos tras la contienda.

A partir de los años 60 la Academia decidió dar un nuevo impulso al conocimiento de la colección de dibujos de acuerdo con la nueva corriente historiográfica de revalorización del barroco. En relación a ella cabe señalar que Alfonso Pérez Sánchez (1935-2010) comenzó a estudiar a finales de los 50’ la colección a la vez que preparaba su tesis doctoral bajo la dirección de Diego Angulo, Pintura italiana del siglo XVII en España, que leyó en 1963. Por estos años Víctor Nieto comenzó también a estudiar la colección que fructificó en sendos trabajos específicos sobre dibujos de Maratti tanto de temática religiosa como de mitología clásica. Pérez Sánchez por su parte publicó un estudio sobre los pintores boloñeses y romanos (1965) y Diego Angulo publicó una selección de dibujos españoles (1966). Este último fue el encargado además del nuevo catálogo de la colección, pero en el que de nuevo quedó excluida, a excepción de algunos ejemplos, la colección Maratti-Procaccini. En 1972, Pérez Sánchez concluyó el inventario completo de los dibujos (es decir, toda la serie D) que, sin embargo, quedó inédito, pero que contiene valiosos datos. Tanto en la realización del catálogo como del inventario general se apoyó en varios especialistas, entre los que cabe destacar a Ann Sutherland Harris, Konrad Oberhuber, Arthur E. Popham, Philip Pouncey, Michael Jaffé o Walter Vitzthum. El mismo Pérez Sánchez continuó trabajando en la siguiente década sobre la serie italiana esta vez prestando especial atención a los dibujos de Giovanni Lanfranco y en otra aportación más general de esta valiosa serie.

En esta misma década tuvo lugar la aparición de la tesis doctoral de Manuela Mena, Los dibujos de Carlo Maratta y su taller en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1974), la aportación sin duda de mayor envergadura de este interesante conjunto, al que, como hemos advertido, hasta ese momento tan escasa atención se le había prestado. El trabajo no obstante ha quedado inédito. Posteriormente la autora ha publicado varios estudios complementarios sobre los dibujos de Carlo Maratti.

Gracias a todos estos trabajos esta serie de la Academia pronto fue conocida entre los expertos de arte moderno y barroco y muchos de ellos se interesaron por ella e incluso tuvieron la oportunidad de examinarla personalmente, especialmente los tomos del Valparaíso, los cuales, sorprendentemente, nunca han sido objeto de un estudio de conjunto, por lo que entonces, como ahora, contienen todavía un número importante de anónimos. Entre los especialistas que han examinado los dibujos italianos cabe citar, por ejemplo, a Arthur E. Popham (1889-1970), Philip Pouncey (1910-1990), Walter Vitzthum (1928-1971), Eckhard Schaar (1932-2012), Konrad Oberhuber (1935-2007), Ann Sutherland Harris y más recientemente Veronika Birke, Dieter Graf, Simoneta Prosperi Valenti Rodinò, Marco de Giampaolo, Arnauld Brejon de Lavergnée, Sergio Marinelli, Richard E. Spear, Steffi Roettgen, Aidan Weston-Lewis, Sergio Bettini, Hans Jaffé o V. Pace.

Dr. Jorge Maier Allende


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