Vilageliú y Castells, Olegario? - Barcelona, 1872


Hijo de Pablo Vilageliú y María Castells, nació en Barcelona en noviembre de 1820 y fue bautizado en la iglesia parroquial de Santa María del Pino, muriendo en la misma ciudad en 1872. Fue discípulo de arquitectura en la escuela gratuita de Nobles Artes de la Junta de Comercio de Barcelona, en la que se matriculó en octubre de 1831 y permaneció hasta finales de 1836. Continuó más tarde sus estudios en el cursó que comenzó en octubre de 1839 y concluyó en junio de 1843, obteniendo en este último año el primer premio de Composición. Además de estudiar arquitectura durante estos años concurrió a las clases de Dibujo de la Figura Humana obteniendo todos los premios mensuales hasta el 2º y 3º de los trimestres de Figuras; Perspectiva y Paisaje, en esta última enseñanza los primeros trimestres, 1º, 2º y 3º.

Bajo la dirección del profesor Francisco Presas y Puig cursó el 1º y 2º año de Matemáticas Puras entre 1840 y 1842 en el colegio de Primera y Segunda Enseñanza dirigido por Carreras establecido en Barcelona e incorporado a la Universidad Literaria de esa ciudad. De 1843 a 1844 se matriculó y aprobó  Física Experimental aplicada a las artes y desde 1842 a 1845 bajo la dirección del arquitecto y académico de mérito Félix Ribas y Solá se aplicó en la teoría y práctica de la arquitectura en las obras a cargo de este maestro, levantando planos, ejecutando nivelaciones y realizando cuantas operaciones le fueron encargadas.

El 17 de septiembre de 1845 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de «una Catedral» con el informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de dos cursos de Matemáticas aprobados, la de sus estudios en Barcelona, la certificación de práctica librada por su profesor particular Félix Ribas y la justificación de su conducta moral y política. A través de a la Junta Ordinaria Extraordinaria celebrada el 16 de noviembre de 1845 tenemos constancia que presentó a la Academia una serie de obras de arquitectura tituladas Colección de Monumentos etruscos, griegos y romanos, Piranesi que fueron entregadas por su maestro Antonio Celles a su llegada a Madrid.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada en la mañana del martes 11 de noviembre de 1845 examinó la obra y los documentos aportados, acordando su pase al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria Extraordinaria del 16 de noviembre, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 117, 29 y 21 nuevos, los cuales respondieron respectivamente: «Una casa de campo para un Sr. De titulo con Jardines y estanques de recreo y pesca: Planta, fachada y corte geométricos», «La planta y seccion por lo ancho de un coliseo publico, cuya armadura se demuestre también» y «Edificio para baños publicos de aguas minerales que producen sus efectos á distancia de setenta pies desde su nacimiento y pierden su actividad á la de ciento y siete. Planta, fachada y corte». De los tres asuntos escogió el nº 117, es decir, una Casa de campo para un señor de título, con jardines y estanques de recreo (A- 1833), elección que comunicó a la corporación el 10 de diciembre de 1845.

La Junta de Examen celebrada para examinar a Vilageliú en la clase de maestro arquitecto se reunió el 7 de febrero de 1846, asistiendo a ella los profesores Juan Miguel de Inclán, Antonio Conde y González, Atilano Sanz, Aníbal Álvarez, Eugenio de la Cámara y Marcial Antonio López, este último en calidad de secretario. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. El pretendiente comenzó este nuevo ejercicio tratando lo que era el cono, su formación, el recto y el oblicuo; la teoría de las bóvedas, sus especies y construcción; los medios para recoger las aguas en los edificios; la distribución de un edificio que debiera construirse para una persona rica en el campo; la construcción de las bóvedas al descubierto a fin de que no padezcan con la intemperie y humedades; las cosas que debían tenerse presentes para determinar los gruesos de las paredes en los grandes edificios, así como el modo de construir los arquitrabes y disponer los cortes de sus piezas. A continuación, se le mandó retirar de la sala para proceder a la votación secreta de la que resultó reprobado por 3 votos contra 2 favorables.

            Volvió a solicitar su admisión al examen de preguntas el 12 de febrero de 1846, ocasión que aprovechó para comunicar a la Academia que su reprobación se ha debido en mucho «al insomnio dolor y turbación mental de que estaba afectado ya de todo el dia y que le fue en aumento mucho tiempo antes de entrar en el ecsamen, motivo verdadero y unico, de que no contestara a las preguntas que se le hicieron, y que por la mucha consideración y respeto que debe a V.E. no se atrevió á manifestar en aquel momento». Ante esta suplica la Junta de la Sección de Arquitectura celebrada la noche del viernes 12 de mayo de 1846 acordó comunicar al interesado que al haber suspendido uno de los tres ejercicios reglamentarios debía sujetarse y practicar todos de nuevo como si no los hubiera ejecutado.

El 23 de septiembre de 1846, volvió a solicita su admisión a los ejercicios para la misma clase presentando en esta ocasión como prueba de pensado los diseños de unos Baños públicos y estancia de recreo a imitación de las antiguas termas romanas, acomodando su distribución a nuestros usos y costumbres (del A- 2029 al A- 2031) con su correspondiente memoria y el cálculo detallado de la obra. Fue admitido en la Junta de la Sección de Arquitectura celebrada el viernes 2 de octubre de 1846, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 133, 138 y 78, los cuales respondieron: «Un Sarcófago para las exequias de un Rey en el centro de un Crucero. Se demostrará en planta y alzado», «Una Puerta de entrada para Madrid, con accesorios de las oficinas de registros y mas precisas piezas espaciosas para descargadero á cubierto dispuesta de modo que produzcan un aspecto decoroso, y de facil entrada y salida para los carruajes. Se demostrará en planta, alzado y una Seccion» y «La fachada principal de un Real Palacio y su planta». De los tres asuntos escogio el nº 138, es decir, una Puerta de entrada para Madrid con registros y descargaderos cubiertos (A- 3482), elección que comunicó a la corporación el 4 de noviembre.

            La Junta de Examen celebrada para examinar a Olegario Vilageliú en la clase de maestro arquitecto tuvo lugar la noche del 5 de diciembre de 1846 asistiendo a ella los profesores Juan Miguel de Inclán, Antonio Conde y González, Atilano Sanz, Narciso Pascual y Colomer y Eugenio de la Cámara, este último en calidad de secretario. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. El pretendiente comenzó este nuevo ejercicio contestando a las que le fueron formulando los profesores sobre las poleas, su descripción, la numeración de sus especies, la forma de obrar solas o multiplicadas y de colocarlas para aumentar su potencia. Enseguida explicó el modo de colocar grandes masas de piedra en los muros de los edificios, elevándolas a las alturas de la forma más exacta y menos peligrosa; el objeto y uso del torno, así como el modo de producir su efecto; la manera de formar las nivelaciones y los instrumentos para ejecutarlas; el modo de medir las alturas inaccesibles, la medida de las superficies y la de diferentes figuras como el triángulo, el cuadrado, el círculo y su formación. Después se le cuestionó acerca del replanteo y el modo de ejecutarlo, desde la primera operación hasta la última; lo que era el yeso, sus especies, el método para conocer cuál era el bueno y el que no lo era, la forma de gastarlo y sus efectos, además de toda la fabricación mecánica del mismo. Por último, el modo de ejecutar las cornisas de una fachada de piedra y el objeto de las jambas; la bóveda baída, sus diversas especies y el modo de construirlas; la formación de una curva elíptica sin dar la sagita y la traza de una elipse a vuelta de cordel; el modo de construir las escaleras y la proporción de los peldaños en altura.

            Satisfechos los examinadores con las obras presentadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le vieron con mérito para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido por la totalidad de votos en la Junta General del 13 de diciembre de 1846, a los 25 años de edad.

En 1853 elaboró el proyecto del cementerio de Castelltersol (Barcelona) y a principios de 1854 el de una capilla para un colegio de enseñanza que debía construirse en el término de Gracia, lindante con el de San Martín de Provensals.  Le siguió el elaborado en colaboración con el arquitecto José Fontseré de una plaza de toros entre los pueblos de San Gervasio y Sarriá, a una legua de Barcelona. Los diseños fueron remitidos a censura de la Academia, para cuyo examen la Sección de Arquitectura nombró a Juan Bautista Peyronnet. En el informe elaborado por este arquitecto y concluido el 6 de febrero de 1854, puso de manifiesto que los diseños estaban trazados con arreglo al uso al que se destinaba el edificio, pero se apreciaba en ellos que «los tendidos tienen solamente ocho salidas cuando convendría fuesen doce [...] tambien será necesario que por lo menos se suprima una fila de banquetas para dejar un anden general en el medio, á fin de qe se verifique el transito con mas facilidad y evite la mucha incomodidad que con esta falta se produce á los espectadores al colocarse en sus asientos [...]./ Las columnas de yierro para sosten de los palcos y armadura tienen un escesivo diametro, que sin inconveniente alguno pueden reducirse á su mitad cuando mas./ La decoracion del palco pral debe modificarse suprimiendo los arcos apuntados poniendo en su lugar  un solo arco [...] tambien podrán suprimrse las columnas apareadas del mismo poniendo una sola./La fachada no tiene el carácter debido ni está en relacion con la decoracion interior [...]». El informe de Peyronnet fue aprobado por la Sección de Arquitectura el 4 de marzo de 1854 y por la Academia en la Junta General del 5 de mayo de ese mismo año.  

            Más tarde se le confió la ejecución de un altar para la iglesia del pueblo de San Juan Despí en la provincia de Barcelona, a cuyo fin el 20 de marzo de 1856 remitió a la Academia  el proyecto para su aprobación. La iglesia se hallaba sin altar desde hacía mucho tiempo, pero en este momento un devoto ofreció una cantidad de dinero  suficiente para su realización. El arquitecto describió la iglesia y el futuro altar con las siguientes palabras: «El estilo de esta Yglesia, como dá una pequeña idea el corte del altar, es greco-romana de las mas comunes en esta Provincia, sencilla y sin ornamentacion, consistiendo su decoracion en unas simples antas correspondientes á los estribos y una cornisa general sobre la que arranca una simple boveda de cañon seguido. [...]  El altar está dedicado a San Juan Bautista como patrono del pueblo y ademas se ha exigido qe hubiera un cuadro de la Virgen, lo que no deja de estorbar el pensamiento de que todos los adornos fuesen atributos del Santo principal que debe estar en el nicho, sino qe habiendo en la parte superior  el cuadro de la Virgen, se han colocado dos angeles en actitud de adoracion hacia la Virgen que domina el segundo cuerpo de arquitectura. [...] El nicho es semicircular parte rebajado en la pared y parte saliente, al objeto de que adelantando menos el altar no reduzca el presbiterio y sea mas economica su construccion. Debajo de este nicho se ha colocado el sagrario de un estilo mas rico que el resto del altar [...]; la forma poligonal de fachada que tiene es al objeto de que presente mas esbeltez. Los materiales de que se construirá son de ladrillo y la madera, empleando el ladrillo  en las partes principales y la madera en las columnas y partes accesorias, estucandolo todo de modo que se imiten los marmoles naturales en tintas armonizadas con algunas molduras doradas».

            El proyecto fue examinado por la Sección de Arquitectura el 19 de abril de 1856, fecha en la que la Academia acordó que pusiese en limpio el proyecto debiendo ejecutar en él ciertas modificaciones.

            En 1857 diseñó el monumento sepulcral propiedad de Juan Fabra en el cementerio de Barcelona y diez años más tarde su nombre volvió a reseñarse en las juntas académicas cuando Rovira y Trías fue sustituido por el alcalde constitucional como arquitecto titular de la villa de Gracia (Barcelona) siendo nombrado en su lugar el maestro de obras nuevo José Comas y Argemí. Ante este desagravio, los arquitectos residentes en Barcelona (Francisco de Paula del Villar, José Fontseré, Juan Cortés y Ribera, José Casademunt, José Artigas, Olegario Vilageliu, José Buxareu, Carlos Gaurán, Magín Róos y Mulet, José Rosé,  Narciso José María Bladó, José Limó y Fontcuberta, Román Grases, Modesto Fosas, Juan Torras y Elías Rogent) dirigieron una exposición a la Academia el 22 de febrero de 1867 notificando los continuos agravios que venían sufriendo en esta provincia y el desconocimiento del Ayuntamiento Constitucional en ser asesorado por arquitectos. El caso de Rovira y Trías era evidente en este sentido, sobre todo cuando durante muchos años había proyectado todo lo relativo al servicio público  del municipio, había señalado las líneas y rasantes en todos los casos  de nuevas construcciones o reedificaciones y había dictaminado en todos los expedientes en los que habían sido necesarios sus conocimientos facultativos «devengando honorarios que cuando el servicio era á instancia de particulares estos los abonaban quedando así servido y no gravando el Ayuntamiento, y cuando á instancia de este se desarrollaba algun trabajo, siempre le tenia en consideracion de no ecsijir el mácsimo legal de sus honorarios».

Los arquitectos continuaron su comunicación exponiendo que el cese de Rovira y Trías venía del pretexto impuesto por el alcalde sobre que el puesto debía recaer en una persona con despacho en el ayuntamiento, cuando siempre que había habido algún aviso Rovira y Trías se había desplazado a la villa sin dilatación alguna para solucionarlo.  Sin embargo, esto no producía la queja de los exponentes, ya que aún no estaba reglamentado el servicio municipal que prestaban los arquitectos de los ayuntamientos, sino que en sustitución de un arquitecto hubiera sido nombrado un maestro de obras al estar prohibido por la Real Orden de 28 de septiembre de 1845.

Dado que el arquitecto de la provincia había reclamado justicia al gobierno civil y pasados un número considerable de días no había tenido respuesta ni se había tramitado el expediente, los arquitectos solicitaron la anulación del citado nombramiento, se pusiese coto a estos intrusismos y fuesen respetadas las atribuciones de los arquitectos. A ellos se sumó la Sociedad Central de Arquitectos que, enterada de la exposición dirigida a la Academia, enviaron otra el 16 de marzo a fin de que se pusieran en práctica los medios legales necesarios para hacer desaparecer actuaciones de este tipo.

La Academia de San Fernando estudió en profundidad tanto la exposición de los arquitectos y la Sociedad Central de Arquitectos como la que había dirigido previamente Francisco Daniel Molina a Eugenio de la Cámara el 18 de febrero exponiendo los insultos que habían recibido del maestro de obras los arquitectos Bladó, Fosas y él mismo, así como las amenazas particulares y de toda la clase de arquitectos en general. Ante estas denuncias, la Sección de Arquitectura celebrada el 13 de septiembre de 1867 conformada por Álvarez, Cámara, Enríquez, Cachavera y Peyronnet declaró ilegal dicho nombramiento y propuso la anulación del mismo para que se nombrase en su lugar a un arquitecto con título, acuerdo que sería aprobado por la Academia en la Junta Ordinaria del 16 del mismo mes.


Fuentes académicas:

Arquitectura. Plazas, mercados y plazas de toros, 1778-1852. Sig. 2-28-6; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1830. Sig. 2-9-4; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1846. Sig. 2-13-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1825-1856. Sig. 1-28-7; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1846-1855. Sig. 1-30-2bis; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1839-1848. Sig. 3-90; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900, nº 340. Sig. 3-154; Sección de Arquitectura. Informes sobre Arquitectos municipales y provinciales, siglo XIX. Sig. 2-42-9;


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