Vélez Bernal, Cayetano


La primera noticia que tenemos de este individuo en la Academia data del 6 de octubre de 1799, momento en que siendo alumno de arquitectura solicita el grado de maestro arquitecto y se le deniega su petición, aprobándosele únicamente el modelo de yeso presentado. 
El 18 de enero de 1802 envió un oficio a la Academia de San Fernando presentando el plano de la fachada de una casa vieja de un particular hacendado para  la ciudad de Jerez de la Frontera (Cádiz), a fin de que le fueran señalados los defectos en que hubiese incurrido. Muy posiblemente este dibujo responda al conservado en el Archivo de la Academia bajo el título Fachada de una casa en Jerez de la Frontera (Cádiz) fechado en 1799 (Sig. 2-7- 3bis). La Comisión de Arquitectura celebrada el 4 de febrero de ese año observó poca solidez en la obra por el excesivo número de ventanas proyectadas, hecho por el que el proyecto sería reprobado.
Al año siguiente fueron despachados dos proyectos para la construcción de un cementerio general en dicha ciudad: uno de Cayetano Vélez y otro de José de Vargas Sánchez. Tanto uno como otro fueron reprobados por su deformidad el 16 de abril de 1803, acordándose que tanto el arquitecto como el académico elaborasen nuevos proyectos para su aprobación.
A raíz de la muerte del conde de Floridablanca en Sevilla el 30 de diciembre de 1808, el cuerpo yacente se trasladó al Salón de Emabjadores del Alcázar sobre un tablado alfombrado y bajo un dosel de terciopelo color carmesí.  Una vez terminado el sepelio, la Junta Suprema se encargó de las honras fúnebres en la catedral y de la construcción de un túmulo por la importancia del personaje. Vélez proyecto un túmulo para la ocasión, pero nunca llegó a construirse debido a que era excesivo en volumen como en coste y no poseía la titulación oficial.
Durante la Revolución Francesa los frailes del convento de Capuchinos de Sevilla habían abandonado el edificio en 1810 convirtiéndose el convento en un hospital. Muchas de sus riquezas artísticas y documentales se perdieron y otras fueron traladadas a diferentes lugares. Cuando en 1812 los franceses fueron expulsados los monjes retornaron al convento en 1813 y el complejo fue restaurado siendo devueltos prácticamente todos los cuadros. A esta fecha responde el Retablo de los capuchinos (Sevilla), croquis ejecutado por Vélez y conservado en el Archivo de la Academia (Sig. 2-7-3bis). Desde 1810 había intervino también en otras obras sevillanas como arquitecto mayor del cabildo municipal, de ahí que trabajara en la casa de los Cavaleri para el General Gazan.
En calidad de arquitecto titular del Ayuntamiento de Sevilla ejecutó 6 de febrero de 1814 el proyecto para poner en marcha el molino de la Mina de la villa de Alcalá  de Guadaíra (Sevilla), obra que había quedado destruida durante la ocupación francesa desde septiembre de 1796 hasta el 7 de marzo de 1814. Se personó en la mina de Alcalá de Guadaíra junto con  Manuel Cintora, maestro mayor de los Reales Alcázares  y maestro mayor de la Real Audiencia de Sevilla para hacer el reconocimiento de la obra y el plano geométrico que representaba dicha mina, las bocas y entradas de agua, así como sus salidas con dirección a la capital. Esto no era nuevo para Vélez por cuanto que en periodos anteriores había realizado varias nivelaciones y el levantamiento del plano del terreno, documentos que adjuntaba para mayor comprensión. Pero a mediados de 1819 se solicitó un nuevo informe de la obra y que Vélez como Cintora se trasladaran al molino para que emitieran las instrucciones necesarias de los reparos necesarios y la puesta en funcionamiento de una sola piedra de moler.
Su nombre volvió a reseñarse en la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 28 de febrero de 1816 con motivo de la remisión a la Academia de un plano y una exposición del presidente de la sala 1ª de la Real Audiencia de Sevilla, referente a la rectificación del sitio de Gradas y la calle que desde la de Génova se dirigía a la de Placentines. La ciudad había acordado alinear la acera opuesta paralela a la catedral y para ello se había valido de Vélez titulándole por equivocación maestro arquitecto, cuando no constaba como profesor aprobado por alguna Real Academia y si en cambio reprobado por la de San Fernando. Vélez elaboró para la ocasión dos proyectos de adorno efímero de las Casas Consistoriales, uno correspondiente al ornato de la galería de dos alturas del edificio y un segundo diseño correspondiente al frente del cabildo hacia el sur que afrontaba hacia la calle Génova. A este año responde un croquis ejecutado por Vélez relativo al Ornato exterior para casas consistoriales (Sevilla) conservado en el Archivo de la Academia (Sig. 2-7-3bis).
En vista de que hasta entonces se titulaba asimismo arquitecto sin haber sufrido los ejercicios correspondientes a ese grado como prevenía la Real Orden de 29 de julio de 1801, solicitó a mediados de 1817 de S.A. el Infante Carlos se dignase ratificar su destino y le fuera concedido el grado de académico de mérito por la Real Academia de San Fernando. Enterada la Comisión de Arquitectura de dicha solicitud no pudo menos que comunicarle el  13 de junio de 1817 que para ser reconocido como arquitecto y serle librado el grado de académico de mérito le era indispensable personarse en Madrid para acabar de perfeccionarse y concluir los examenes reglamentarios, dictamen que sería aprobado por la Academia en la Junta Ordinaria del 15 de junio. 
En la Junta Ordinaria del 9 de noviembre de 1817 la Comisión de Arquitectura por medio de su secretario Julián de Barcenilla remitió con fecha del 6 del mismo mes todos los expedientes y diseños de obras públicas que había censurado. La Academia halló arreglados y juiciosos dichos dictámenes por lo que dio su conformidad y aprobación, admitiendo a este profesor a los ejercicios acostumbrados para la graduación de maestro arquitecto una vez que presentase el correspondiente ejercicio de pensado. Como prueba demostrativa elaboró el proyecto de una Casa de ayuntamiento para una capital, considerada su edificación para la ciudad de Sevilla (del A- 2809 al A- 2811) y seguidamente se le dio el programa para el ejercicio de repente que respondió a Una capilla bautismal (A- 4867). 
Curiosamente llegó a la Academia en estas fechas una Real Orden pasada a instancia de Vélez para que S.M. solemnizase con su real aprobación el título que ostentaba como maestro mayor de la ciudad de Sevilla y el plan topográfico que para este fin había presentado de la ciudad de Cádiz y sus alrededores.  A la Comisión de Arquitectura del  3 de diciembre de 1817 le pareció muy extraña dicha solicitud  porque Vélez se encontraba realizando por entonces los exámenes de arquitecto, sin embargo, la Comisión de Arquitectura acordó que si resultaba aprobado en esta clase el referido plano se le adjuntaría a la prueba de pensado que tenía presentada.
Obtuvo finalmenete el título de maestro arquitecto en la Junta Ordinaria del 14 de enero de 1818, fecha en la que notificó a la corporación haber sido nombrado por el Rey  conservador de las Antigüedades de Itálica y director de sus excavaciones, por lo que solicitó su apoyo para «suplicar a S.M. se le digne mandarle que remita para sus galerías de arte la parte principal de las reliquias sacadas de aquella colonia existentes en el Rl. Alcázar de Sevilla». Respecto a este asunto, la Academia le contestó que creía más conveniente sacar moldes de las estatuas, ya que estaban bien conservadas en Sevilla y su traslado sería muy costoso. 
No tardó mucho tiempo en llegar a la Academia un expediente promovido por este maestro arquitecto referente a la ciudad de Sevilla contra  José Echamorro, exigiendo se tachase su nombre de los lugares en que apareciese como académico de mérito  al no serlo y se le impusieran los 100 ducados de multa por delinquir conforme se hallaba estipulado en el artículo 33 de los Estatutos de la Academia.  Esta exigencia venía  dada porque  en abril de 1786 el cabildo de la ciudad de Sevilla había nombrado maestro mayor de obras a este sujeto que carecía de toda aprobación oficial en la vacante de Feliz Carranza, que era quien la ostentaba. El tal Carranza quiso volver a este ejercicio y acudió en queja al Supremo Consejo de Castilla, pero en la Real Provisión de 22 de abril de 1793 se acordó que ambos ocupasen conjuntamente la maestría mayor de la ciudad con una dotación de 400 ducados anuales el primero de los 1.000 que eran consignados a este objeto. 
A fin de demostrar sus argumentos, Vélez remitío junto con este mismo expediente una copia testimoniada de un título que el 22 de noviembre de 1816 había librado en Madrid el capitán general Joaquín Black a favor de Echamorro, aprobando su nombramiento como maestro mayor de las fortificaciones y edificios militares de esa ciudad hecha por el mariscal de campo y subinspector Domingo Belestá, en cuyo documento aparecía Echamorro como arquitecto mayor de la misma con la aprobación del Real Supremo Consejo de Castilla y como académico de mérito por la Academia de las Tres Nobles Artes allí establecida. Debido a que en Sevilla no existía una Academia como tal sino únicamente una escuela de dibujo sin facultades para graduar a individuos en la clase de académico de mérito en las nobles artes estaba claro que Echamorro mentía y era necesario llevar a cabo un exhorto «que en el año pasado de 1816 se despachó á la Ciudad de Sevilla por medio del Regente de su Audiencia, para que conforme á Rs ordenes y en termino de tres meses, nombrase Arquitecto mayor de ella, y con la competente dotacion, á un Academico de merito aprovado por esta Real de San Fernando». 
Curiosamente, en esta misma Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 4 de febrero de 1818 en la que se había visto la queja de Vélez se vio otra de José Castro de Jiménez, vecino de la villa de Las Cabezas de San Juan (Sevilla) contra José de Castro menor, imputándole por haberse dedicado a dirigir obras de albañilería en calidad de maestro sin principios ni conocimientos artísticos, con el consiguiente perjuicio de la seguridad de los edificios, la exposición de los inquilinos y los daños que estos sujetos causaban a los propietarios a la hora de hacer las tasaciones y los reconocimientos de los inmuebles. Ante este nuevo caso, la Comisión de Arquitectura fue de la opinión que no conocía al delator y posiblemente no tenía el título de maestro como el acusado, por lo que debía exhibir su título porque en caso de carecer de él se le impondría la multa impuesta a los contraventores en el referido artículo 33 de los Estatutos. Por otro lado, respecto a José de Castro menor se le podría amonestar, pero desde luego se le exigiría su abstención en lo sucesivo para dirigir obra alguna, incluso la menor, como jefe hasta que no se presentase a realizar los ejercicios pertinentes establecidos en las reales órdenes y obtuviese el título oficial. 
Al mes siguiente, la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 1 de abril  se enteró de otra solicitud hecha por Vélez en calidad de maestro mayor de Sevilla en la que exponía que Fernando de Rosales se estaba encargando de la construcción de la iglesia de Santa María Magdalena en dicha ciudad. La Comisión de Arquitectura tuvo presente que el 25 de mayo de 1816 ya se habían reprobado los planos ejecutados por Rosales al estar faltos de proporciones, orden y decoración, por lo que Tiburcio Pérez Cuervo tuvo que ejecutar  otros nuevos. Asimismo, se acordó recordar al mismo Ayuntamiento de Sevilla el cumplimiento de las reales órdenes, especialmente la  Real Previsión del 5 de enero de 1801 y el auto acordado por el Consejo el 19 de julio de 1802, por el cual se impidía al gremio de albañiles el nombramiento de supuestos alarifes para la ejecución de edificios y demás diligencias judiciales al carecer de competente y legítima aprobación por parte de las  Reales Academias.  
El 28 de abril de 1818 la Comisión de Arquitectura estudió la representación hecha por este maestro mayor de Sevilla quejándose del hecho de que estando asignados a su plaza 1.000 ducados de dotación por disposición de la ciudad se le habían segregado 400 para premiar a José Echamorros, quien había sido nombrado ayudante. No estaba de acuerdo con ello ya que a su parecer debía corresponderle la consignación antigua de los 1.000 ducados íntegros, queja que una vez vista por la Academia y al tratarse de un asunto de derecho y no artístico se le  aconsejó a Vélez acudir a donde correspondíese. 
A finales de 1818 se vio otra representación suya, en esta ocasión dirigida a SAR., solicitando la prohibición de construir retablos y demás obras públicas sin que fuese precedida de la aprobación de la Academia, la cual fue vista por la Comisión de Arquitectura el 5 de octubre. Pero sabemos también que en estas mismas fechas fue nombrado académico de honor y de mérito por la Academia de San Lucas de Roma, en compensación por haber remitido algunos planos y proyectos de arquitectura, nombramientos que serían notificados a la Academia madrileña a través de la Junta Ordinaria del 18 de octubre de 1818.
Volvemos a tener noticias suyas en la Junta de la Comisión de Arquitectura del 16 de febrero de 1819 y Junta Ordinaria del 14 de marzo, momento en que ostentando el cargo de arquitecto mayor de Sevilla se quejó sobre ciertos problemas que estaban ocurriendo con algunos albañiles de esa ciudad. También en la Junta de la Comisión de Arquitectura del 14 de abril, cuando fueron despachados un oficio y memorial suyos sobre la ampliación de varias ventanas y la colocación de balcones en la fachada principal del teatro cómico de la urbe, solicitando con ello la opinión de la Academia. En este asunto, la Comisión  de Arquitectura fue del parecer que el teniente primero de asistente Mariano La Fuente «tendrá suficiente motivo para el apercivimiento que alli expresa, y que debe decirse á Velez se atempere á las ordenes municipales y ordenanzas de Policia que alli rijan, sin entrometerse en disputas con las autoridades superiores á quien debe obedecer y respetar». Pero no contento con la opinión de la Comisión se quejó de nuevo sobre el mismo asunto al mes siguiente y sobre que no se permitiese ejecutar obra alguna pública o monumento sin dirección de profesor autorizado.  Sobre esta nueva queja, la Comisión de Arquitectura reunida el 5 de mayo de 1819 le contestó con las siguientes palabras: «el asunto de que se queja Velez  no tiene conexión con las Reales ordenes ni con los Monumentos que cita por ser provisionales y momentaneos, erigidos por el Ayuntamiento de aquella ciudad para las exequias de los augustos Reyes Padres de S.M. y que se diga à el Profesor Velez que en lo sucesivo se dirija con sus pretensiones en derechura à la Academia sin incomodar el Real animo de S.M. pues si fuere necesario la misma Academia la elevara al conocimiento de su Real Persona ó donde corresponda». A continuación, se acordó nombrar a un académico de mérito y arquitecto mayor de la ciudad de Sevilla como único medio para acallar a Velez con sus impertinentes y contínuas solicitudes. 
Todas estas actuaciones de Vélez le llevaron a ser calificado como uno de esos «genios discolos e intrigantes que no deja de molestar à la Academia y a todos sus individuos con continuos escritos metiendose en competencias y enredos en Sevilla por que con los titulos que ha conseguido por medio de sus manejos quiere abatirlos a todos. Varias veces se le ha dicho que pronto saldria la ordenanza de Arquitectura y la de policia de Madrid y que entonces podra arreglarse a ella; pero no por esto cesa de promover disputas en Sevilla [...]. Según noticias todo este proviene de que este Arquitecto quiere ser despotico en todo, sin contar con el Ayuntamiento, ni con las reglas de policia de aquella ciudad, dando  y quitando  las aguas de las fuentes particulares de las casas quando se le antoja [...]».
De los expedientes estudiados por la Comisión de Arquitectura el  6 de julio de 1819 uno se hallaba formado a instancia del Ayuntamiento de Sevilla, solicitando permiso para construir una plaza de viveres arreglada a los planos proyectados por Vélez, cuyo coste había calculado el autor en 881.800 reales de vellón. En este momento se advirtió a través del informe elaborado por José Echamorros «la disparidad y ninguna exactitud del plano con el terreno ó sitio de su localidad y la desconfianza del Ayuntamiento en el deseo que manifiesta de que estos diseños se encarguen á esta Rl Academia de San Fernando, y como el proyecto carece de comodidad, hermosura y decoracion no pudo aprovarle la  Comision y fue de dictamen de que podia informarse al Consejo que el Ayuntamiento de Sevilla debe valerse de un profesor acreditado que por sus conocimientos artisticos forme nuevos dibujos propios y  correspondientes á una obra de primer orden como la presente que ha de dar honor á la Ciudad y memoria á la posteridad con el decoro policia y buen aspecto que merece un pensamto de su clase». A este mismo año de 1819 responde el croquis diseñado por Vélez de Calle de las Sierpes (Sevilla), conservado en el Archivo de la Academia (Sig. 2-7-3).
El 12 de agosto de 1822 solicitó de la Academia de San Fernando la abolición de los abusos que se estaban cometiendo contra las reales órdenes en dicha ciudad. Del mismo modo, el 30 de septiembre de 1823 solicitó su continuidad en la plaza de arquitecto mayor de Sevilla la cual le quería disputar José Echamoros, a cuya petición, la Comisión de Arquitectura le contestó con las siguientes palabras: «Muy sensible es á la Comision tener que estender este informe poco favorable a los interesados si há de proceder en él con la verdad que la caracteriza; en este supuesto no puede menos de hacer presente á la Academia que Dn José Echamoros por ningun respecto puede obtener la plaza de Arquitecto mayor de aquella ciudad por carecer de legitima aprobacion de las Rs Academias./ Con respecto a Dn Cayetano Velez este fue aprobado de Mro Arquitecto en 11 de Enero de 11818; mas esta aprobacion no puede presentarle el mayor merito para permanecer ni existir por mas tiempo en la superior y delicada plaza de Arquitecto Mayor de Sevilla, si posteriormente há faltado á la opinio moral y facultativa que previene la Rl orden de 27 de Mayo de 1800. Si la Comision hubiera de dilatar su informe según las ocurrencias acaecidas con Velez antes y despues de su aprobacion, seria necesario un proceso ó hacer interminable este escrito, mas solo se ceñirá la Comision á recordar á la Academia aquellos hechos ocurridos con velez desde el año de 1802 en que empezó á manifestar su genio discolo y emprendedor. Digan lo las actas de la Academia y los difusos dictamenes de la Comision desde aquella epoca: registrese el Archivo de la misma Academia y se verá colmado de expedientes promovidos por este profesor, sin que jamas haya salido con lucimiento en ninguno de ellos, manifestando su orgullo, pugnando siempre contra la Ciudad, su Ayuntamiento y demas autoridades, á la sombra de defensor de las Rs Orns y Estatutos de la Academia». 
La Comisión continuó con este expediente sacando a la luz los problemas que Vélez había tenido por su impericia a la hora de formar el alineamiento de la calle de Gradas. También cuando habiéndose presentado en Madrid en 1799 para la obtención del título de arquitecto había suspendido sus ejercicios con el pretexto de hallarse  enfermo, lo que  le llevó a exigir del entonces secretario de la Academia Isidro Bosarte, una certificación de los ejercicios en que había estado empleado en la corporación, de los que resultó su reprobación el 6 de octubre de ese mismo año. Que con esa certificación hizo creer a la ciudad que era el título con el que le había condecorado la Academia, siendo por ello repuesto en la maestría mayor y aprobado su nombramiento por la Junta Central Gubernativa del Reino. Por estos y otros muchos antecedentes la Comisión creyó oportuno separar a Vélez de la maestría de Sevilla y que la ciudad fijase edictos para llamar a los académicos de mérito que deseasen optar a dicha plaza, aunque siempre dándose cuenta a la Academia del arquitecto escogido antes de que tomase posesión de la plaza. 
La opinión de la Academia respecto a su persona no hizo mella en Vélez pues en noviembre de 1823 solicitó de la corporación su admisión a los ejercicios para el grado de académico de mérito en vista de que desempeñaba la maestría mayor de Sevilla y ello significaba que se encontraba como primer jefe artístico de toda clase de obras sin limitación alguna. Del mismo modo, aprovechó la ocasión para pedir la creación de una comisión en aquella ciudad ante la cual pudiera desempeñar los ejercicios prevenidos en la Real Orden del 27 de mayo de 1800. 
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 7 de noviembre vio la exposición de Vélez, pero no volvió a retomar el asunto hasta el 29 de diciembre de 1823. Una vez estudiada acordó la imposibilidad de mandar una comisión a Sevilla ante la cual Vélez pudiera  desempeñar los ejercicios prevenidos en la Real Orden porque los ejercicios debían ser personales y además la Comisión de Arquitectura desconfiaba a su vez de la suficiencia y la opinión moral del pretendiente, motivos por los que no hallaba al pretendiente en estado de poder aspirar al grado solicitado. Esta resolución fue aprobada por la Academia en la Junta Ordinaria del 31 de diciembre de ese mismo año, siéndole comunicada al interesado el 20 de enero de 1824.


Fuentes académicas:

Comisión de Arquitectura. Informes, 1802. Sig. 1-28-3; Comisión de Arquitectura. Informes, 1803. Sig. 1-28-4; Comisión de Arquitectura. Informes, 1808-1822- Sig. 1-29-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes. Urbanismo. Ordenanzas de policía urbana de Albacete, Cádiz, Córdoba, Madrid, Pamplona, Santander y Sevilla, 1788-1857. Sig. 2-22-2; Comisión de Arquitectura. Informes. Papeles varios sobre los arquitectos José Echamorro y Cayetano Vélez Bernal, relacionado con obras y pleitos en Sevilla, 1787-1822 (VÉLEZ, Cayetano. Calle de las Sierpes (Sevilla), 1819). Sig. 2-7-3; Comisión de Arquitectura. Informes. Papeles varios sobre los arquitectos José Echamorro y Cayetano Vélez Bernal, relacionado con obras y pleitos en Sevilla, 1787-1822 (VÉLEZ BERNAL, Cayetano.  Fachada de una casa en Jerez de la Frontera (Sevilla), 1799; Retablo de los capuchinos (Sevilla), 1813; Ornato exterior para casas consistoriales (Sevilla), 1816). Sig. 2-7- 3bis;  Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas,  1803-1818. Sig. 3-87; MORALES, Alfredo J., «Las honras fúnembres por Floridablanca en Sevilla y el túmulo proyectado por Cayetano Vélez», Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Segundo Semestre de 1991, nº 73, pp. 179- 190; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1821-1845. Sig. 1-43-4.


Otras fuentes:

GARCÍA SÁNCHEZ, Fernando, «Obras en el molino de la Mina de la villa de Alcalá de Guadaíra (1796-1820): informes de Cayetano Vélez, Manuel Cintora y José Echamorro», Revista de Humanidades, 39, 2020, pp. 11-36; OLLERO LOBATO, Francisco, «Dos diseños de arquitectura efímera de Cayetano Vélez para las Casas Capitulares de Sevilla», Laboratorio de arte, nº 28, 2016, pp. 387-400.


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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