Hijo de Agustín Soro e Isabel Jiménez nació en Fortuna (Murcia) el 14 de septiembre de 1810, siendo bautizado ese mismo día en la iglesia parroquial de la Purísima Concepción, y murió en Murcia en 1843. Quedó huérfano muy joven pasando bajo la tutela de su tío José Jiménez Palazón. Fue alumno de la Real Sociedad Económica de Murcia y posteriormente de la Academia de San Fernando. Asimismo, fue discípulo particular del arquitecto Francisco García Martínez con quien inventó, delineó varios proyectos de edificios bajo su dirección y por espacio de tres años frecuentó varias obras a su cargo desempeñando las mediciones, tasaciones, replanteos y cuantas operaciones prácticas fueron necesarias en ellas.

El 21 de octubre de 1837 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de Una iglesia catedral (del A- 4184 al A- 4186) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de práctica librada por su profesor Francisco García Martínez y la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 24 de octubre de 1837 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del interesado al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 29 del mismo mes, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 91, 106 y 19, los cuales respondieron respectivamente: «Casa Consistorial pª una Villa de dos mil vecinos. Planta, fachada y corte», «Un magnifico Arco triunfal en el medio de la plaza de un gran palacio, colocando en el las estatuas y grupos de escultura que representen las virtudes con que debe estar adornado un Soberano á quien se erige este monum^to; Diseñado en planta, fachada y corte» y «La planta y seccion por lo ancho de un Coliseo publico, cuya armadura se demuestre también». De los tres asuntos escogió el nº 106, elección que comunicó a la corporación el 4 de noviembre; no obstante, por una equivocación a la hora de copiar el asunto debida a una fuerte tos y una opresión en el pecho sufrida por el exponente en esos momentos, elaboró erróneamente el diseño de Un arco triunfal erigido a un soberano (A- 3436), el cual tuvo que entregar antes de la hora establecida.

Esta equivocación le llevaron a ser reprobado y solicitar el 28 de noviembre nuevo asunto de repente, solicitud que sería admitida en la Junta Ordinaria del 3 de diciembre. Le volvieron a sortear los programas, tocándole en suerte en esta ocasión los números 110, 36 y 122, que respondieron respectivamente: «Un Cenador pª un Jardin, en el que se colocará alguna diversión de aguas, ya sea por medio de estatuas, vasos del antiguo, cascadas ó diferentes saltadores. Planta, elevación y un corte», «Sacristía pª una Catedral adornada de orden jónico, en la que se ha de disponer oratorio secreto y demas piezas á su comodo uso y custodia de las alajas. Planta y corte» y «Como parte de un templo de primer orden, ó asisladam^te, Una Capilla de bautisterio imitando al de Constantino que trae Paladio en el Lib. 4º, Cap. 16. Planta, fachada y corte». De los tres asuntos escogió el nº 36, es decir, una Sacristía, oratorio secreto y piezas de reserva para una iglesia catedral (A- 5064), elección que comunicó a la corporación el 9 de diciembre.

La Junta de Examen tuvo lugar el 13 de diciembre de 1837, asistiendo a ella como vocales los profesores Inclán, Moreno y Loredo. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el pretendiente explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Soro Jiménez comenzó este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre las bóvedas baídas, los arcos y las pechinas; la necesidad de los gatillos y en que casos eran necesarios; el reposo de las obras para su asiento y los medios para hacerlo sin que cese la empresa principal en los grandes edificios. Enseguida trató todo género de bóvedas y el modo de ejecutarlas;  las columnas y el modo de realizarlas y colocarlas sobre las bases; las reglas de la buena construcción; la precisión de conocer las ordenanzas municipales; las diferentes maneras para llevar a cabo las medianerías, así como los tipos de molduras y el mecanismo de los capiteles. Por último se centró en la geometría y su aplicación en la arquitectura; la palanca, sus usos y efectos; la perspectiva y el uso que de ella hacía el arquitecto; las sombras y sus efectos.

Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le creyerón apto para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 21 de enero de 1838, a los 27 años de edad.

Fue arquitecto titular del Ayuntamiento de Murcia y entre sus trabajos podemos destacar la dirección de la obra del murallón del río, su política de regularización de los huecos en fachadas como ornato público y la demolición del cuartel de caballería en la plaza de  Santa Eulalia. El arquitecto murió en el convento de la Trinidad (Murcia) en 1843 tras los sucesos acaecidos entre moderados y progresistas.