Soler y Mestres, Francisco de AsisBarcelona, ca. 1802 - ?, ?


Hijo de Tomás Soler y Ferrer y hermano de Juan Soler y Mestres, nació en Barcelona hacia 1802. Ostentando el cargo de profesor gremial en dicha ciudad presentó a la Academia de San Fernando el 19 de diciembre de 1829 como obra de pensado el proyecto de un teatro público para Barcelona, a fin de recibirse en la clase de maestro arquitecto, pero dicha solicitud sería rechazada. Esto le llevó a elaborar el 13 de abril de 1830 como nueva prueba de pensado el proyecto de Una iglesia parroquial de la nueva población de Nuestra Señora de Gracia (del A- 3868 al A- 3874) con su informe facultativo y el calculo del coste que tendría la obra en caso de de ser erigida, la certificación de su práctica como profesor desde 1824, las certificaciones de sus estudios y la justificación de su conducta moral y política.

Fue admitido al resto de los ejercicios de reglamento por la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 20 de abril de 1830, de ahí que le veamos el 28  del mismo mes realizando el ejercicio de repente, consistente en el diseño de una Casa tribunal y habitación para un magistrado, alcalde de Corte o ministro de una audiencia, con juzgado de 1ª instancia(A- 1444), prueba que junto con la anteriormente citada y el examen teórico le valieron la concesión del título de maestro arquitecto en la Junta Ordinaria del 13 de junio de 1830, a los 28 años de edad.

El 24 de abril de 1832 le veremos residiendo en Barcelona y remitiendo a informe de la Academia el diseño de un altar mayor para la iglesia de la comunidad de religiosas Carmelitas Descalzas en la ciudad de Tarragona. El objeto del altar era colocar las estatuas de San José, San Juan Bautista y San Juan de la Cruz a fin de seguir las reglas de su fundación. El proyecto fue aprobado por la Junta de la Comisión de Arquitectura el 8 de mayo de 1832 y definitivamente por la Academia en la Junta Ordinaria del 20 de mayo de ese mismo año.

El 30 de abril de 1834 remitió a censura el proyecto de un cementerio para la villa de Tosa de Mar (Gerona) cuya población ascendía a 500 vecinos. El diseño contenía 384 nichos para colocar cadáveres y 31 sepulturas destinadas para las familias y guardar las cenizas que fuesen extraídas de los citados nichos después de un tiempo. En el centro dispuso un espacio cuadrado de 84 pies de lado para sepultura general o común,  una pequeña iglesia o capilla para los correspondientes usos y la habitación del sepulturero encargado del edificio. Debido al escaso presupuesto que tenía, el arquitecto eligió el orden toscano procurando que el interior presentase mayor serenidad por su uso. El cementerio fue censurado y aprobado por la Comisión de Arquitectura el 17 de junio de 1834 y por la Academia en la Junta Ordinaria del 22 del mismo mes.

En julio de 1834 solicitó su admisión a los ejercicios para el grado de académico de mérito, exponiendo ser arquitecto desde el 13 de julio de 1830; haber ejercido la profesión durante estos cuatro últimos años, tanto en obras públicas como particulares, destacando entre ellas el proyecto del altar mayor para la iglesia de las Carmelitas Descalzas de la ciudad de Tarragona, aprobado en la Junta Ordinaria del 20 de mayo de 1832, y el proyecto como la dirección del cenotafio erigido por la Junta de Comercio de ese Principado en las exequias celebradas para el Rey Fernando VII en la iglesia parroquial de Santa María del Mar (Barcelona). También su intervención en varias comisiones de importancia por encargo de los tribunales de la Intendencia, el Real Consulado, los tribunales ordinarios y la Real Audiencia de la Provincia, siendo nombrado por ello perito oficio, y finalmente haber aprobado la Junta Ordinaria del mes de junio anterior su proyecto de cementerio para la villa de Tosa de Mar (Tarragona).

La solicitud fue vista por la Junta de la Comisión de Arquitectura el 19 de agosto de 1834, la cual acordó emitir un informe favorable a la misma por uniformidad de votos y señalar al interesado como asunto demostrativo las fachadas principal y de costado de la Casa Lonja de la ciudad de Barcelona. Dicho acuerdo pasó a la Junta Ordinaria del 22 de agosto que estuvo conforme con la admisión del interesado al resto de los ejercicios de reglamento. Le sortearon los programas para disertar, tocándole en suerte los números 25, 3 y 23, los cuales respondieron respectivamente: «Nº 25. Siendo uno de los grandes cuidados el que los Arquitectos Antiguos tuvieron para hacer los enlucidos, tanto en sitios secos, como humedos, se debera disertar sobre este objeto, aclarando hasta lo posible desde el capitulo primero hasta el sesto inclusive del Libro 7º de Vitrubio», «Nº 3. De la situacion local de los Hospitales en una Corte, y lo que se debera tener presente para su comodo uso, ventilacion, y aislar las enfermedades contagiosas, contrayendo las doctrinas generales a la benignidad de nuestro clima, y describiendo el pensamiento de un nuebo edificio que los concilie» y «Nº 23. Sobre la historia de la Arquitectura demostrar su utilidad, la necesidad qe hay en toda Republica bien ordenada de Edificios correctos, cuales sean indispensables, y que carácter y orden requieren». De los tres asuntos escogió el nº 3, elección que comunicó a la corporación el 17 de enero de 1835. La disertación llegó a la Academia a primeros de marzo, dado que Isidro González Velázquez la devolvió revisada el 10 de este mes, seguido de Juan Miguel de Inclán que lo hizo el 13, Custodio Moreno el 14, Juan Francisco Rodrigo el 15 y Manuel Fernández de Loredo dos días más tarde.

La Junta de Examen tuvo lugar el 18 de marzo de 1835, momento en que Francisco de Asís Soler y Mestres leyó su disertación y presentó el diseño del edificio de «materias combustibles y no de otras que no lo son; en donde podria ponerse un Hospital en esta Corte». A continuación se le hicieron varias preguntas acerca del mismo, del por qué había puesto en círculo la parroquia y la botica y no en cuadrado; las comunicaciones y los tránsitos; las bóvedas de los pisos bajos; los estudios que debía poseer un arquitecto y las cualidades que exigía su profesión; las ventanas altas y los respiraderos bajos, aparte de otras cuestiones relativas a la práctica de la profesión. Terminado el interrogatorio se procedió a la realización de la votación secreta, de cuyo resultado salió aprobado en la clase de académico de mérito en la Junta Ordinaria del 19 de abril de 1835.

Años más tarde remitió a informe el pliego de condiciones y los planos de varios establecimientos penitenciarios de forma panóptica para ser ubicados en cuatro puntos de la península, diseñados por Isidro Vilarasau y Noguera. Viendo la magnitud del proyecto, la Academia nombró una comisión compuesta  por Aníbal Álvarez, Antonio Herrera de la Calle y Antonio de Zabaleta, quienes en su informe concluido el 10 de marzo de 1853 observaron la falta de antecedentes y datos indispensables a tener en cuenta antes de aprobar el proyecto, como lo eran una estadística criminal del país, el número de presos que debían ocupar los diferentes departamentos de los edificios, la distribución de los penados según sus sexos, los delitos cometidos y las clases de condenas. No podían aceptar como buenas las luces y ventilaciones proyectadas en los dormitorios porque sólo se las daba por un lado, como tampoco el sistema de extensas salas adoptadas en los dormitorios, prefiriéndose el de las celdas. Por otro lado, vieron el comedor mal situado y la necesidad de introducir unos cuantos más; el carácter del edificio poco adecuado a su objeto ya que no expresa cual era su destino, siendo aún más destacable en la fachada principal.  Del mismo modo apreciaron como la idea dominante en el proyecto era en esencia industrial, es decir, el autor ubicaba grandes fábricas o centros de actividad manufacturera utilizando para ello el trabajo personal de los penados, cosa que era muy útil si se tenían en cuanta las circunstancias del distrito o la provincia donde debía ubicarse el establecimiento y en el futuro fundamental para el reo a quien se le enseñaba un oficio para cuando hubiese cumplido la condena. El informe de estos tres individuos sería aprobado por la Sección de Arquitectura el 20 de marzo de 1853.


Fuentes académicas:

Arquitectura. Cárceles, 1842-1853. Sig. 2-30-2; Arquitectura. Cementerios, siglos XVIII y XIX. Sig. 2-29-4; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1830. Sig. 2-9-2; Comisión de Arquitectura. Informes, 1825-1856. Sig. 1-28-7; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Informes, 1846-1855 Sig. 1-30-2bis; Comisión de Arquitectura. Pruebas de acceso al título de académico de mérito, arquitecto, etc. SOLER, Francisco de Asís. Disertación sobre la situacion local de los Hospitales en una corte,  lo que se debera tener presente para su cómodo uso, ventilacion, y aislar las enfermedades contagiosas, contrayendo las doctrinas generales a la benignidad de nuestro clima describiendo el pensamiento de un nuevo edificio que las concilie, Madrid, 1835. Sig. 3-312-19; Libro de actas de Juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1831-1838. Sig. 3-89; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 89; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1832-1837. Sig. 1-44-3.


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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