Soler y Cortina, JuanSolsona (Lérida), 1805 - ?, ?


Hijo de Juan Soler y María Cortina, nació en Solsona (Lérida) el 10 de julio de 1805-1806. Siendo  carpintero se matriculó como discípulo de la Escuela de Nobles Artes de la Junta de Comercio de Barcelona en la clase de arquitectura, centro en el que cursó entre 1826 y 1833 el estudió de la Figura Humana, logrando varios premios en todas las clases, y el Modelo en Yeso, pasando en 1832 a la enseñanza de Aritmética y Geometría Práctica bajo la dirección del profesor Juan Roges y Moragas con quien terminó el curso en 1833.

En el transcurso de estos años y junto con el arquitecto José Fontsaré se aplicó en los cinco órdenes de arquitectura con escorzos y sombras, los templos griegos, la composición de edificios particulares y públicos, tanto en terrenos limitados como ilimitados, regulares e irregulares, al tiempo que bajo su dirección llevó a cabo durante dos años la parte práctica de la profesión, no sólo en los edificios públicos y particulares que le habían sido confiados sino también en la medición y nivelación de campos y terrenos.

Debido a que se tuvo que trasladar el cementerio contiguo a la iglesia parroquial de Barcelona, el arquitecto Pedro Serra y Bosch tuvo que levantar un plano geométrico de la cerca de esa villa por ministerio de Juan Soler que era su practicante. Este motivo le llevó a marcharse a  Barcelona durante varias horas corriendo su mantenimento a cargo de ese ayuntamiento, incluyendo el carruaje que de ida y vuelta tuvo que coger para su desplazamiento. Debido a esta diligencia el gobernador militar y político de Barcelona de acuerdo con la Junta de Sanidad fijó como lugar de ubicación del nuevo cementerio a 300 varas de distancia de la ciudad, motivo por el que Soler  tuvo que ejecutar otro plano geométrico con la capilla y los nichos que debían constituir el camposanto.

Otra de las obras en las que vemos su intervención es en la ordenación que empezó a realizar Pedro Serra en la huerta propiedad de Esteban Marignon, pero que por muerte del arquitecto tuvo que continuarlas Soler y Cortina. Se trataba de un terreno de 30.420 varas cuadradas en las que se debían trazar cinco calles espaciosas con una gran plaza en el centro, debiéndose edificar casas en 232 solares.

En 1839 se trasladó a Madrid para obtener el título de maestro de obras que era expedido por la Academia de San Fernando. El 17 de abril de 1839 solicitó de la corporación su admisión a los ejercicios para este grado,  presentando como prueba de pensado el proyecto de una Casa de campo para un caballero en el Llano de Barcelona  (del A- 1801 al A- 1807)  y el Plano de la villa de Badalona, obispado de Barcelona (A- 1800) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, las certificaciones que acreditaban su práctica profesional firmadas por Juan Roges y Moragas, José Fontseré, Vicente Rodes y Luis Rovira, además de la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 30 de abril de 1839 examinó la obra de pensado y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento por cuatro votos contra uno. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 5 de mayo, momento en el que le fueron sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 15, 44 y 27, los cuales respondieron respectivamente: «Delinear en planta y alzado un Portico del orden toscazo para una Parroquia de un Pueblo de doscientos vecinos», «En planta, alzado y corte y sobre un rectangulo de cincuenta pies de fachada y ochenta de fondo, se demostrará una Casa con destino á Estafeta ó correo para una villa de dos mil vecinos y habitación para el Administrador» y «Proyectar una Casa para Fabrica de Aguardientes y licores, demostrandola en planta, fachada y corte». De los tres asuntos escogió el nº 15, es decir, Un pótico de orden toscano para una parroquia de un pueblo de 200 vecinos (A- 5026), elección que comunicó a la corporación el 13 de mayo.

La Junta de Examen tuvo lugar la tarde del 21 de mayo de 1839, asistiendo a ella como vocales los profesores Martín Fernández de Navarrete, Tiburcio Pérez, José Joaquín Troconiz, Eugenio Cámara y Juan Miguel de Inclán. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Soler y Cortina comenzó este nuevo ejercicio tratando la aritmética y sus operaciones en enteros, quebrados y mixtos, como los números cuadrados y sus raíces. Enseguida se centró en la geometría, explicando las líneas horizontales y verticales, los métodos de levantar perpendiculares a otra línea dada en el papel o en el terreno, operando en el encerado y haciendo la explicación y las aplicaciones de la escuadra y el cartabón con otros instrumentos. Después trató la distribución general y particular de su obra, lo que se conocía por apropiada colocación de sus piezas, la conveniencia y la comodidad que resultaba de su buena ubicación, motivo por el que explicó las diferentes objeciones sobre las luces que ofrecía su obra y la impropiedad de las luces por alto y roturas en los techos cuando se las podía dar a través de ventanas laterales a una y otra mano. Posteriormente entró en el replanteo y los medios para hacer el cálculo detallado de su obra y fábricas, por lo que midió superficies y sólidos en prismas, cilindros y conos truncados, así como en esferas y bóvedas, cuyas diferencias explicó. Por último, expuso el asiento de las columnas en la obra, los medios para su colocación, ya en una pieza, ya en tercios, para pasar a los cortes y la construcción que podría darse al arquitrabe y el friso del pórtico que presentaba en la obra de repente, motivo por el que volvió a tratar los arcos y las bóvedas, su montea y camones, los materiales de construcción y los recursos del arte para aligerar los cimientos en los casos de gran profundidad sin restar solidez a los mismos.

Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las respuestas dadas a las preguntas formuladas le vieron con mérito para ostentar el título de maestro de obras, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 23 de junio de 1839 a los 33 años de edad.


Fuentes académicas:

Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Maestros de obras, 1789-1845. Sig. 2-23-5; Comisión de Arquitectura. Maestros de obras, 1839. Sig. 2-18-1; Libro de registro de maestros de obras aprobados por la Real Academia, 1818-1886. Sig. 3-156, nº 145.


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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