Madrazo y Kuntz, Juan deMadrid, 1829 - Madrid, 1880


<p class="p1"><span class="s1">Hijo de Jos&eacute; de Madrazo y la italiana Isabel Kuntz, naci&oacute; en Madrid el 6 de mayo de 1829 y muri&oacute; en la misma ciudad el 7 de febrero de 1880.<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>Proven&iacute;a de una familia de artistas pues su padre era pintor de c&aacute;mara de Carlos IV, profesor de colorido, director de Pintura, director de la Academia de San Fernando y acad&eacute;mico de m&eacute;rito de la Academia de San Luca de Roma. Pero, adem&aacute;s, sus hermanos destacar&iacute;an sobremanera en sus respectivas profesiones, ya que Federico consigui&oacute; ser uno de los mejores retratistas europeos de la &eacute;poca; Pedro eligi&oacute; la carrera de leyes y lleg&oacute; a ser un destacado cr&iacute;tico e historiador del arte, y Luis, tambi&eacute;n pintor, sigui&oacute; con acierto a su hermano Federico en el g&eacute;nero del retrato. </span></p>
<p class="p1"><span class="s1">Juan trabaj&oacute; como aprendiz en el Palacio Real de Madrid bajo la direcci&oacute;n de Domingo de Lafuente hasta que el 28 de septiembre de 1845 solicit&oacute; su ingreso en la Escuela Especial de Arquitectura atendiendo a que ten&iacute;a los estudios preeliminares que eran exigido. Con este fin present&oacute; la fe de bautismo, las certificaciones del 1&ordm; y 2&ordm; a&ntilde;o de Matem&aacute;ticas, adem&aacute;s de las certificaciones de haber aprobado Dibujo lineal y Qu&iacute;mica general. Ante estos antecedentes fue admitido como alumno en el 1&ordm; a&ntilde;o de carrera el 13 de noviembre de 1845.</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">Todos los disc&iacute;pulos del primer a&ntilde;o cursaron entre las 9 y 11 de la ma&ntilde;ana, las asignaturas de C&aacute;lculo diferencial e integral y las Aplicaciones de las matem&aacute;ticas a los usos de la arquitectura; entre las 11 y 12, un d&iacute;a s&iacute; y otro no, Geometr&iacute;a descriptiva pura y aplicada a las sombras, concretamente Perspectiva con un profesor y un agregado, mientras que entre las 11:30 y 15:00 la asignatura de Dibujo.</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">Madrazo vivi&oacute; las revueltas acontecidas en la Escuela a lo largo del curso de 1848 y 1849, que consistieron en grandes protestas, problemas disciplinares, ausencia en las aulas y faltas de insubordinaci&oacute;n por parte de los alumnos. Se deb&iacute;a a la Real Orden de 28 de noviembre de 1848, por la que quedaron suprimidos los dos a&ntilde;os de pr&aacute;ctica que eran exigidos para obtener el t&iacute;tulo, dejando autom&aacute;ticamente a los estudiantes de 3&ordm;, 4&ordm; y 5&ordm; a&ntilde;o de carrera matriculados en 1&ordm;, 2&ordm; y 3&ordm; curso del nuevo plan. Entre estos des&oacute;rdenes figuraban los acontecidos en la c&aacute;tedra que desempe&ntilde;aba Manuel Mar&iacute;a de Azofra, clase en la que los disc&iacute;pulos se negaron a responder a las preguntas del profesor, lo que motiv&oacute; la emisi&oacute;n de la Real Orden de 15 de diciembre de 1848, acord&aacute;ndose la expulsi&oacute;n de cualquier alumno desobediente fuese cual fuese su n&uacute;mero; que aquellos que no asistiesen a clase se les anotar&iacute;an las faltas para que llegado el n&uacute;mero prevenido perdiesen curso y a&uacute;n como oyentes no se les permitiese asistir en lo sucesivo; incluso en caso de que la insubordinaci&oacute;n exigiese la fuerza armada, los disc&iacute;pulos fuesen entregados a los tribunales. Esta orden fue comunicada al director de la Escuela y a trav&eacute;s de &eacute;ste a todos los profesores. Sin embargo, no era la primera vez que eran expulsados estudiantes del centro, ya que Carlos Botello del Castillo, disc&iacute;pulo del 2&ordm; a&ntilde;o de carrera, lo hab&iacute;a sido en 1847 y Cirilo y Ram&oacute;n Salvatierra en 1848, habiendo sido readmitidos por la Junta de Gobierno el 6 de mayo de 1848, en atenci&oacute;n a las manifestaciones de sus padres y sus buenos prop&oacute;sitos.</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">Enterada la Reina de los sucesos acontecidos por los alumnos del 1&ordm; y 2&ordm; a&ntilde;o de arquitectura, acord&oacute; emitir la Real Orden de 31 de enero de 1849 que, a propuesta de la Junta de Profesores, tuvo como consecuencia la expulsi&oacute;n de los promotores de las revueltas (Sime&oacute;n &Aacute;valos, Manuel Gim&eacute;nez</span> <span class="s1">y de Ropero,</span> <span class="s1">Pedro Fores y Pall&aacute;s,</span> <span class="s1">Bibiano Guinea,</span> <span class="s1">Joaqu&iacute;n Vega,</span> <span class="s1">Manuel Mar&iacute;a Mu&ntilde;oz,</span> <span class="s1">Aquilino Hern&aacute;ndez,</span> <span class="s1">Antol&iacute;n Sagasti,</span> <span class="s1">Juan Torras y Guardiola,</span> <span class="s1">Luis Villanueva y Arribas, Jos&eacute; Sarasola y Pequera,</span> <span class="s1">Anastasio Men&eacute;ndez, Jos&eacute; Lim&oacute; y Fontcuberta</span> <span class="s1">y</span> <span class="s1">Manuel Villar y Valli), como la de aquellos que no hab&iacute;an cumplido las asistencias reglamentarias a las diferentes clases (Dionisio de la Iglesia,</span> <span class="s1">Carlos Mancha y Escobar,</span> <span class="s1">Francisco Urquiza y</span> <span class="s1">Jos&eacute; Segundo de Lema).</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">Aunque se acord&oacute; no admitir a matr&iacute;cula a los alumnos expulsados ni a los borrados por falta de asistencia, lo cierto es que en su mayor&iacute;a fueron readmitidos por la Real Orden de 16 de mayo de 1849, una vez arrepentidos de sus actos. A partir de entonces, se exigi&oacute; a los aspirantes para solicitar la matr&iacute;cula ir acompa&ntilde;ados de sus padres, tutores o encargados responsables de su conducta y acreditar no haber tomado parte en las revueltas que hab&iacute;an motivado dichas disposiciones, record&aacute;ndoles al mismo tiempo que cualquier falta de subordinaci&oacute;n se castigar&iacute;a en lo sucesivo con arreglo a las Reales &Oacute;rdenes de 15 de diciembre de 1848 y 31 de enero de 1849.</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">En la Escuela tuvo como profesores a Incl&aacute;n Vald&eacute;s, Eugenio de la C&aacute;mara, Jes&uacute;s de Lallave, Peyronnet, Pascual y Colomer, Zabaleta y An&iacute;bal &Aacute;lvarez, encontr&aacute;ndose entre sus compa&ntilde;eros Rogent, Jare&ntilde;o, G&aacute;ndara y Demetrio de los R&iacute;os. </span></p>
<p class="p1"><span class="s1">A principios de 1852 solicit&oacute; su admisi&oacute;n al examen final de carrera presentando el proyecto de <em>Un gran sal&oacute;n con destino a armer&iacute;a para el palacio de un grande</em> (del A-5171 al A-5173) con su correspondiente memoria facultativa y el avance del coste de la obra. Fue examinado y aprobado en la clase de arquitecto por la Junta de los Sres. Profesores del 1 de marzo de 1852, a los 25 a&ntilde;os de edad, siendo conformado por la Junta General de la Academia el 7 del mismo mes. </span></p>
<p class="p1"><span class="s1">Tres meses m&aacute;s tarde, concretamente el 3 de junio de 1852, elabor&oacute; en colaboraci&oacute;n con Antonio Conde y Gonz&aacute;lez y An&iacute;bal &Aacute;lvarez los &laquo;Principios y leyes de perspectiva a&eacute;rea aplicables al dibujo arquitect&oacute;nico y topogr&aacute;fico, tanto al claroscuro como al colorido y de la elecci&oacute;n y composici&oacute;n de las tintas en este &uacute;ltimo caso&raquo;. Comenzaron su estudio con la Perspectiva, a su entender, tarea aplicable como lenguaje de la arquitectura y la topograf&iacute;a, adem&aacute;s de efecto visual de los objetos. Es la que da el claroscuro, la que decide la forma de las cosas, la que da relieve y acerca o aleja a la vista. Continuaron la obra con el dibujo arquitect&oacute;nico y el topogr&aacute;fico, en el que es m&aacute;s necesario el conocimiento de la perspectiva a&eacute;rea porque, aunque sean dibujos en grande a escala, indican objetos y distancias muy separadas. En el dibujo topogr&aacute;fico las sombras son importantes de indicar que los arrojados, al contrario que en el dibujo arquitect&oacute;nico. Respecto al colorido de los planos topogr&aacute;ficos hay que esforzarse mucho menos para obrar la perspectiva a&eacute;rea.</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">En este mismo a&ntilde;o de 1852 opt&oacute; a la plaza de profesor de Dibujo Topogr&aacute;fico y de Arquitectura en las Escuelas de Bellas Artes de Valencia, para cuyo fin realiz&oacute; el dibujo de <em>Un lago formado por las vertientes de una cadena de cerros que lo rodean, cubiertos de roca en su parte superior </em>(A-3752) que le proporcion&oacute; la plaza en la Junta General del 11 de julio de este mismo a&ntilde;o. Tambi&eacute;n obtuvo la c&aacute;tedra de Delineaci&oacute;n y Topograf&iacute;a de la misma carrera con el sueldo anual de 10.000 reales, no obstante, en 1853 pas&oacute; a ocupar la plaza de profesor de Composici&oacute;n y Parte legal en la Escuela de maestros de obras, director de caminos vecinales y agrimensores de Valencia. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Dos a&ntilde;os m&aacute;s tarde se traslad&oacute; a Madrid, pero suprimidas las Escuelas de Maestros de Obras pas&oacute; a la Escuela de Aparejadores y Agrimensura, donde public&oacute; un tratado de Agrimensura Legal e inici&oacute; otro sobre Arquitectura popular. Por entonces se estaba llevando a cabo el estudio del proyecto de renovaci&oacute;n interna m&aacute;s importante de la villa: la configuraci&oacute;n de la Puerta del Sol, que hab&iacute;a comenzado en 1852 y no finalizar&iacute;a hasta 1862, llev&aacute;ndose a cabo la propuesta de Lucio del Valle, Juan Rivera y Jos&eacute; Morer en 1857. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Su renovaci&oacute;n fue complicada porque llevaba intr&iacute;nseca la expropiaci&oacute;n de multitud de solares, para lo que fue necesaria la promulgaci&oacute;n de la Real Orden de 19 de septiembre de 1954. Gracias a ella se someti&oacute; a examen del Ayuntamiento el proyecto de Ensanche de la Puerta del Sol para la regularidad y embellecimiento de la capital, as&iacute; como por el inter&eacute;s de los propietarios, pero para ello era necesaria la opini&oacute;n de la Academia Nacional de San Fernando teniendo presentes los planos de la proyectada reforma. El lugar, adem&aacute;s de encontrarse como resultado del derribo del Buen Suceso y la casa de beneficencia necesitaba de una regularizaci&oacute;n urgente por el &laquo;repugnante aspecto&raquo; que presentaba respecto al ornato p&uacute;blico, pues constitu&iacute;a el sitio m&aacute;s c&eacute;ntrico y concurrido de la ciudad.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">El 17 de octubre de 1854 se entreg&oacute; la comunicaci&oacute;n original que la suprimida Junta Consultiva de Polic&iacute;a Urbana hab&iacute;a elevado al gobierno el 19 de octubre de 1853. Junto a la comunicaci&oacute;n oficial se adjunt&oacute; el proyecto de ensanche de la plaza formado por el plano, la decoraci&oacute;n de las nuevas fachadas y el coste que podr&iacute;a suponer la realizaci&oacute;n del mismo, pero <strong> </strong>toda esta documentaci&oacute;n era susceptible de ser ampliada con las alineaciones aprobadas para las calles de Alcal&aacute;, Arenal, Carretas, Mayor y dem&aacute;s.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">La Secci&oacute;n de Arquitectura reunida el 27 de octubre de 1854, formada por Par&iacute;s, Conde y Gonz&aacute;lez, Sanz, Herrera de la Calle, Zabaleta, Peyronnet y Lavi&ntilde;a sometieron de nuevo a examen el proyecto del ensanche, alineaci&oacute;n y ornato de la Puerta del Sol. Estudiado con detenimiento, la Secci&oacute;n de Arquitectura comunic&oacute; al ayuntamiento que le era imposible dar su opini&oacute;n al respecto debido a la escasez de datos remitidos, ya que adem&aacute;s faltaba uno sumamente importante: el estudio detallado de los desniveles y rasantes, aspecto del que no hab&iacute;a podido ocupar la comisi&oacute;n encargada de la obra debido a la premura con que se hab&iacute;a exigido la presentaci&oacute;n del proyecto. Adem&aacute;s, la Academia necesitaba conocer si el proyecto se encontraba en armon&iacute;a con el pensamiento general de mejoras y reformas en el sistema de alineaci&oacute;n de Madrid y tener a la vista las acordadas para todas las calles que desembocaban en la plaza.<strong> </strong>Por todo ello comunic&oacute; al ayuntamiento no poder dar en este momento un dictamen favorable a lo presentado y la necesidad de que se ocupase de concluir el plano futuro de Madrid, dictamen de la Secci&oacute;n de Arquitectura que hab&iacute;a sido aprobado por la Academia en la Junta General celebrada el 5 de noviembre de 1854.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">En vista de los resultados obtenidos el ayuntamiento dispuso que sus arquitectos se dispusieran a trabajar para recopilar la informaci&oacute;n que le hab&iacute;a solicitado la Academia. El 17 de febrero de 1855 se recopilaron los datos suficientes, se ejecutaron los perfiles que se representaban en el plano, las anotaciones de cada perfil y las acotaciones que expresaban los desniveles en los puntos principales, como tambi&eacute;n los dise&ntilde;os de las 10 calles que desembocaban en la plaza. Todo ello fue remitido a la Academia a la mayor brevedad, pero recibido el expediente el 19 de febrero a las 12 de la ma&ntilde;ana y reunida la Secci&oacute;n de Arquitectura a las 5 de la tarde de ese mismo d&iacute;a, continu&aacute;ndola el 20 a las 8 de la ma&ntilde;ana, se ech&oacute; de menos tener a la vista la comunicaci&oacute;n del ayuntamiento con todos los antecedentes de la obra. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">Los arquitectos Mat&iacute;as Lavi&ntilde;a y Jos&eacute; Jes&uacute;s Lallave fueron nombrados por la Secci&oacute;n de Arquitectura para examinar la reforma de la Puerta del Sol. Tras reconocer el lugar y estudiar el proyecto durante 12 largas horas tuvieron concluido el informe el 20 de febrero de 1855 llegando a las siguientes conclusiones: &laquo;1&ordm; la Conveniencia del proyecto; si bien llama la atencion p</span><span class="s3"><sup>r</sup></span><span class="s1"> haberles impresionado vivamente, sobre los 130 r</span><span class="s3"><sup>s</sup></span><span class="s1"> p</span><span class="s3"><sup>r</sup></span><span class="s1"> pie y 3 p</span><span class="s3"><sup>r</sup></span><span class="s1"> % de indemnizacion. 2&ordm; Encontrar el proyecto aceptable y estudiado bentajosamt</span><span class="s3"><sup>e</sup></span><span class="s1">, de una manera poco variable con escaso tiempo y medios. 3&ordm; Encontrarlo asi mismo realizable siempre que, atendiendo &aacute; ser una reforma y no un proyecto nuevo, el plano de asiento de la nueba plaza no sea un solo y mismo plano, sino una superficie compuesta de varias estudiadas con las intervenciones de diferentes planos de manera q</span><span class="s3"><sup>e</sup></span><span class="s1"> estas ni impidan en lo mas minimo el transito y servicio p&uacute;blico de todo genero, antes sea mas asequible q</span><span class="s3"><sup>e</sup></span><span class="s1"> al presente&raquo;. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">El informe fue aprobado el 22 de febrero de 1855 y seis d&iacute;as m&aacute;s tarde Peyronnet llev&oacute; a cabo la redacci&oacute;n del mismo, poniendo de manifiesto que se trataba de un proyecto que hab&iacute;a exigido repetidas juntas y discusiones para poder conciliar los intereses del ayuntamiento con los de los propietarios; que la poblaci&oacute;n de Madrid necesitaba muchas reformas pero una de las m&aacute;s importantes era &eacute;sta, al ser lamentable y desdecir el aspecto de este espacio urban&iacute;stico tan reconocido en la Pen&iacute;nsula y en el extranjero por su posici&oacute;n central, el n&uacute;mero de calles que desembocaban en &eacute;l y la multitud de carruajes y personas que transitaban por sus avenidas. Por otro lado, se&ntilde;alaba la necesidad de corregir la desigualdad de los frentes y la asimetr&iacute;a de las manzanas, estudiar el proyecto desde el punto de vista art&iacute;stico atendiendo a su disposici&oacute;n en planta y la ornamentaci&oacute;n de sus alzados sin olvidar el c&aacute;lculo del coste que deb&iacute;a tener, motivos por los que cre&iacute;a conveniente la ejecuci&oacute;n del ensanche, m&aacute;xime cuando la obra hab&iacute;a sido declarada de utilidad p&uacute;blica.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1"><strong> </strong>En nombre de la Secci&oacute;n, Peyronnet comunic&oacute; la aprobaci&oacute;n del ensanche proyectado, base del proyecto presentado al estar sus alzados bien entendidos y seccionados, sin embargo, consideraba que hubiera sido m&aacute;s conveniente haber organizado un concurso p&uacute;blico para tal ocasi&oacute;n a fin de haber elegido entre varios proyectos el mejor, ya que era un medio para estimular el genio art&iacute;stico y obtener los mejores resultados en obras de tanta importancia. En cuanto a la cuesti&oacute;n econ&oacute;mica, asunto que s&oacute;lo pertenec&iacute;a al ayuntamiento, la Secci&oacute;n de Arquitectura consider&oacute; oportuno se&ntilde;alar algunas indicaciones sobre todo en cuanto al tipo de<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>indemnizaciones que deb&iacute;an ser pagadas. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">La secci&oacute;n se volvi&oacute; a reunir el 24 de febrero de 1855 para examinar la reforma de este espacio urban&iacute;sticos. Censur&oacute; el proyecto presentado susceptible de modificaci&oacute;n desde dos puntos de vista: el art&iacute;stico y econ&oacute;mico, este &uacute;ltimo limitado tan s&oacute;lo a la parte de la tasaci&oacute;n facultativa para la expropiaci&oacute;n. En cuanto al aspecto art&iacute;stico, aprob&oacute; en su totalidad la planta y los alzados, aunque crey&oacute; oportuno haber abierto un concurso p&uacute;blico ante la relevante obra de la que se trataba. Respecto al coste del proyecto vio poco exacto el tanteo realizado por la Junta, porque se hab&iacute;a se&ntilde;alado como tipo para la indemnizaci&oacute;n la cantidad de 132 reales por pie superficial incluyendo las construcciones, cuando las casas ten&iacute;an un valor absoluto y otros relativos, pues en cada finca, las construcciones ten&iacute;an gran variedad de valores en funci&oacute;n de la calidad y el estado de las mismas.</span></p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>Debido a que el informe anterior hab&iacute;a calificado el proyecto de bueno y aceptable, pero pod&iacute;a ser susceptible de mejoras, la Junta de la Secci&oacute;n de Arquitectura reunida el 7 de marzo de 1855 aprob&oacute; la planta y la alineaci&oacute;n de los nuevos edificios, aunque no as&iacute; los alzados. Por este motivo se acord&oacute; la realizaci&oacute;n de un nuevo pensamiento de decoraci&oacute;n de las fachadas, a cuyo fin era necesaria la convocatoria de un concurso tomando como base la planta aprobada y limit&aacute;ndose s&oacute;lo a los alzados, o en su defecto que el ayuntamiento encargase su estudio a los arquitectos de la villa para que despu&eacute;s se escogiese el que mejor reuniese los requisitos exigidos.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">Cumpliendo con este dictamen, el 20 de septiembre de 1855 fueron remitidos a la corporaci&oacute;n 5 proyectos y 6 proporciones para el ensanche de la Puerta del Sol a fin de elegir el que m&aacute;s conviniese a su objeto. El primero era del conde de Hamal y D. E. Mamby, cuyos planos estaban firmados por los arquitectos Pedro Tom&eacute;, Juan de Madrazo y Aureliano Varona; el 2&ordm; pertenec&iacute;a Jos&eacute; Antonio Font y lo estaban<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>por el arquitecto Jos&eacute; Acebo; el 3&ordm;, de Juan Salas y Sivilla, fue remitido sin dibujo alguno; el 4&ordm; era el del marqu&eacute;s de Aserreta y<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>s&oacute;lo conten&iacute;a un dibujo sin autor&iacute;a; el 5&ordm; correspond&iacute;a a Pascual Hidalgo y Compa&ntilde;&iacute;a, y estaba formado por un dibujo sin firma, mientras que el 6&ordm; era de Carlos del Bosch y Roma&ntilde;a y se compon&iacute;a de un dibujo firmado por el propio arquitecto. </span></p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>Los planos quedaron en la sala de la Academia para que fuesen vistos por sus miembros y pasasen la censura de una comisi&oacute;n formada por tres individuos de su seno.<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>Como miembros de esa comisi&oacute;n fueron elegidos por votaci&oacute;n secreta en la Junta de la Secci&oacute;n de Arquitectura del 24 de septiembre, Antonio de Zabaleta, Jos&eacute; Par&iacute;s y Antonio Herrera de la Calle, quedando como suplente Eugenio de la C&aacute;mara, sin embargo, tras la renuncia por ausencia de Zabaleta al cargo, Eugenio de la C&aacute;mara ocupar&iacute;a su lugar.<strong> </strong>Todos ellos deb&iacute;an emitir un informe sobre los proyectos, pero tambi&eacute;n sobre la exposici&oacute;n dirigida a la Academia por Modesto Goz&aacute;lbez en su nombre y en el de sus hermanos Gonzalo y Francisco como propietarios de la casa n&ordm; 7 moderno y 3 antiguo en la expresada Puerta del Sol, a fin de que se tomase en consideraci&oacute;n los perjuicios que les ocasionar&iacute;a de aprobarse el proyecto del conde de Hamal y Mamby por el referido ensanche si en el futuro eran despojados de su propiedad.</span></p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>El dictamen adoptado por la mayor&iacute;a de los miembros acad&eacute;micos en la Junta General del 6 de octubre de 1855<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>fue el siguiente: no tomar en consideraci&oacute;n los proyectos cuyos planos no estuviesen firmados por un arquitecto, de lo que se deduc&iacute;a que quedaba fuera los de Juan Sala y Sivilla, el marqu&eacute;s de Asarreta y Eugenio Pascual Hidalgo, limit&aacute;ndose el examen a los proyectos del conde de Hamal y Mamby, Jos&eacute; Antonio Font y el arquitecto Carlos del Bosch y Roma&ntilde;a por reunir todos los requisitos legales.</span></p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>Tres fueron los puntos principales que se examinaron en los proyectos: la figura de la planta, la decoraci&oacute;n de los alzados y el espacio franco resultante para el p&uacute;blico. Respecto a las plantas se hall&oacute; mayor regularidad y simetr&iacute;a en el proyecto de Hamal y Mamby, pero mayor amplitud en el de Font, sin embargo, no dejaban ambos de necesitar alguna ratificaci&oacute;n. Respecto a las fachadas encontraron desafortunados los arcos que algunos arquitectos hab&iacute;an levantado en la entrada de las calles del Carmen y Preciados al ser in&uacute;tiles y quitar las vistas, las luces y el desahogo de las casas, por lo que fueron aprobadas las fachadas de Hamal y Mamby que hab&iacute;an sido firmadas por los arquitectos Aureliano Varona y Juan de Madrazo, prefiriendo la Secci&oacute;n la de este &uacute;ltimo siempre que la severidad de la ornamentaci&oacute;n fuese completada en su ejecuci&oacute;n. Por &uacute;ltimo, en cuanto al espacio reservado para uso p&uacute;blico, la Academia entendi&oacute; que el proyecto del conde de Hamal y Mamby era el que m&aacute;s se acercaba al objeto por llevar hasta 157 pies la seguridad transitable.</span></p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>Todos los estudios ve&iacute;an el proyecto de Hamal y Mamby el que mejor satisfac&iacute;a las necesidades y las condiciones requeridas, tanto en planta como en alzados; que deb&iacute;a darse a la plaza 570 pies en su lado mayor y 158 pies en su lado menor seg&uacute;n se hab&iacute;a marcado con tinta encarnada en el plano de los se&ntilde;ores antes citados, aunque la Secci&oacute;n de Arquitectura fue muy parca a la hora de tratar las condiciones econ&oacute;micas al ser ajenas a la &iacute;ndole de la Academia. </span></p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>El 11 de abril de 1857 se dieron las condiciones higi&eacute;nicas a las que deb&iacute;an sujetarse en su construcci&oacute;n los nuevos edificios de la Puerta del Sol: la alineaci&oacute;n de los edificios sujeta a la traza se&ntilde;alada en los planos aprobados por el Gobierno de S.M.; la decoraci&oacute;n exterior sujeta a la aprobaci&oacute;n de la Academia y la obligatoriedad de los constructores de presentar al Gobierno la forma y el modo de las plantas y secciones de los edificios; la altura total, el n&ordm; de pisos y sus alturas respectivas relacionadas con el ancho y la situaci&oacute;n de las calles; hacer posible que en los proyectos de decoraci&oacute;n las l&iacute;neas horizontales de cada fachada corriesen en lo posible como continuaci&oacute;n de las fachadas laterales; tener presente la proximidad del Canal de Isabel II en las nuevas edificaciones y la distribuci&oacute;n de sus aguas en el interior de la poblaci&oacute;n; la ejecuci&oacute;n de los cimientos de las nuevas construcciones a la profundidad conveniente y sobre suelo firme con mamposter&iacute;a ordinaria o ladrillo recocho con mezcla de cal de Valdemorillo o en su defecto cales grasas combinadas con polvo de teja o ladrillo; la cubrici&oacute;n de los s&oacute;tanos con b&oacute;vedas de ladrillo a rosca dejando lumbreras necesarias para la iluminaci&oacute;n y ventilaci&oacute;n;<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>el empleo de la siller&iacute;a en las fachadas exteriores prevenida por la Ordenanza y en las interiores o de patios un z&oacute;calo de 0,56 m (2 pies); la construcci&oacute;n de las medianer&iacute;as con ladrillo, nunca con madera; los muros de fachadas exclusivamente de f&aacute;brica, pudiendo ser sustituidos en algunos casos por pies derechos u otras construcciones de hierro laminado, forjado o fundido, pero de ning&uacute;n modo con madera excepto en los sotobancos; la posibilidad de ejecutar los tabicones de carga o de cruj&iacute;a con entramados de madera, los pisos o entramados horizontales de viguer&iacute;a espaciadas y con los marcos que exig&iacute;an los anchos de cruj&iacute;a.<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>Sobre este asunto se especific&oacute; el buen resultado que el hierro estaba dando en los pisos en el extranjero y que entonces se estaba introduciendo en Espa&ntilde;a, por lo que se mencion&oacute; su conveniente uso generalizado en sustituci&oacute;n de la madera como normalmente estaba ocurriendo en nuestro pa&iacute;s.&nbsp;</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Respecto a las armaduras, deb&iacute;an construirse con la solidez que exig&iacute;an las distribuciones, cubri&eacute;ndolas con teja a la romana cogidas con mezcla en sus boquillas, limas y caballetes; de plomo o zinc los canales para recoger las aguas de lluvia, las cuales se dirigir&iacute;an por los tubos de bajada, &eacute;stos de los mismos metales en toda su longitud en los patios y hasta la altura de 3 m por lo menos del piso de las calles en las fachadas exteriores desde donde descender&iacute;an empotrados en el muro siendo de hierro fundido. Asimismo, el piso de la planta baja deb&iacute;a quedar elevado cuanto menos 0,50 m sobre el de la acera contigua al edificio. </span></p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>En cuanto a la superficie de cada solar se destinaba 1/6 parte para patios de iluminaci&oacute;n y ventilaci&oacute;n, pudi&eacute;ndose disminuir a &frac14; parte cuando se estableciesen patios comunes a dos o m&aacute;s casas. Se reglamentaba asimismo el volumen de los dormitorios (12 m</span><span class="s3"><sup>3</sup></span><span class="s1">), las escaleras, los retretes y comunes, estos &uacute;ltimos inodoros conocidos con el nombre de bombillos y con bajadas de hierro fundido, mientras que el servicio de aguas comunes deb&iacute;a disponerse con arreglo al sistema aprobado y publicado por el Concejo de Administraci&oacute;n del Canal de Isabel II.</span></p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>La Junta de la Secci&oacute;n de Arquitectura del 23 de abril de 1857 examin&oacute; y aprob&oacute; el proyecto de decoraci&oacute;n arquitect&oacute;nica para la Puerta del Sol formado por el ingeniero de caminos Carlos Mar&iacute;a de Castro. La aprobaci&oacute;n fue un&aacute;nime a excepci&oacute;n del marqu&eacute;s del Socorro, que manifest&oacute; no estar conforme en poner como centro de las alineaciones el edificio ocupado por el Ministerio de la Gobernaci&oacute;n. El 1 de mayo de ese mismo a&ntilde;o la comisi&oacute;n acad&eacute;mica nombrada para informar sobre esta obra emiti&oacute; el correspondiente informe, rese&ntilde;ando que el proyecto deb&iacute;a ser asequible y realizable sin que exigiera sacrificios superiores a los que era posible hacer, no siendo viable hacer la reforma completa de la barriada inmediata a la Puerta del Sol debido a que la topograf&iacute;a del terreno obligaba a realizar numerosas y costos&iacute;simas expropiaciones. Esto significaba que la reforma deb&iacute;a ce&ntilde;irse a ensanchar y mejorar la Puerta del Sol sin tomar de sus accesorias nada m&aacute;s que la zona puramente precisa para regularizar las embocaduras de las calles; no obstante, otros puntos aprobados fueron los siguientes: </span></p>
<p class="p5"><span class="s1"><strong> </strong></span></p>
<p class="p6"><span class="s1">2&ordm;) Que el antiguo edificio de la Casa Correos, ahora Ministerio de la Gobernaci&oacute;n, se tomase como centro y base de la reforma por la importancia de su destino, solidez, buen aspecto y grandes dimensiones.</span></p>
<p class="p7">&nbsp;</p>
<p class="p8"><span class="s1">3&ordm;) La necesidad de variar la direcci&oacute;n de la calle de Preciados desde el punto de su confluencia con la de las Zarza, sac&aacute;ndola perpendicularmente a la fachada del Ministerio en su centro. </span></p>
<p class="p9">&nbsp;</p>
<p class="p10"><span class="s1">4&ordm;) No hallar inconveniente en cerrar la calle del Carmen con un arco al proporcionar regularidad en la extensi&oacute;n de las fachadas y disimular la divergencia de las direcciones de las calles, aunque por otro lado tuviese inconvenientes para la salubridad y la ventilaci&oacute;n.</span></p>
<p class="p8"><span class="s1">5&ordm;) En cuanto a la curvatura adoptada por la Junta Consultiva de Polic&iacute;a Urbana en su proyecto y que ser&iacute;a aceptada posteriormente, se encontr&oacute; muy conveniente al salvar con las menores expropiaciones la dificultad de divergencia de las calles de Montera, Preciados y del Carmen evitando los &aacute;ngulos agudos.</span></p>
<p class="p9">&nbsp;</p>
<p class="p8"><span class="s1">6&ordm;) La necesidad de tener en cuenta el encarecimiento y los notables desniveles que presentaban las calles afluentes respecto al centro de la plaza y singularmente la de Montera. Tambi&eacute;n que ninguna de las plantas que se hab&iacute;an analizado llenaba sus deseos y que la remitida juntamente con el proyecto de fachada de Castro era una de las que m&aacute;s se separaba de las condiciones que la comisi&oacute;n deseaba tuviera la Puerta del Sol.<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>Por este motivo, la comisi&oacute;n formul&oacute; un pensamiento en planta ejecutado con elementos de varias ideas presentadas tomando como centro la Casa de Correos, dando mayor extensi&oacute;n a la l&iacute;nea de Oriente a Poniente. En cuanto a la decoraci&oacute;n de las fachadas, la comisi&oacute;n fue de la opini&oacute;n que al no constituir la Puerta del Sol una plaza cerrada sino lo que en Italia se denominaba un &laquo;largo&raquo;, es decir, un sitio donde la principal carrera o avenida de la poblaci&oacute;n recibe un ensanchamiento para dar entrada a otras tantas calles principales, no era conveniente adoptar un sistema uniforme de decoraci&oacute;n al producir monoton&iacute;a y ser dif&iacute;cil el poderla acomodar bien a la distribuci&oacute;n de los solares y la disposici&oacute;n de las medianer&iacute;as. </span></p>
<p class="p9">&nbsp;</p>
<p class="p8"><span class="s1">7&ordm;) En cuanto a la elecci&oacute;n del material, la utilizaci&oacute;n de piedra era muy costosa para los propietarios lo mismo que el empleo del hierro fundido o laminado, pero si se empleaban otros mas econ&oacute;micos como las yeser&iacute;as, barros cocidos o las composiciones hechas con cales hidr&aacute;ulicas la construcci&oacute;n tendr&iacute;a poca duraci&oacute;n. </span></p>
<p class="p9">&nbsp;</p>
<p class="p11"><span class="s1">8&ordm;) Se deb&iacute;a dejar a los propietarios la libertad de adoptar el estilo de ornamentaci&oacute;n que m&aacute;s les conviniese, siempre que perteneciese a alguna buena &eacute;poca del arte y presentasen los planos a la aprobaci&oacute;n de la Academia, siendo fijadas las alturas total y parcial de las fachadas y sus pisos en relaci&oacute;n con el ancho de la calle.</span></p>
<p class="p12">&nbsp;</p>
<p class="p2"><span class="s1">En estos momentos tambi&eacute;n se censur&oacute; el proyecto de ornamentaci&oacute;n elaborado por Castro, el cual se encontr&oacute; carente de unidad y distribuci&oacute;n en sus adornos, ya que unas partes estaban recargad&iacute;simas y otras eran muy sencillas a base de ornamentaciones pobres y mezquinas. Se observ&oacute; que no exist&iacute;a correspondencia entre la planta y las fachadas, lo mismo que entre los arcos de las puertas de las tiendas y el resto del conjunto, los vanos y las alturas. Por &uacute;ltimo, respecto al pliego de condiciones facultativas e higi&eacute;nicas, la Academia estaba de acuerdo en que la utilizaci&oacute;n del hierro en los suelos era conveniente, pero a&uacute;n no factible en Espa&ntilde;a debido a que exist&iacute;an excelentes maderas de buena calidad a un m&oacute;dico precio y la industria de la fabricaci&oacute;n del hierro estaba poco desarrollada en nuestro pa&iacute;s. En cuanto al empleo del cinc para las bajadas de las aguas pluviales, no lo cre&iacute;a conveniente por su poca durabilidad y resistencia a las influencias atmosf&eacute;ricas. Tampoco estaba de acuerdo con algunos puntos tocantes a la escalera, como la exclusi&oacute;n absoluta de las espirales o se&ntilde;alar como tipo m&iacute;nimo para el ancho de los tramos 1,50 m cuando en muchas ocasiones bastaba con 1 m. Este dictamen de la Secci&oacute;n de Arquitectura fue aprobado por la Academia en la Junta General del 3 de mayo de 1857.</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Mientras tanto, la Secci&oacute;n de Arquitectura celebrada el 8 de mayo de 1857 censur&oacute; y aprob&oacute; la concesi&oacute;n de licencia a Manuel de Santayana, con objeto de edificar la casa situada en la Carrera de San Jer&oacute;nimo, n&ordm; 2, Puerta del Sol n&uacute;meros 1 y 3, conforme a los planos aprobados por el Gobierno de S.M. para la reforma de la Puerta del Sol, dictamen que ser&iacute;a aprobado por la Academia en la Junta General del 7 de junio de 1857. Veinte d&iacute;as m&aacute;s tarde se censur&oacute; el expediente sobre las condiciones higi&eacute;nicas y la distribuci&oacute;n de las casas n&uacute;meros<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>5, 7, 9 y 11 de la Puerta del Sol esquina a la calle de Carretas, n&ordm; 1, cuyos planos encontr&oacute; la secci&oacute;n perfectamente entendidos y arreglados el 28 de mayo, tanto en su distribuci&oacute;n como en su decoraci&oacute;n; sin embargo, la casa n&ordm; 11 esquina a la de Carretas, propiedad de Maltrana, deb&iacute;a disponerse llegando el gabinete de la esquina hasta la fachada de la calle Carretas suprimiendo el tabique divisorio de la pieza sin nombre y la alcoba de en medio deb&iacute;a recibir la amplitud procedente de la supresi&oacute;n del pasillo de al lado que deb&iacute;a desaparecer.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">La Secci&oacute;n de Arquitectura se volvi&oacute; a reunir en sucesivas ocasiones para tratar las obras de la Puerta del Sol. Lo hizo los d&iacute;as 10 y 18 de junio y 5 julio de 1857, momento en que atendiendo a la necesidad que ten&iacute;a el director facultativo de las obras en tomar copias de los planos de los solares de Madrid contenidos en los libros que pose&iacute;a la Academia para tomar los datos necesarios para llevar a cabo la medici&oacute;n de dichos solares y la tasaci&oacute;n de las fincas que deb&iacute;an expropiarse, la corporaci&oacute;n acad&eacute;mica acord&oacute; poner a disposici&oacute;n de este funcionario y de su ayudante, el arquitecto Antonio Ruiz de Salces, los citados libros que se encontraban custodiados en el Archivo de la instituci&oacute;n. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">El 18 de julio se remitieron a informe los planos de los solares de las casas que deb&iacute;an construirse y el 29 de julio fueron examinados por la Secci&oacute;n de Arquitectura y la Academia el pliego de condiciones generales y facultativas, particulares y econ&oacute;micas para la subasta del derribo de las casas de la Puerta del Sol. L&oacute;gicamente, s&oacute;lo pod&iacute;an intervenir en esta fase grandes capitalistas, lo que significaba que se privaba a los peque&ntilde;os a tomar parte en la subasta, ya que los plazos en los que se deb&iacute;an hacer los cobros eran muy cortos y perentorios. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">Antes de acabar el mes,<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>la Secci&oacute;n de Arquitectura celebrada el<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>31 de julio<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>fue del parecer que, aunque no ten&iacute;a nada m&aacute;s que informar<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>sobre esta obra porque la figura y dimensiones de la nueva Puerta del Sol ya estaban establecidas como la direcci&oacute;n y el ancho de las calles afluentes a la misma, incluso las alineaciones a las que deb&iacute;an sujetarse en lo sucesivo las casas contiguas a las expropiadas por la Administraci&oacute;n, pod&iacute;an hacerse algunas modificaciones<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>en las l&iacute;neas que marcaban su per&iacute;metro. Entre estas modificaciones se indicaba la colocaci&oacute;n de alg&uacute;n recuerdo hist&oacute;rico, fuente, arco u otra construcci&oacute;n decorativa que diese un aspecto m&aacute;s monumental y grandioso a su espacio y corregirse adem&aacute;s la excesiva longitud de la plaza respecto a su ancho.<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>En cuanto a las rasantes, la alineaci&oacute;n de las fachadas y las condiciones higi&eacute;nicas, la Academia estuvo conforme en todo con lo presentado, incluso con la decoraci&oacute;n adoptada en sus fachadas porque, aunque esta no pod&iacute;a calificarse de esencialmente art&iacute;stica ni monumental, era apropiada a las casas de alquiler que eran su objeto. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">Por orden del ministro de la Gobernaci&oacute;n se le encarg&oacute; al arquitecto Juan Bautista Peyronnet la realizaci&oacute;n de una serie de adiciones al mismo proyecto de reforma, cuyos honorarios correspondientes a los planos, memoria y dem&aacute;s trabajos fueron aprobados en la Junta General del domingo 7 de noviembre de 1858. <strong> </strong>A finales de a&ntilde;o fue remitido a censura el proyecto y el plano de reforma para el embellecimiento de la plaza firmados por el arquitecto Juan Rom. Fue examinado por la Secci&oacute;n de Arquitectura el 14 de diciembre de 1858, junta en la que se observ&oacute; como la obra se reduc&iacute;a a variar la direcci&oacute;n de las calles de Preciados y del Carmen desde el punto que lo permit&iacute;an las expropiaciones practicadas sac&aacute;ndolas perpendicularmente a la fachada que miraba al Mediod&iacute;a y que suprimiendo la calle de la Zarza conservaba intactas las l&iacute;neas generales de la planta aprobada por las Cortes. Aunque con ello se consegu&iacute;a una forma m&aacute;s regular de los solares enajenables aumentando su extensi&oacute;n, el proyecto de Rom ser&iacute;a desechado por varios motivos:<strong> </strong>primero, porque cambiaba la direcci&oacute;n de algunas calles y no lograba ninguna euritmia en la distribuci&oacute;n de las masas y la correspondencia de las bocacalles;<strong> </strong>segundo, porque no era acertada la supresi&oacute;n de la calle de la Zarza y tercero, porque disminu&iacute;a el desarrollo de las l&iacute;neas de fachada reduciendo el n&uacute;mero de tiendas y locales para el comercio, por consiguiente, reduc&iacute;a el precio de los solares en la subasta y destru&iacute;a en parte el objeto comercial de la plaza. A todo ello cabr&iacute;a a&ntilde;adir la imposibilidad de realizar por ahora un proyecto de reforma mientras no se formase una nueva ley, en cuyo caso se anunciar&iacute;a un concurso p&uacute;blico al que pudieran presentarse todos los profesores de arquitectura. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">En vista de lo expuesto, la secci&oacute;n no pudo considerar el pensamiento de Rom &laquo;[...] como una de esas modificaciones que mas &oacute; menos oportunas, se ocurren facilmente al que examina un proyecto formado y estudiado por otra persona, y entiende que comparado con el que se est&aacute; preparando para su ejecucion, reconocido generalmente como poco adecuado basta por el mismo Consejo de Admon en su informe no desmerece nada, pues los inconvenientes que presenta estan quiza compensados con otras ventajas, como con algunas mayor regularidad en los angulos y en la forma de los solares, la apertura de la calle del Carmen y el aumento de terrenos enagenables; pero no cree que en el estado &aacute; que han llegado las cosas sean estas ventajas de tal magnitud que por ellas solas deba intentarse la derogacion de la Ley vigente y formacion de otra nueva&raquo;.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">El 18 de junio de 1859, la junta formada por Mor&aacute;n, Narciso Pascual y Colomer, Jos&eacute; Jes&uacute;s Lallave y Eugenio de la C&aacute;mara, bajo la presidencia de An&iacute;bal &Aacute;lvarez en calidad de acad&eacute;mico m&aacute;s antiguo, se reuni&oacute; para proceder al nombramiento del presidente y secretario de la comisi&oacute;n, cargos que recayeron respectivamente en An&iacute;bal &Aacute;lvarez y Pascual y Colomer. En estos momentos, S.M. encarg&oacute; a la Academia el estudio y la propuesta de las modificaciones que tuvieran que llevarse a cabo en la planta ya aprobada de la Puerta del Sol, motivo por el que era necesario contar con dos h&aacute;biles delineantes y tener a la vista todos los datos geom&eacute;tricos y topogr&aacute;ficos del terreno, el estudio de los niveles, las rasantes y dem&aacute;s para el mejor desempe&ntilde;o de su cometido.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">El 22 de junio, el Consejo acord&oacute; remitir a la Academia todos los estudios que la corporaci&oacute;n hab&iacute;a solicitado, entre ellos el plano topogr&aacute;fico de la citada reforma hecho con arreglo a la Ley de 28 de junio de 1857 y las reales &oacute;rdenes posteriores con la aprobaci&oacute;n de las modificaciones del trazado de la calle de la Zarza y las rasantes de las calles afluentes a la plaza. Pero ese mismo 22 de junio la Secci&oacute;n de Arquitectura se volvi&oacute; a reunir excusando su asistencia Juan Bautista Peyronnet para proceder al examen de los diferentes proyectos remitidos por el Gobierno y tras haberlos estudiados se hall&oacute; como m&aacute;s aceptable el propuesto por la Junta Consultiva de Polic&iacute;a Urbana, no sin antes manifestar los defectos advertidos en el trazado aprobado por la citada ley de 1857.&nbsp;</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">Debido a la premura con que se exig&iacute;a la resoluci&oacute;n del asunto, la Academia acord&oacute; realizar un croquis de la reforma a modo de anteproyecto junto con un informe que expresase las razones que le hab&iacute;an motivado su ejecuci&oacute;n. El trazado propuesto por la Academia ten&iacute;a &laquo;la inmensa ventaja de ser mas sencillo, de aprovechar mas en beneficio del arte y de la conveniencia publica el inmenso derribo practicado; toma por base la fachada del Ministerio de la Gobernacion, reduce la longitud de la plaza &aacute; 544 pies la ensancha hasta 273, es decir, 100 pies mas que la actual trazada, produce con estas dimensiones una razonada proporcion en su area y dirigiendo el eje de la calle de preciados al medio de la fachada del ministerio permite dar tan oportuna direccion &aacute; las demas calles afluentes que se produce una simetrica correspondencia entre estas y las manzanas de casas determinando lineas de fachada mucho mayores que las actuales, particularmente en las tres que hacen frente al Ministerio, lo cual producir&aacute; masas de edificacion de un car&aacute;cter mas monumental y mas digno del pensamiento que ha debido conducir a esta reforma. Esta importante variaci&oacute;n no exije ni mas expropiacion ni mas gasto al presentado y solo toma de la actual superficie vendible la insignificante cantidad de 4500 pies propiamente, cantidad q</span><span class="s3"><sup>e </sup></span><span class="s1">no duda la Comision sera algo menor al hacer el estudio definitivo [...]&raquo;. Otra de las reformas que la comisi&oacute;n vio factible, no como parte integrante del proyecto sino de utilidad y para poder ser ejecutada paulatinamente, fue la apertura de una calle que iniciada en la Puerta del Sol condujese a la plaza de las Descalzas y proporcionase una salida a la calle Peligros.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">La memoria descriptiva del proyecto del Ensanche y sus calles afluentes propuesta por la Direcci&oacute;n Facultativa de las mismas obras como modificaci&oacute;n del proyecto aprobado por la Ley de 28 de junio de 1857 fue concluida el 9 de julio de 1859. En ella quedaron rese&ntilde;adas las condiciones principales que se hab&iacute;an procurado satisfacer en el proyecto, habi&eacute;ndose tomado como principios: que la reforma y el ensanche deb&iacute;an satisfacer y subordinarse para facilitar el tr&aacute;nsito tanto de carruajes y caballer&iacute;as como de la gente de a pi&eacute;, mejorando los medios de comunicaci&oacute;n entre las calles principales de la poblaci&oacute;n que vert&iacute;an y se cruzaban en la plaza; que la reforma deb&iacute;a sujetarse estrictamente a la expropiaci&oacute;n verificada hasta ese momento; que deb&iacute;a satisfacer igualmente la simetr&iacute;a y ornato de las fachadas que daban a la plaza regularizando sus avenidas, y por &uacute;ltimo que deb&iacute;a aprovecharse al m&aacute;ximo el suelo expropiado.</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">Tras indicarse los principios de la reforma la memoria se centr&oacute; en la explicaci&oacute;n del proyecto. Rese&ntilde;aba la elecci&oacute;n del centro, su forma y ejes, adem&aacute;s de la necesidad de suprimir los callejones de la Tahona, las Descalzas y Preciados como v&iacute;as p&uacute;blicas, aunque conservando sus entradas por las servidumbres que prestaban y los servicios que presentaban a las casas contiguas.<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>Incid&iacute;a en la necesidad de ejecutar chaflanes en la intersecci&oacute;n de las calles del Carmen, Zarza y Negros, como la ejecuci&oacute;n del proyecto y una comparativa de las &aacute;reas que hab&iacute;an quedado disponibles para la edificaci&oacute;n a fin de se&ntilde;alar las ventajas que ten&iacute;a este nuevo proyecto respecto al desarrollado por la Academia y aprobado por la ley. Dichas &aacute;reas eran la siguientes:</span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p4"><span class="s1">- &Aacute;rea correspondiente a la edificaci&oacute;n expropiada:<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>16.108, 98 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (207.478,47 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">). </span></p>
<p class="p4"><span class="s1">- &Aacute;rea de la plaza antes de la reforma era: 9.069 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (65.289 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p4"><span class="s1">- &Iacute;dem. en el proyecto aprobado por la ley de 28- 6 - 1857: 10.361 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (133.450 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p4"><span class="s1">- &Iacute;dem. en el proyecto de la Academia de San Fernando: 10.135 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (130.542 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p4"><span class="s1">- &Iacute;dem. propuesta por la Direcci&oacute;n de la Junta Facultativa:<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>12.320 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (158.686 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p4"><span class="s1">- Exceso de superficie de la plaza:</span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p6"><span class="s1">. Seg&uacute;n el proyecto aprobado por la ley sobre el que ten&iacute;a la plaza antigua: 5.292 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (68.163 <span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">. &Iacute;dem. seg&uacute;n el proyecto de la Academia: 5.066 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (65.250 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p6"><span class="s1">.&Iacute;dem. seg&uacute;n el proyecto propuesto por la Direcci&oacute;n Facultativa de las obras: 7.251 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (93.396 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p4"><span class="s1">- Exceso de la superficie de la plaza:</span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p6"><span class="s1">. Seg&uacute;n el proyecto aprobado por la ley sobre el de la Academia de San Fernando: 226 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (2.911 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p13"><span class="s1">. &Iacute;dem. seg&uacute;n el proyecto de la Direcci&oacute;n Facultativa de las Obras sobre el de la Ley: 1.959 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (25.233 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p4"><span class="s1"> . &Iacute;dem. sobre la del proyecto de la Academia: 2.185 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (28.143 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">). </span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p4"><span class="s1">- &Aacute;reas que quedaban disponibles para la enajenaci&oacute;n eran las siguientes:</span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p13"><span class="s1">. En el proyecto aprobado por la ley: 10.488 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (135.089 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p13"><span class="s1">. &Iacute;dem. en el proyecto de la Academia: 9.843 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (126.778 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p13"><span class="s1">. &Iacute;dem. en el propuesto por la Direcci&oacute;n Facultativa: 9.263 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (119.310 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p4"><span class="s1">- P&eacute;rdida de terrenos para la enajenaci&oacute;n:</span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p13"><span class="s1">. Proyecto de la Direcci&oacute;n Facultativa de las Obras respecto al aprobado por la Ley: 1.999 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (25.232 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p13"><span class="s1">. &Iacute;dem. respecto del proyecto aprobado por la Academia: 420 m</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1"> (540916 pies</span><span class="s3"><sup>2</sup></span><span class="s1">).</span></p>
<p class="p5">&nbsp;</p>
<p class="p4"><span class="s1"><strong> </strong>En cuanto a la memoria elaborada por la Junta Facultativa de las Obras del Ensanche, la Secci&oacute;n de Arquitectura reunida en la Junta Extraordinaria el 17 de julio crey&oacute; poco afortunados los t&eacute;rminos como los calificativos y agravios hallados en ella contra la propia Secci&oacute;n, sobre todo cuando la Academia, no estando obligada a intervenir en este tipo de cuestiones hab&iacute;a formulado en muy poco tiempo un croquis que no deb&iacute;a d&aacute;rsele m&aacute;s importancia que la de un anteproyecto. Por estas consideraciones y por la conveniencia del servicio p&uacute;blico solicit&oacute; de S.M. ser relegada del cargo que le hab&iacute;a sido confiado en este asunto deseando &laquo;evitar todo conflicto y ulterior desabrimiento, conservando intacta la dignidad de su car&aacute;cter y no decayendo de la consideracion que las leyes le conceden [...]&raquo;. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">La s&uacute;plica no fue concedida debido a que el 20 del mismo mes la Reina dispuso que el informe de la Academia fuese evacuado sin demora porque as&iacute; lo exig&iacute;a la conveniencia p&uacute;blica y ning&uacute;n conflicto pod&iacute;a entorpecer este objeto, ya que las observaciones del croquis hechas por la Direcci&oacute;n Facultativa hab&iacute;an sido expuestas con &aacute;nimo de acertar en lo posible en esta obra de tanta importancia sin pretender agravio alguno del cuerpo acad&eacute;mico. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Obedeciendo las &oacute;rdenes de S.M., la Secci&oacute;n de Arquitectura del 31 de julio de 1859 emiti&oacute; un extenso informe sobre el proyecto presentado por la Direcci&oacute;n Facultativa de las Obras que ser&iacute;a aprobado por la Academia en su Junta General del 31 de ese mismo mes. El informe qued&oacute; dividido en dos partes claramente diferenciadas: la parte art&iacute;stica y la econ&oacute;mica, esta &uacute;ltima acompa&ntilde;ada de un documento, letra A, que recog&iacute;a los errores y contradicciones advertidas en los datos num&eacute;ricos de la memoria junto con las correcciones que deb&iacute;an tenerse presentes en la memoria desarrollada por la Direcci&oacute;n Facultativa. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Con la renovaci&oacute;n de este enclave se reforz&oacute; su valor representativo atrayendo la actividad comercial y financiera de la ciudad, pero, adem&aacute;s, la uniformidad de las fachadas defini&oacute; su espacio sirviendo de modelo a la arquitectura que se levantar&iacute;a posteriormente en sus alrededores. Sobre el Ensanche de la Puerta del Sol, el Archivo de la Academia conserva 13 planos que responden a los n&uacute;meros de inventario Pl-214/225. </span></p>
<p class="p1"><span class="s1">Hemos visto que el proyecto de Madrazo para la Puerta del Sol no se llev&oacute; a cabo, pero volviendo a retomar la actividad profesional desarrollada por el arquitecto en la d&eacute;cada de los cincuenta sabemos que present&oacute; un proyecto en el Concurso de un manicomio para Barcelona y en 1858 realiz&oacute; la restauraci&oacute;n de la fachada de la iglesia de las Calatravas en Madrid.<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>Tambi&eacute;n que el 1 de febrero de 1859 los acad&eacute;micos Ponciano Ponzano, Mat&iacute;as Lavi&ntilde;a, Mart&iacute;n L&oacute;pez Aguado, Sabino de Medina, Luis Ferrant, Narciso Pascual y Colomer, Jos&eacute; Jes&uacute;s Lallave, Juan Bautista Peyronnet, Jos&eacute; Piquer y Joaqu&iacute;n Espalter le propusieron para acad&eacute;mico de m&eacute;rito en la Secci&oacute;n de Arquitectura. Era disc&iacute;pulo de la Escuela Especial de Arquitectura, hab&iacute;a sido profesor de Composici&oacute;n en la Escuela de Maestros de Obras en Valencia y hab&iacute;a merecido las mayores distinciones de S.M. como artista, sobre todo al nombrarle individuo de la comisi&oacute;n que deb&iacute;a promover la construcci&oacute;n de la catedral de la Almudena (Madrid). Pero todav&iacute;a la Academia ten&iacute;a que aprobar esta propuesta y lo hizo en la Junta del domingo 6 de febrero al tiempo que la propuesta de los arquitectos Juan Jos&eacute; S&aacute;nchez Pescador, Mariano Calvo, Francisco Jare&ntilde;o y Alarc&oacute;n, Jer&oacute;nimo G&aacute;ndara, Jos&eacute; Mar&iacute;a Guallart, Francisco Enr&iacute;quez Ferrer y los arquitectos no profesores: Teodoro Ponte de la Hoz, Jos&eacute; Amador de los R&iacute;os, Jos&eacute; de Salamanca, marqu&eacute;s de San Gregorio, Jos&eacute; Mar&iacute;a Huet Aureliano Fern&aacute;ndez Guerra y Orche.</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">El Archivo de la Academia conserva trece modelos de planos para la construcci&oacute;n de las prisiones de provincia fechados en 1860 y ejecutados por orden del Excmo. Sr. ministro de la Gobernaci&oacute;n (Ministerio de la Gobernaci&oacute;n, Direcci&oacute;n General de Establecimientos Penales), los cuales fueron inventariados por <em>&laquo;Juan de Madrazo y Autog&ordf; por Pedro Braun&raquo;.</em> Iban acompa&ntilde;ados de una circular del Negociado 1&ordm; de la Direcci&oacute;n General de Establecimientos Penales fechada en Madrid el 6 de mayo de 1861, por lo que se remit&iacute;an a la Academia los ejemplares de los programas para la construcci&oacute;n de prisiones, el programa para la construcci&oacute;n de las prisiones de provincia aprobado en Madrid el 6 de febrero de 1860 junto con el programa para la construcci&oacute;n de las prisiones de distrito aprobado en Madrid el 14 de febrero de 1861 (Pl- 6218).</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">Entre 1861 y 1865 Madrazo ejecut&oacute; las casas de alquiler en la calle Lope de Vega de Madrid, el proyecto de tabern&aacute;culo para la catedral de M&aacute;laga y un altar para la catedral de Oviedo que ser&iacute;a ubicado en 1869 y posteriormente trasladado al Seminario Conciliar ovetense. En 1866 levant&oacute; el palacio madrile&ntilde;o del conde de Villagonzalo o com&uacute;nmente denominado de la Uni&oacute;n de Cuba en la plazuela de Santa B&aacute;rbara, primer edificio que sigui&oacute; un criterio racionalista difundido por Viollet-le- Duc con modelos franceses.</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">El 16 de enero de 1867 fue remitido a informe de la Academia el expediente relativo a los trabajos facultativos que hab&iacute;a realizado para la construcci&oacute;n de un presidio de distrito en Zaragoza, cuyo presupuesto hab&iacute;a calculado en 8.612.986, 93. La Junta de la Secci&oacute;n de Arquitectura celebrada el 29 de marzo vio con sorpresa que el proyecto hab&iacute;a llegado sin la memoria y el informe pericial que generalmente acompa&ntilde;aban todos los trabajos de esta &iacute;ndole, sobre todo los de este g&eacute;nero que no ten&iacute;a nada de art&iacute;stico, y acord&oacute; que la cantidad que le correspond&iacute;a al arquitecto era el 1% del presupuesto anteriormente se&ntilde;alado. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Uno de los trabajos m&aacute;s destacados de este arquitecto fue sin duda la restauraci&oacute;n de la catedral de Le&oacute;n, obra en la que intervino desde 1868 a 1880, aunque los trabajos hab&iacute;an comenzado a&ntilde;os antes. Por la Real Orden de 6 de julio de 1858 relativa a<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>la designaci&oacute;n de dos arquitectos de m&eacute;rito que reconociesen la catedral de Le&oacute;n y que manifestasen las obras necesarias para su restauraci&oacute;n, la Secci&oacute;n de Arquitectura del 12 de junio de 1858<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>formada por An&iacute;bal &Aacute;lvarez (presidente), Jos&eacute; Jes&uacute;s Lallave (secretario), Antonio Conde, Atilano Sanz, Mat&iacute;as Lavi&ntilde;a y Eugenio de la C&aacute;mara acord&oacute; elegir un&aacute;nimemente al acad&eacute;mico Narciso Pascual y Colomer con el arquitecto que el mismo designase para cumplir este cometido. Tanto el cabildo de la catedral como los diputados de la provincia cre&iacute;an conveniente que uno de los arquitectos fuese el monje Echano porque adem&aacute;s de reunir el t&iacute;tulo de arquitecto hab&iacute;a intervenido en algunas obras del edificio, sin embargo, Pascual y Colomer eligi&oacute; para su auxilio al arquitecto Jos&eacute; D&iacute;az Bustamante. El 25 de octubre de 1858 el propio Pascual y Colomer remiti&oacute; a la Academia el resultado de su reconocimiento y comunic&oacute; que lo hab&iacute;a tenido que hacer solo en vista de que Bustamante se encontraba ocupado en las obras del ferrocarril de Zaragoza y no hab&iacute;a podido ejecutar su cometido en esta empresa. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">El reconocimiento ten&iacute;a como objeto saber la solidez que presentaban las f&aacute;bricas, conocer las causas de inseguridad que ten&iacute;an algunas de ellas para as&iacute; poder estudiar y proponer la clase e importancia de la reparaci&oacute;n que deb&iacute;a ejecutarse a fin de devolver al edificio la seguridad que le era necesaria y el uso al que se hallaba destinado. Comenzando por el estudio de los cimientos, que hall&oacute; s&oacute;lidos, observ&oacute; un notable desplome en el t&iacute;mpano de canter&iacute;a que cerraba la nave central del templo y que constitu&iacute;a el frontis de la fachada principal. Este mismo desplome se encontraba en el cuerpo saliente de la fachada sur que constitu&iacute;a la entrada al testero del ala derecha del crucero, cuyo movimiento y consecuencias hab&iacute;an sido la causa de dicho reconocimiento. Atisb&oacute; inminente ruina y p&eacute;rdida de la curvatura c&oacute;ncava de la arista que descansaba sobre los dos machones de la derecha, de los cuatro que conforman el crucero y de entre ellos particularmente el m&aacute;s inmediato al coro y sobre el &oacute;rgano. Del mismo modo, cre&iacute;a extremadamente ligeros los espesores de las f&aacute;bricas y la mala calidad de la piedra con que estaban construidos los machones y el muro del crucero. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Para Pascual y Colomer el deterioro era f&aacute;cil de resolver volviendo la f&aacute;brica a su primitivo estado sin ser necesario derribar nada de lo existente ni hacer grandes apeos, aunque tomando las precauciones necesarias y estudiando detenidamente el modo de ejecutar las obras de sostenimiento, realizarlas despacio y parcialmente para no aumentar el movimiento que sufr&iacute;an. A su entender la restauraci&oacute;n deb&iacute;a llevarse a cabo en dos partes bien diferenciadas: la primera, la m&aacute;s peque&ntilde;a pero urgente, consistente en el apeo de las dos b&oacute;vedas de la nave principal contiguas al crucero y a los dos arcos torales que hab&iacute;an sufrido movimientos, y la segunda, de mayor importancia y m&aacute;s costosa, consistente en el levantamiento de los planos del crucero derecho dando diferentes secciones en proyecciones horizontales y verticales para encontrar los asientos de los nuevos apoyos y consolidar la obra. Insist&iacute;a en que para la mayor rapidez de los trabajos era imprescindible adquirir cuanto antes las maderas necesarias para realizar el apeo de las b&oacute;vedas indicadas y los andamios que eran indispensables, como autorizar el peque&ntilde;o gasto para el levantamiento de los planos y el estudio preparatorio de la restauraci&oacute;n.</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Por entonces, Mart&iacute;n M. Ochoa fue comisionado por la Secci&oacute;n de Arquitectura el 28 de abril de 1859 para dar su parecer y solucionar los problemas de las f&aacute;bricas de la catedral. Propuso la construcci&oacute;n de unos botareles sobre la fachada sur que no remediaron el mal y la introducci&oacute;n de hierros que no dieron resultado para contener el empuje de los arcos torales que era donde se encontraba el problema. Despu&eacute;s del fallido intento de Mart&iacute;n M. Ochoa por solucionar los problemas del templo y a ra&iacute;z de la Real Orden de 3 de mayo de 1859 la Junta General del domingo 8 del mismo mes nombr&oacute; al acad&eacute;mico de n&uacute;mero Lavi&ntilde;a para dirigir los trabajos de restauraci&oacute;n de la catedral. En consecuencia, la Reina le design&oacute;<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>por la Real Orden de 4 de julio<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>de ese mismo a&ntilde;o para hacer un nuevo reconocimiento del monumento ojival con una dotaci&oacute;n de 1.500 reales mensuales, al tiempo que F&eacute;lix M&ordf; G&oacute;mez era nombrado auxiliar en la direcci&oacute;n de las obras, renunciando al cargo el 12 de julio debido a circunstancias particulares.</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Mat&iacute;as Lavi&ntilde;a reconoci&oacute; y dirigi&oacute; finalmente las obras de restauraci&oacute;n de la catedral remitiendo la memoria del proyecto el 22 de diciembre de 1860. En ella recogi&oacute; las causas de la ruina del templo, las medidas que deb&iacute;an adoptarse para contener los progresos de dicha ruina, los sistemas de restauraci&oacute;n y conservaci&oacute;n, el presupuesto razonado de la c&uacute;pula y en general la total restauraci&oacute;n de la iglesia. El proyecto fue examinado y aprobado por la Secci&oacute;n de Arquitectura el 3 de mayo de 1861, no sin antes advertir al autor &laquo;que hubiera deseado ver en la memoria del Sr. Lavi&ntilde;a algun c&aacute;lculo de los que sin duda habr&aacute; hecho p&ordf; comprobar y ayudar las deducciones del raciocinio y de la experiencia; pues ciertamente pocas cuestiones pueden presentarse en la pr&aacute;ctica de la Arquit&ordf; que mas materia ofrezcan &aacute; las investigaciones cientificas; pero no se crea que por esto hace un cargo formal &aacute; este apreciable Profesor en quien reconoce la laboriosidad, inteligencia y experiencia suficientes para a&ntilde;adir &aacute; los estudios profundos de observacion y criterio que ya tiene hechos sobre este templo todos los cientificos y de c&aacute;lculo que son necesarios para la completa y eliz resolucion del &aacute;rduao problema que se le ha encomendado&raquo;.</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Las obras de la catedral siguieron su curso en los siguientes a&ntilde;os: en agosto de 1859 Lavi&ntilde;a se encarg&oacute; del desmonte de los pilastrones y en octubre del estudio de las reacciones ocasionadas por dicho desmonte; en septiembre de 1861 inici&oacute; el desmonte de la c&uacute;pula de Juan de Naveda, mientras que entre julio y septiembre el de la c&uacute;pula del crucero; el 28 de noviembre de 1862 remiti&oacute; a la Academia la marcha de sus trabajos y comunic&oacute; el haber desmontado todo el brazo Sur; el 15 de febrero<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>de 1863 propuso algunos medios para la restauraci&oacute;n y adquisici&oacute;n de las vidrieras esmaltadas y finalmente el<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>18 de octubre de 1863 comunic&oacute; las vicisitudes de las obras y el estado en que se encontraba el templo. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Pero a finales de este a&ntilde;o se dio una voz de alarma sobre el inminente peligro de ruina en que se encontraba la iglesia a consecuencia del errado sistema de restauraci&oacute;n que se hab&iacute;a seguido.<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>La noticia sali&oacute; publicada en el <em>Bolet&iacute;n del Arte en Espa&ntilde;a</em> el 19 de noviembre de 1863 por G. Cruzada Villamil, que recomend&oacute; la direcci&oacute;n de la restauraci&oacute;n al arquitecto franc&eacute;s Violet-le-Duc, &uacute;nico artista que por entonces en Europa pod&iacute;a dirigirla con inteligencia y acierto. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">En el mismo momento en que la Academia se enter&oacute; de los hechos crey&oacute; necesario el nombramiento de una comisi&oacute;n que examinase todos los antecedentes del asunto y contestase al Gobierno a fin de aclarar la acusaci&oacute;n tan injustificada para el que hab&iacute;a dirigido la obra y finalizasen las vergonzosas injurias a las que se hab&iacute;a enfrentado un profesor de tan buena reputaci&oacute;n. Dicha comisi&oacute;n qued&oacute; conformada en la Junta General del 15 de febrero de 1864 por An&iacute;bal &Aacute;lvarez, Juan Bautista Peyronnet y Francisco Enr&iacute;quez Ferrer, acad&eacute;micos de n&uacute;mero que se trasladaron a Le&oacute;n a inspeccionar el edificio emitiendo el correspondiente informe el 20 de marzo de 1865, al tiempo que Lavi&ntilde;a continuaba enviando a censura de la Academia dise&ntilde;os de la catedral,<span class="Apple-converted-space">&nbsp; </span>entre ellos 2 planos fechados en mayo de 1864, as&iacute; como la planta y el perfil de la 3&ordf; portada con la altura de la portada primitiva y la parte existente fechado el 16 de enero de 1865.</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Muerto Lavi&ntilde;a el 15 de enero de 1868, S.M. solicit&oacute; continuar la catedral leonesa bajo la direcci&oacute;n del arquitecto Andr&eacute;s Hern&aacute;ndez Callejo, pero al poco tiempo de hacerse cargo de la obra tuvo desavenencias con el prelado diocesano, su cabildo y la Junta de la Di&oacute;cesis al denunciar el estado ruinoso de una parte de la antigua f&aacute;brica del templo. Debido a la alarma levantada por el arquitecto se tuvo que nombrar a otra de comisi&oacute;n para que inspeccionase y reconociese el estado de la restauraci&oacute;n y las obras practicadas. La Academia nombr&oacute; en esta ocasi&oacute;n en su Junta Extraordinaria del 26 de julio de 1866 a los miembros de su Secci&oacute;n de Arquitectura, es decir, a Jos&eacute; Amador de los R&iacute;os, Antonio Cachavera y Langara y Juan Bautista Peyronnet, individuos que remitieron sus trabajos el 28 de septiembre de 1868.&nbsp;</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Tras interrogar por separado a los interesados se percataron de que contra Andr&eacute;s Hern&aacute;ndez Callejo se elevaban varios cargos: desde los puramente administrativos y econ&oacute;micas hasta el haber pretendido alterar el plano adoptado por Lavi&ntilde;a; intentado demoler ciertos departamentos y b&oacute;vedas con el pretexto de su estado ruinoso;<strong> </strong>pretendido deshacer parte de la obra ya verificada por su antecesor y no haber asentado ni una sola piedra en la obra desde su nombramiento como director de la misma. Viendo estos antecedentes la Comisi&oacute;n experta fue de la opini&oacute;n que el arquitecto se hab&iacute;a extralimitado en muchas de sus atribuciones por lo que estaban fundados todos los cargos que se le achacaban. Adem&aacute;s, desaprobaba su conducta, su inacci&oacute;n por espacio de 6 meses y la alarma que hab&iacute;a provocado al cabildo y a la poblaci&oacute;n entera de la ciudad. Tambi&eacute;n su conducta respecto al ejercicio de su cargo, hecho por el que se crey&oacute; conveniente que no siguiese al frente de las obras.</span></p>
<p class="p1"><span class="s1">La incomunicaci&oacute;n y los problemas acaecidos entre el arquitecto y el resto de los interesados obligaron a Hern&aacute;ndez Callejo a cesar como director de las mismas el 5 de enero de 1869. La actuaci&oacute;n del arquitecto extra&ntilde;&oacute; a todo el mundo por cuanto que su amor al arte se hab&iacute;a constatado a la hora de llevar a cabo la restauraci&oacute;n de la iglesia de San Vicente de &Aacute;vila, pero no cab&iacute;a duda de que en las obras de la catedral leonesa hab&iacute;a demostrado su total incertidumbre respecto a la verdadera idea de la construcci&oacute;n, repetidas contradicciones que le hab&iacute;an llevado a pretender destruir varias f&aacute;bricas antiguas y miembros arquitect&oacute;nicos, como a no a&ntilde;adir un solo sillar a la obra. De esta &eacute;poca el Gabinete de Dibujos conserva de Hern&aacute;ndez Callejo siete dibujos de la Catedral de Le&oacute;n pegados a una cartulina elaborados en 1868 para la serie de <em>Monumentos Arquitect&oacute;nicos</em> <em>de Espa&ntilde;a</em> (MA/220 (del 1 al 7)).</span></p>
<p class="p3"><span class="s1">A fin de nombrar a un individuo que sustituyese a Hern&aacute;ndez Callejo en las obras, la Secci&oacute;n de Arquitectura acord&oacute; la noche del 15 del mismo mes formar una terna con los arquitectos m&aacute;s aptos, proponiendo a Juan Madrazo y Kuntz, Francisco Enr&iacute;quez Ferrer y Demetrio de los R&iacute;os. De los tres fue Madrazo el que ser&iacute;a nombrado en 1869 director facultativo de las obras, posiblemente al haber sido el primer arquitecto que se hab&iacute;a inspirado en el arquitecto franc&eacute;s Viollet-le-Duc a la hora de levantar su palacio para el conde de la Uni&oacute;n de Cuba en Madrid o quizas porque Fern&aacute;ndez Casanova sostuvo que Viollet-le-Duc hab&iacute;a se&ntilde;alado a Madrazo como el arquitecto m&aacute;s id&oacute;neo para hacer el proyecto de restauraci&oacute;n. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">Las obras a cargo de Madrazo no dieron comienzo en 1869 sino a&ntilde;os m&aacute;s tarde por problemas econ&oacute;micos, de ah&iacute; que no fuera hasta el 24 de marzo de 1874 cuando el arquitecto remitiera a la Academia el proyecto de encimbrado para las b&oacute;vedas altas del templo. </span></p>
<p class="p3"><span class="s1">A finales de 1875 llam&oacute; la atenci&oacute;n sobre la necesidad de ejecutar a la mayor brevedad la restauraci&oacute;n del edificio para asegurar su estabilidad, empezando por terminar las construcciones comenzadas en el crucero central con todo el brazo Sur, la fachada, los contrarrestos y respaldos correspondientes, as&iacute; como las cuatro b&oacute;vedas contiguas a dicho crucero, dos sobre el coro y otros dos sobre el presbiterio. A continuaci&oacute;n, o simult&aacute;neamente, era necesario reconstruir el hastial de Poniente de la nave mayor, o lo que es decir, la parte central de la fachada principal comprendida entre las dos torres; construir de nuevo las armaduras de cubierta con todos los emplomados en crester&iacute;as, el chapitel central, los pin&aacute;culos, los remates y los planos de cubierta en sustituci&oacute;n de los defectuosos tejados que entonces cubr&iacute;an toda la extensi&oacute;n de la catedral. Tambi&eacute;n restaurar el cuerpo de campanas de la torre Norte de la fachada principal y rehacer la mayor parte de los arbotantes, la totalidad de la l&iacute;nea de la cornisa de coronaci&oacute;n y las partes en donde la canter&iacute;a se presentaba descompuesta.</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">En un escrito fechado el 8 de abril de 1876 se rese&ntilde;a la designaci&oacute;n de los acad&eacute;micos Espalter, Amador de los R&iacute;os y Barberi para formar parte de la comisi&oacute;n que deb&iacute;a presentar a los ministros de Gracia y Justicia y de Fomento las exposiciones que la Academia les dirigiese solicitando fondos para restaurar la iglesia catedral. Al mes siguiente ser&iacute;a censurado el proyecto suscrito por Madrazo para la reconstrucci&oacute;n del hastial Sur en la zona ocupada por el triforio, siendo aprobado por la Secci&oacute;n de Arquitectura el 22 de junio de 1876. Estaba constituido por una memoria descriptiva, nueve grandes planos, un presupuesto y los pliegos de condiciones econ&oacute;mico-facultativas, trabajos que fueron muy alabados por su acertado estudio.</span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Tres a&ntilde;os m&aacute;s tarde y con motivo del fallecimiento de Deogracias L&oacute;pez Villabrille por entonces individuo de la junta de obras de reparaci&oacute;n de la catedral, la Comisi&oacute;n de Monumentos Hist&oacute;ricos y Art&iacute;sticos de la Provincia de Le&oacute;n solicit&oacute; de la Academia el nombramiento de un individuo que cubriese su plaza, cargo que recaer&iacute;a en el vocal Juan L&oacute;pez Castrill&oacute;n en julio de 1879. Sin embargo, al a&ntilde;o siguiente fallecer&iacute;a Juan de Madrazo dejando vacante su cargo en la direcci&oacute;n de las obras habiendo proyectado la terminaci&oacute;n del hastial Sur, cuyo proyecto ser&iacute;a examinado por Francisco de Cubas y Gonz&aacute;lez-Montes en octubre de 1880.</span></p>
<p class="p2"><span class="s1"> Tras su muerte, la <em>Sociedad Central de Arquitectos</em>, fundada en 1849 y reorganizada en 1878, elev&oacute; un escrito el 20 de marzo de 1880 proponiendo como homenaje a la memoria del arquitecto la realizaci&oacute;n de una exposici&oacute;n en la que se exaltase sus estudios, concretamente los referentes a la iglesia-catedral de Le&oacute;n, como su laboriosidad y buen hacer profesional. </span></p>
<p class="p2"><span class="s1">Al a&ntilde;o siguiente se le concedi&oacute; la Medalla de Honor en la Exposici&oacute;n de Bellas Artes de 1881 por el proyecto de restauraci&oacute;n de la catedral de Le&oacute;n, lo que supuso un gran revuelo y cr&iacute;tica al premiar en parte un andamiaje que demostraba el apeo de sus b&oacute;vedas. No era un andamiaje habitual sino un apero original consistente en una armadura de madera cuyos c&aacute;lculos hab&iacute;an sido aprobados el 26 de mayo de 1875, previa consulta hecha a la Academia y a la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos, que iba atada al edificio por encima de la imposta sobre los arcos de las naves bajas, ofreciendo una soluci&oacute;n volada de gran econom&iacute;a al no ser necesarias ni pilas ni castilletes que partieran desde el suelo.</span></p>

Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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