Llorente, JoséMadrid, ? - ?, ?


Nació en Madrid y a la temprana edad de doce años se matriculó como alumno en la Academia de San Fernando, centro en el que empezó a estudiar los principios del arte de la arquitectura. Concurrió a sus salas de Dibujo, Geometría y Arquitectura por espacio de ocho años, como a los estudios impartidos por el director Francisco Bayeu y el académico de mérito por la arquitectura Pablo Morales.

Entre 1790 y 1795 fue ayudante del arquitecto y teniente director Manuel Machuca Vargas, con quien realizó las prácticas de la profesión asistiendo a las obras que tenía a su cargo y desempeñando cuantos trabajos se ejecutaban en las mismas. Fue nombrado ayudante mediador en la obra del Real Museo y en las del Botánico bajo la dirección del maestro de obras Antonio Berete, con quien igualmente asistió a las obras en la Carretera de Andalucía. Tras la muerte de Berete, la Dirección de Caminos le encargó la dirección de la Casa Portazgo de las Ventas de Alcorcón (Madrid).

Después de muchos años de experiencia en obra, solicitó de la Academia el 12 de junio de 1795 su admisión a los ejercicios para la clase de arquitecto. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 5 de julio, fecha en la que se le dio como asunto a desarrollar: «En un sitio de 320 ps de longitud, por 190 de latitud, conceptuado pr ejemplo en el de la Panaderia de la Plaza mayor, entre las calles de Boteros, mayor, y de la Amargura, disponer un Edificio con destino à Peso Rl y Casa Consistorial con independencia de aquel: uno y otro grandioso según su destino y colocacion, con las oficinas y servidumbres necesarias; que la  Casa Ayuntamiento tenga su entrada y escalera capaz independiente en un todo de las oficinas del Peso; cuyo proyecto sè pensara incombustible, y sè demostrara en dos plantas, y quatro alzados de dos fachadas y dos secciones. Acompañara, calculo, è Ynforme facultativo, y modelo de la forma y cubierto de la escalera principal, el tamaño del qual sè sugetara à qe cada diez pies, sea medio pie castellano». Esta obra, inventariada bajo el título Una casa consistorial con arreglo a el sitio dado para la disposición del peso real que se demuestra en planta baja (A-2800 y A-2801), fue presentada junto con su correspondiente memoria descriptiva y el cálculo detallado del coste de la obra en caso de que en el futura fuese levantada.

En la memoria reseñó la intención que había tenido en diferenciar la diversidad de destinos del edificio según las plantas, de ahí que hubiera destinado el piso bajo para peso real y el principal para casa consistorial. También haber escogido como decoración el orden arquitectónico que constituía la Plaza Mayor, la necesidad de describir la propia construcción de la obra, desde el vaciado de tierras en zanjas y sótanos hasta sus bóvedas y cubiertas, como el coste general de la obra, el cual había calculado en 23 millones de reales de vellón.

 La Academia no supo nada de Llorente hasta cinco años más tarde, cuando en la Junta Ordinaria del 2 de marzo se supo que este pretendiente a maestro arquitecto había terminado el asunto que se le había dado años antes y ahora se le señalaba el día 17 para ser examinado. La Junta Extraordinaria celebrada ese día 17 reunió a los profesores Arnal, Aguado, Varas y Bosarte a fin de censurar los ejercicios del interesado. Una vez examinados se le mandó entrar en la sala para formularle varias preguntas sobre sus pruebas como acerca la teoría y práctica de la profesión. Concluido el examen teórico se le hizo retirar de la sala para proceder a la votación secreta de la que resultó aprobado en la clase de maestro arquitecto en la Junta Ordinaria del 4 de mayo de 1800.

El 7 de octubre de 1800 Manuel Martín Gamboa, juez de las obras del Nuevo Palacio de Madrid, solicitó de la Academia el nombramiento de un arquitecto que como tercero en discordia prefijase el valor y los precios del blanqueo como de los jaharrados abonados y no ejecutados por el ascentista Francisco Tadeo Gaston. La Real Hacienda y el ascentista nombraron a los peritos Blas Mariátegui, Pablo Morales Ramírez de Arellano, Igancio Haan y José Llorente, pero en vista de que había una discordia entre ellos el viceprotector acordó nombrar el 13 de octubre al director de arquitectura Juan Pedro Arnal, nombramiento que sería ratificado por la Academia en la Junta Ordinaria del 2 de noviembre.

Años más tarde, la Comisión de Arquitectura reunida el 30 de julio de 1816 aprobó en su totalidad cuatro dibujos en limpio realizados por Llorente y arreglados a los borradores para la nueva iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Manzaneque (Toledo), junto con el informe facultativo y el avance del coste de la obra. El arquitecto proyectó el templo con cimientos en zanja corrida rellenas de piedra viva con mezcla de cal y arena, sujetándola de dos en dos pies de alto con verdugos de dos hiladas de ladrillo. Diseñó un zócalo de piedra berroqueña lavada; paredes y machones de fábrica de ladrillo con mezcla de cal y arena; arcos trabajados en hiladas concéntricas según su curva; bóvedas de ladrillo con tabicado doble; una cornisa general de piedra berroqueña ejecutada con losas de 14 dedos de grueso y 4 pies de tizón engrapadas con las piezas en ángulo; los guarnecidos de las fachadas exteriores con mezcla de cal fina tirada a paleta; la cornisa interior con una corona abultada por medio de canecillos de madera entregados en los gruesos de la pared, entomizados y forjada para recibir la terraja de hierro. También ideo una lonja alrededor de las cuatro fachadas de la iglesia para tomar el desnivel de la calle, proyectada con tierra pisada contenida por paredes de mampostería de dos pies de grueso, dejando bien empedrados su piso, e igualmente un chapitel cubriendo el cuerpo de campanas de la torre, el cual se establecía sobre las paredes de la armadura con tabla gruesa para sentar y clavar las pizarras de sus cuatro faldones, cubriendo con plancha de plomo las maderas de la cornisa de la linterna y su remate hasta recibir la bola introducida en el espigón de hierro para la cruz y la veleta. Respecto a esta obra, existe un plano en el Archivo de la Academia fechado el 16 de julio de 1816 bajo el título Iglesia parroquial de Manzaneque (Toledo) (Sig. 2-33-3).

El 14 de octubre de 1817, cuando ya estaban ejecutados los cimientos, Leonardo Clemente, por entonces maestro mayor de S.M. en esa provincia fue comisionado para llevar a cabo el reconocimiento de la nueva iglesia de Manzaneque, como también la formación de los planos y las condiciones en las que debía levantarse. Los planos manifestaban la planta, la fachada, el costado y dos cortes del templo, cuyo justiprecio calculaba en 185.652 reales de vellón, pero la Comisión de Arquitectura celebrada el 30 de octubre de 1817 reprobó su planta, debiendo el autor formar una nueva más sencilla y correcta. El acuerdo de la Comisión de Arquitectura fue aprobado por la Academia en la Junta Ordinaria del 9 de noviembre, de ahí que Leonardo Clemente volviese a presentar nuevos diseños, siendo aprobados en esta ocasión el 7 de enero de 1818.

En este mismo año José Llorente solicitó de la corporación académica el pago del valor de los planos que había ejecutado para esta iglesia toledana y la Comisión de Arquitectura reunida el 5 de octubre de 1818 acordó muy justo el abono que pedía por los cuatro dibujos que había elaborado en planta, corte interior, fachada principal y otra de costado, como por el informe facultativo y el avance del coste de la obra desarrollados.

Aunque el título le confería el libre ejercicio de la profesion, Llorente solicitó de la Academia en 1819, a la vez que que los arquitectos Pedro Garrido, Matías Gutiérrez, Joaquín de San Martín, Pedro Ávila, Antonio Conde y González, Pedro Zengotita Vengoa y Francisco Martín del Horcajo Vidal, la expedición del título o patente que a los profesores de su clase se les despachaba porque el único título que le condecoraba era una simple certificación manuscrita por el secretario. Ante tantas solicitudes, la Junta Ordinaria del 19 de septiembre de 1819 acordó expedirles el título a todos los interesados, pero advirtiéndoles que sólo constaría en cada uno de los diplomas la nota con la fecha en que habían sido aprobados.

Al año siguiente, la Comisión de Arquitectura celebrada el 22 de agosto de 1820 censuró su proyecto de cementerio a expensas de la Archicofradía de San Sebastián de Madrid, el cual se intentaba construir fuera de la Puerta de Atocha. Fue aprobada su arquitectura, pero no así la ubicación de la obra, aunque respecto a este punto la corporación le comunicó que era competencia del Gobierno y no de la Academia opinar sobre este asunto. Hacía tiempo que  preocupaba donde poder enterrar a la población en las grandes ciudades, lo que había quedado constatado en la remisión de numerosas reales órdenes (1787, 1804, 1805, 1806, 1807,...) y el aumento del número de proyectos de camposantos, entre ellos el del director Manuel de la Peña y Padura fechado en 1816 a fin de construir una necrópolis privada para la Archicofradía Sacramental del Hospital de la Pasión en Madrid situada a más de mil varas de distancia fuera de la Puerta de Atocha. La Comisión de Arquitectura del 3 de diciembre de 1816 lo había aprobado en todas sus partes, no sin antes comunicar al autor que en cuanto a su ubicación el Consejo de Castilla podría determinar los que creyera más oportuno para la salubridad de la población. Dos años más tarde la Comisión del 5 de octubre de 1818 censuró también el proyecto de cementerio para la Sacramental de los Irlandeses establecida en la corte, formado por el arquitecto académico Tiburcio Pérez Cuervo a fin de situarlo en las inmediaciones de Madrid, del que sería aprobada su parte facultativa pero no su lugar de ubicación. La situación definitiva del cementerio no sería elegida hasta mediados de 1820, siendo el que tenía en propiedad la Sacramental de los Irlandeses fuera del Puente de Toledo.

No obstante, el cementerio eclesiástico más antiguo de la villa en fundación es la Sacramental de San Isidro, surgido como consecuencia de la orden emitida por José Bonaparte de prohibir el enterramiento en las iglesias, lo que llevó implícita la construcción de grandiosos panteones para la burguesía, la nobleza, la clase política y los personajes más relevantes de la cultura. Construido en 1811 bajo el proyecto de José Llorente y ampliado en sucesivas ocasiones por arquitectos de renombre quedó distribuido en varios patios: San Pedro, diseñado por Rafael Isidoro de Hervás en el mismo año de su construcción; San Andrés, obra de José Llorente de 1829; San Isidro, construido por José Alejandro Álvarez en 1842, y por último, el Patio de la Purísima Concepción, ideado en el último tercio del siglo XIX.

Posteriormente, construyó en 1821 la corrala de la calle del Amparo, nº 27 y en 1828 remitió a censura de la Academia el proyecto de las casas consistoriales para la villa de Móstoles (Madrid), cuyos diseños, el pliego de condiciones y la regularización de su coste fueron aprobados por la Comisión de Arquitectura el 28 de octubre y por la Academia el 2 de noviembre de 1828.

Durante 1832 estuvo ocupado en el retablo mayor de la iglesia parroquial del Buen Suceso (Madrid), cuyo proyecto sería aprobado por la Comisión de Arquitectura el 21 de febrero de 1832 y por la Academia en la Junta Ordinaria del 26 del mismo mes. Pero, asimismo, veremos su nombre reseñado en las juntas académicas con motivo del expediente causado sobre la denuncia de una casa ubicada en las calles de San Juan y San José números nº 3 y 4 de la Manzana 242, que por su humilde altura en los cuerpos bajo y principal se la pretendía calificar de a la «Malicia». Varios individuos de la Academia practicaron el reconocimiento de la finca y la hallaron arreglada según el dictamen que había ejecutado Llorente el 1 de septiembre, hecho por el que la Comisión de Arquitectura reunida el  4 de abril de 1832 acordó la conservación de las dos fachadas, el aplomo, los gruesos y el buen estado de solidez del edificio, el cual no ofrecía más obras que la supresión de los aleros de escocia, un pequeño arreglo en el aplomo de sus huecos  y el revoco que el arquitecto había propuesto.

En la década de los años treinta y cuarenta un elevado número de maestros de obras y arquitectos se introdujeron en la construcción de corralas como José Llorente que erigió la corrala de la calle Ave María, nº 26 (1833); Juan Miguel de Inclán la del Reloj, nº 16 (1834); Ávila y Medina la de Ribera de Curtidores, nº 8 (1834); Joaquín de San Martín la de la calle Cabestreros, nº 12 (1835); Pedro Blas de Uranga la de la calle Ruda, nº 8 (1837); Pardo y Trenado la de Ave María, nº 35 (1839) y Antonio Juan Cachavera y Langara la de Ribera de Curtidores, nº 10 (1847).


Fuentes académicas: Arquitectura. Casas Consistoriales y Cárceles, 1818-1861. Sig. 2-30-5; Arquitectura. Cementerios, siglos XVIII y XIX. Sig. 2-29-4; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1801, 1803-1805, 1814-1818, 1824. Sig. 2-33-3; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1796-1802. Sig. 4-68-2; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1819. Sig. 4-64-2; Comisión de Arquitectura. Informes, 1808-1822. Sig. 1-29-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900.  Sig. 3-154, nº 10; LLORENTE, José. Iglesia parroquial de Manzaneque (Toledo), sin fecha. Sig. 2-33-3; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1790-1807. Sig. 1-43-2; Secretario general. Catálogo de las obras de profesores de arquitectura aprobados de maestros arquitectos, 1793 -1855. Sig. 3-155; Secretario general. Solicitudes de nombramiento de profesores para reconocimiento de obras de arquitectura, pintura, escultura y grabado1779-1862. Sig. 2-27-5.

Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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