Ilera, FermínValladolid, ca. 1802 - "?, ?"


Nació en Valladolid hacia 1802. Obtuvo desde muy niño conocimientos en el arte del diseño, pero a fin de adentrarse en el estudio de la arquitectura pasó a estudiar más tarde Ciencias Exactas. Bajo la dirección del arquitecto titular de la ciudad de Valladolid Julián Sánchez García ejerció la práctica material de la arquitectura durante dos años en las diversas obras públicas y particulares que se encontraban a su cargo, acompañando al maestro en los reconocimientos y medidas, la formación de planos y las tasaciones principales de los edificios que durante ese tiempo le fueron encargados. Al mismo tiempo se perfeccionó «no poco con él trato que há procurado tener con algunos profesores en los viages  que há podido hacer à èsta Corte examinando sus edificios y prácticas mas acertadas».

El 11 de enero de 1832 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de un Colegio general de sordomudos (del A-566 al A-569) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la certificación de práctica librada por su profesor Julián Sánchez García y la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 17 de enero de 1832 reconoció la obra y los documentos aportados, acordando el pase del interesado al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 22 del mismo mes, fecha en el que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 26, 58 y 99, los cuales respondieron respectivamente: «Atrio magnifico para ingreso de un Palacio Rl. Planta y corte interior; insinuando la escalera», «Ynventar una Glorieta ó edificio que conste de Peristilos de columnas y formas aisladas para colocarle en el Salon del Prado, en donde puedan refugiarse los concurrentes del Paseo de una lluvia y del sol debiendo formar en medio del proyecto la Fuente del Apolo. Se dibujará en planta, Fachada y corte» y «En una gran Plaza disponer en su centro tiendas sin mucha elevación para el Despacho de generos y comestibles. Planta, fachada y corte». De los tres asuntos escogió el nº 58, es decir, un Edificio para colocarse en el Prado de esta Corte, donde puedan refugiarse de la lluvia y el sol concurrentes al paseo (A-3556), elección que comunicó a la corporación el 26 de enero.

La Junta de Examen tuvo lugar el 31 de enero de 1832, asistiendo a ella como vocales los profesores Juan Antonio Cuervo, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno y Martín Fernández de Navarrete. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Ilera comenzó este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los examinadores sobre los planos y lo que representan; las figuras (el círculo, la elipse, etc.) y la formación de las curvas que producía la sección de un cono y sus propiedades. También sobre la esfera, el cilindro, las bóvedas y sus clases; el modo de medir el volumen o el hueco de una zanja; los conocimientos que debía poseer un arquitecto; los requisitos principales de la arquitectura (solidez, la comodidad y la belleza); el modo de trazar un triángulo cuya superficie fuese igual a la de un circulo dado; las medidas de las pechinas y por último otras cuestiones relativas a la teoría y práctica de la profesión.

Satisfechos los examinadores con el mérito de las pruebas presentadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron con los conocimientos necesarios para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 26 de febrero de 1832, a los 30 años de edad.

Su nombre quedó reseñado en las juntas académicas tres años mas tarde, cuando Ángel Fuertes, juez protector de Iglesias, remitió a informe de la corporación el diseño suscrito de su mano relativo a un tabernáculo para la iglesia de la villa de San Vicente de Alcántara, partido de Cáceres, solicitando la posibilidad de poder «reducirse aquel pensamiento á menor escala, y aun estilo mas sencillo, para que su coste no exceda de unos 12 rs que es lo que podrán afrontar los fondos destinados al efecto». Examinadas la planta y el alzado por la Comisión de Arquitectura el 27 de noviembre de 1835, fue reprobado en la Junta Ordinaria del 28 de noviembre de 1835 porque «aunque el pensamiento viene de bueno, ni le halló arreglado à principios arquitectonicos ni adaptado á las circunstancias, ni menos acomodado al presbiterio en que se coloca». Al año siguiente volvió a remitir los nuevos diseños del tabernáculo junto con los de una mesa de altar mayor para el mismo templo, que en esta ocasión serían aprobados por la Comisión de Arquitectura el 21 de junio de 1836.

En 1841 le veremos avecindado en Cáceres y comunicando a la Academia el estado de abandono en que se encontraba la profesión al ser ejercida por «hombres impéritos y meros Albañiles, á los que há podido contener con el ausilio de aquellas autoridades». Entre las quejas que señalaba se hallaba la dirigida contra Agustín Gómez Santa María, que a veces se hacia llamar titular arquitecto ingeniero, ya civil o militar, por haber reconocido y tasado algunas obras antiguas y otras nuevas del lavadero de Malillo. Esta información obraba en una certificación librada por el contador de Rentas y Arbitrios de Amortización de la provincia, en cuyo documento se especificaba como Agustín Gómez, catedrático de matemáticas en el colegio de humanidades de aquella ciudad, había sido nombrado por la Intendencia para llevar a cabo la tasación de varias obras en el lavadero, incluyendo las de las cercas contiguas al mismo, hecho por el que Ilera exigía que fuese multado con la cantidad de 100 ducados. Censurado el asunto por la Comisión de Arquitectura el 1 de junio de 1841, se acordó por más conveniente comunicar al intendente de Cáceres que Gómez Santa María carecía de la autorización necesaria para llevar a cabo las funciones que había ejecutado y por lo tanto no debía abonársele los derechos u honorarios de ninguna especie.


Fuentes académicas:

Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1832. Sig. 2-9-7; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 123.


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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