Fernández Noseret, ÁngelMadrid, ? - ?, ?


Nació en Madrid, ciudad en la que se matriculó como alumno de arquitectura en la Academia de San Fernando, primero bajo la dirección de Ventura Rodríguez y tras su muerte bajo las órdenes de Manuel Martín Rodríguez. Obtuvo varias ayudas de costa por la 1ª y 2ª de Arquitectura y el 28 de febrero de 1797 solicitó de la corporación académica su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto. Para este objeto expuso los premios y becas obtenidos; haber proyectado y construido las obras del altar mayor, tabernáculo y adorno del presbiterio de la iglesia de San Ginés de Madrid; las del presbiterio y altar de la iglesia parroquial de «Ballenas», como estar ocupado desde hace cuatro años, en calidad de delineante y aparejador mayor, en las obras del palacio de Buenavista, propiedad del duque de Alba. Su trabajo en esta obra puede constatarse gracias a la certificación librada por el maestro de obras Manuel Bradi el 15 de febrero de 1797 con las siguientes palabras: «[…] à desempeñado con todo esmero, la Albañilería, Carpintería de obras de afuera, Montea y Canteria y demas ramos qe han ocurrido en la espresada obra».

Fue admitido en la Junta Ordinaria del 5 de marzo de 1797, momento en el que se le dio como programa a desarrollar: «Manifestar la idea de un Edificio de Arquitectura civil con destino á Casa de Ayuntamiento para ésta Villa de Madrid, con Carcel, Escribanías, Secretarias, y demás oficinas correspondientes, en figuras geometricas de plantas y alzados y alguna parte demostrada en perspectiva. Instrucción facultativa de la construccion del Edificio, y calculo de su coste» y como ejercicio de montea «Disponer un puente que pudiera servir para situarle sobre el rio Manzanares, en el paraje donde se pasa el vado para tomar el camino de Aranjuez, mostrando la idea en un modelo de proporcionada magnitud».

No concluyó el asunto de repente hasta pasados tres años, pues el 20 de mayo de 1800 le veremos solicitando día para realizar el examen correspondiente. En la Junta Ordinaria del 1 de junio se acordó que fuese examinado el 5 del mismo mes, junta a la que acudieron como vocales Arnal, Rodríguez, Varas, Sánchez y Bosarte. Los profesores censuraron la Casa de ayuntamiento (prueba de repente, A-5717), los planos del Puente sobre el río Manzanares, en el paraje donde se pasa el Vado, para tomar el camino de Aranjuez (prueba de pensado, A-3641 y A-3642) y el modelo de yeso como prueba de montea, además del informe facultativo del mismo. Una vez examinados todos los trabajos se procedió a la realización del examen teórico, que Fernández Noseret ejecutó contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre sus ejercicios como acerca de la teoría y práctica de la arquitectura.

Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas como con las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron con mérito para ostentar el título de arquitecto, grado que le fue concedido por uniformidad de votos en la Junta Ordinaria del 6 de julio de 1800.

Mientras tanto, en la iglesia de San Ginés de la calle Arenal se habían realizado obras de mantenimiento y el trazado para continuación del callejón hasta la plazuela a fin de poder sanearlo en vista de que la calle pegada a la capilla mayor había quedado cerrada. Se compraron las casas ubicadas en su frente y se levantaron de nuevo bajo el proyecto de José Arredondo con objeto de alquilarlas y usar otras dependencias para la parroquia, al tiempo que fue trazado el arco que hoy subsiste para unir la iglesia con las nuevas casas y aumentar así la superficie del templo.

En vista de que el neoclasicismo era el estilo imperante y el barroco era aborrecido por las mentes más ilustradas, el antiguo altar fue criticado severamente, aunque se alababa el nuevo retablo mayor de arquitectura corintia con dos columnas, el lienzo de Francisco Rizi vuelto a colocar en su centro y los dos Santos Obispos a los lados del altar con los ángeles encima, esculturas de Alfonso Bergaz y José Guerra. También era digno el nuevo sagrario situado en medio del presbiterio, aunque fuera de madera imitando mármoles, como la capilla dedicada a San José en el lado del Evangelio. Entre las capillas destacaba principalmente la del Santo Cristo y Nuestra Señora de los Remedios, esta última cubierta con una bóveda pintada por Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia.

El templo había sido renovado y mejorado considerablemente habiendo intervenido en dicha renovación Diego de Villanueva, Juan de Villanueva, Ángel Fernández Noseret, los escultores Juan Domingo Olivieri, Juan Adán y Pedro Antonio Hermoso. Además, poseía realizaciones de otros artistas de excepción como Lucas Jordán, Vaccaro, Nicolás Fumo, Alonso Cano, Carreño, Claudio Coello y Antonio Arias.

Sin duda, durante el siglo XVIII se introdujeron modificaciones importantes en la iglesia tendentes a acomodar el templo a los postulados del nuevo neoclasicismo, entre ellas la reforma del altar mayor, el tabernáculo, la sillería de coro, el molduraje de los costados del presbiterio y la supresión de las decoraciones inapropiadas. En cuanto al exterior, se llevó a cabo el enlosado de todo el perímetro del templo para mayor higiene, se revocó toda la fachada imitando piedra berroqueña, se suprimieron los balconcillos y las rejas, se abrieron dos ventanas en el crucero y se reparó el chapitel de la torre además de otras obras menores.

Todos estos trabajos fueron censurados y aprobados por la Academia de San Fernando, siempre que fueran ejecutados bajo la dirección del maestro mayor de Madrid Juan de Villanueva, pero también con el visto bueno del Arzobispado de Toledo, ya que tanto la villa como su entorno pertenecían a la diócesis metropolitana de Toledo y las parroquias e instituciones eclesiásticas estaban subordinadas al cardenal-arzobispado de Toledo.

Volviendo a retomar la actividad profesional de Fernández Noseret, tenemos constancia a través de un oficio remitido a la Academia el  18 de agosto de 1815 por Eugenio de San José, ministro del convento de Trinitarios Descalzos de Jesús de Nazareno de Madrid, que se encontraba construida la media naranja de la capilla de Jesús, «cuia fabrica es de un doble tabicado: Estaba cubierta de un artificioso encamonado fijado en sus dos cadenas fuertemente construidas: cuio encamonado ba separado del tabicado una quarta: En la actualidad se halla ya entablado en disposicion de empizarrarlo: pero la Comunidad quisiera que sobre este bien construido y fuerte encamonado se le hiciera una proporcionada, y ligera Linterna a fin de que dicha media Naranja tubiese luces suficientes: mas el Arquitecto Dn Alfonso Rodriguez por cierto teson dice que no puede ser, y que se llame a qualquier Profesor, y que lo vea, pª lo que daba su licencia [...]». En virtud de lo expuesto, se solicitó de Ángel Piedra y de otros profesionales el registro de la obra. Casi todos ellos estuvieron de acuerdo en que el encamonado podía sostener perfectamente la linterna de madera, pero comunicando estos pareceres a Alfonso Rodríguez éste continuó con su negativa. 

Al estar la obra parada por la disparidad de opiniones, se acordó solicitar de la Academia el nombramiento de dos arquitectos de su seno para que, reconociendo la obra, diesen su parecer sobre el asunto. La Junta Particular celebrada el 16 de agosto de 1815 nombró a Antonio López Aguado, director general de la Academia y arquitecto mayor de Madrid, junto al también arquitecto Ángel Fernández Noseret para llevar a cabo dicha comisión. Enterados del estado en que se encontraba la media naranja, su forma y construcción, comunicaron que «[...] si se fortificase en otros terminos su encamonado y boveda, se podría cargar sobre ella una ligera linterna) han conbenido por ultimo con la comunidad que por los gastos qe ocasionaría la transformacion y fortificacion que indispensablemte habria qe executar á lo ya construido y qe tiene las luces interiores suficientes, se cierre el anillo actual de la media naranja, y se coloque sobre ella para su conclusion, un decoroso remate, qe dispondra el expresado Arqto Director de la Obra, sin qe esto se entienda qe sera menos analogo al buen aspecto, y gusto, à esta clase de obra que la pretendida linterna, hasta bien ocasionaria menos reparaciones, quedara aquella parte con mas solidez, y sera mas permanente […]».

Al año siguiente, su nombre apareció reseñado en las Juntas académicas con motivo de la remisión a la corporación de un dibujo y un memorial presentado por el reverendo padre fray Miguel de la Virgen María, procurador de los Carmelitas Descalzos de Madrid, quien exponía el hecho de que dicho diseño había sido ejecutado por Fernández Noseret, aunque la obra apareciese sin firma ni rubrica. El dibujo representaba el altar para la capilla de Santa Teresa de Jesús en la iglesia del mismo convento que había sido censurado por la Comisión de Arquitectura el 31 de enero de 1816. En este momento se vio que el dibujo en borrador no guardaba la debida proporción en su ancho respecto a su altura y para que se presentase con la debida regularidad su autor debía separar «[…] el intercolumnio dos pies por lo menos, vuscando los Planos de las Columnas con la Mesa de Altar, haciendo esta de un buen gusto de Arqra pr no ser mas adecuados pª este Sitio la figura sepulcral».

A mediados de 1817 realizó otro dibujo proponiendo la mejora del aspecto de la fachada principal de la Real Imprenta, dando mayor elevación y desahogo a su portada. La Comisión de Arquitectura reunida el 9 de julio era conocedora del defecto que presentaba el edificio, el cual procedía del aprovechamiento de los suelos antiguos, pero advirtió también que el proyecto de Fernández Noseret no remediaba el daño. Además, «El orden de columnas indicado es desconocido en la enseñanza de los buenos autores: el adorno que actualmente existe en su cuerpo bajo es mas analogo y proporcionado al resto de la fachada: el nuevo que se intenta añadir, no la presta mayor hermosura una absoluta necesidad en su portada, podia darsele sin el aumento de Columnas que ser del mayor embarazo al transito publico, y contra lo repetidamente mandado observar por el gobierno, se presentaria nada decente y expuesto á qualquier sorpresa en las horas de la noche: por cuyas razones, la Comisión es del dictamen de que aquel Edificio debe existir según se halla, por ser de un gusto arreglado y regular; á pesar de la corta elevacion de su Cuerpo bajo».


Fuentes académicas:

Arquitectura. Altares, 1770-1831. Sig. 2-34-3; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1801-1816 y 1824. Sig. 2-33-3; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1796-1802. Sig. 4-68-2; Comisión de Arquitectura. Informes, 1808-1822- Sig. 1-29-5; Comisión de Arquitectura. Informes. Madrid. Fachada de la Imprenta Real (1817), 1779-1859. Sig. 2-29-6; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1795-1802. Sig. 3-86; Secretario general. Catálogo de las obras de profesores de arquitectura aprobados de maestros arquitectos, 1793 -1855. Sig. 3-155.


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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