Díaz de Losada y Espinosa, JoséMotril (Granada), 1793 - ?, ?


Hijo de José y María nació en Motril (Granada) el 24 de agosto de 1793, siendo bautizado tres días más tarde en la iglesia colegial y parroquial de dicha ciudad. Fue maestro de las Reales Obras de Fortificación de Motril y estuvo ocupado por espacio de 20 años en el oficio de la albañilería. Durante ese tiempo adquirió los conocimientos necesarios para su formación, primero junto a su padre y posteriormente en calidad de alarife formando planos, dirigiendo obras y llevando a cabo la construcción de otras tantas. Entre estas obras podemos destacar la iglesia parroquial de la villa de Itrabo (Granada), con su capilla mayor, presbiterio, crucero y tribuna, ejecutada por disposición de la Real Junta de Diezmos de ese arzobispado; la nueva iglesia del convento de las monjas Nazarenas de Motril, consistente en la ampliación de las piezas y oficinas interiores asegurando la clausura sin el riesgo inminente que la amenazaba al consolidar la solidez y firmeza del edificio con gran economía, y por último, la fábrica de azúcar para moler cañas dulces con agua de la acequia principal (Motril), obra que había sido encargada por Francisco Javier de Burgos. Dicha obra sería aprobada y reconocida por los arquitectos ingleses José Smith y Lambert, así como por el español Luis Osete.

El 11 de abril de 1832 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro de obras, presentando como prueba de pensado el proyecto de Una iglesia parroquial para la villa de Salobreña, a una legua de Motril, en el reino de Granada (A-3897 y A-3898), con su informe facultativo, el avance del coste de la obra, varias certificaciones de práctica y la justificación de su conducta moral y política. 

La Junta Extraordinaria de la Comisión de Arquitectura celebrada el 18 de mayo de 1832 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 20 del mismo mes, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 14, 24 y 29, los cuales respondieron respectivamente: «En un sitio regular y comodo de una población de 500 vecinos se trazará en planta y alzados una Escuela de primera educación, de modo que la habitación del Mro unida al mismo Edificio, tenga la entrada separada de la de la Escuela», «En un sitio de forma rectangular que tenga 60 pies de latitud por 120 de longitud, disponer una casa compuesta de piso bajo y principal para un caballero con familia y qe necesita tener habitazn separada de la de su muger é hijos, cuartos para dos criadas y cuatro criados, cochera, cuadra y Patio, se hará demostrandolo en dos plantas, fachada y corte» y «Disponer un Molino arinero en una Ribera donde vayan las aguas dirigidas á él con las oficinas necesarias. Planta, fachada y sección». De los tres asuntos escogió el nº 14, es decir, Una escuela de primeras letras y cátedra de latinidad, para un pueblo de 500 vecinos (A-707), elección que comunicó a la corporación el 22 de mayo.

La Junta de Examen tuvo lugar el 23 de mayo de 1832, asistiendo a ella como vocales Juan Antonio Cuervo, Antonio de Varas, Juan M. de Inclán Custodio Moreno y Martín Fernández de Navarrete. Cotejada la obra de pensado con el ejercicio de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Díaz principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre las proporciones aritméticas y geométricas con aplicación a las escalas de los planos y la extensión del terreno que representaban; las líneas y la medida de las superficies de un triángulo, un círculo, etc., como la composición de los sólidos y el modo de medirlos. Enseguida se le hicieron algunos reparos a su obra de pensado y a continuación explicó las pilastras, los arcos y las bóvedas, el modo de replantear un edificio y los cimientos, los requisitos necesarios para la ejecución de una buena construcción, su solidez, aplomo y trabazón. Por último, los apeos y la resistencia de las maderas.

Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas como con las explicaciones y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas, le hallaron hábil para ostentar el título de maestro de obras, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 1 de julio de 1832, a los 39 años de edad.


Fuentes académicas:

Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1789-1845. Sig. 2-23-5; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1832. Sig. 2-16-6; Libro de registro de maestros de obras aprobados por la Real Academia, 1818- 1886. Sig. 3-156, nº 79.


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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