Nació en Tarragona en 1791 y murió en Cádiz en 1844. Provenía de una familia de arquitectos, ya que su padre y antepasados se dedicaron por espacio de más de un siglo al ejercicio de esta profesión en Cataluña. Sus primeros años los dedicó a estudiar Ciencias Exactas, Arquitectura, Dibujo natural y militar, habiendo sufrido los respectivos exámenes en las academias de Tarragona y Barcelona. En la primera se le concedió un premio en Matemáticas y Arquitectura en un certamen público y en la segunda otro en el Dibujo natural de testas y figuras por ser el alumno más sobresaliente, lo que le permitió pasar a la sala de Modelo.
En 1806 fue nombrado delineador hidráulico en las obras del puerto de Tarragona por lo que dirigió toda clase de edificios en esta ciudad, incluso la iglesia parroquial de la villa de Montroig, y dos años más tarde se presentó a la Junta de Gobierno de Tarragona ofreciéndose para formar parte de una compañía de zapadores en defensa de S.M.
Durante los 29 años a los que se dedicó a la carrera de las armas fue comisionado para habilitar toda clase de obras en las plazas fuertes de Tarragona y Gerona, así como todas las que se ofrecían en campaña, motivo por el que S.M. le nombró en 1813 profesor de Fortificación y Diseño militar en los Colegios de Caballeros Cadetes de Poblet (Tarragona) y Valencia, cuya comisión desempeño durante nueve años y medio. Vivió 17 batallas y fue uno de los principales resortes por los que se pudo reconquistar las plazas de Mequinenza (Zaragoza), como las de Lérida y Monzón (Huesca) en la Guerra de la Independencia.
Siendo capitán de Infantería de la Real Orden de San Hermenegildo y habiendo sido condecorado con varias cruces de distinción, solicitó de la Academia de San Fernando el 20 de febrero de 1831 su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto. Para este fin presentó como prueba de pensado el proyecto de una Iglesia colegiata para una ciudad (del A-4113 al A-4117), con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, además de multitud de certificaciones que reseñaban sus méritos académicos y profesionales.
La Comisión de Arquitectura celebrada el 8 de marzo de 1831 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 13 del mismo, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 63, 82 y 101, los cuales respondieron respectivamente: «Una casa de campo y de labranza con las oficinas y comodidades correspondientes al propietario y a tres pares de labor, graneros, pajares y corral. Planta, fachada y corte», «Edificio para baños públicos de aguas minerales que producen sus efectos á distancia de setenta pies desde su nacimiento y pierden su actividad á la de ciento y siete. Planta, fachada y corte» y «Casa de Posada en despoblado con capilla. Se demostrará en planta, fachada y una seccion que pase por la capilla». De los tres asuntos eligió el nº 63, es decir, una Casa de campo o recreo para un matrimonio de comodidades (A-1772), elección comunicó a la corporación el 17 de marzo.
La Junta de Examen tuvo lugar el 22 de marzo de 1831, asistiendo a ella como vocales Juan Antonio Cuervo, Antonio de Varas, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno y Martín Fernández de Navarrete. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Daura principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores acerca de los cañones y las bóvedas, su formación y variedades; las pechinas y su construcción; las nivelaciones y las conducciones de las aguas a largas distancias. A continuación, sobre el centro de gravedad de los cuerpos aplicándolo a los edificios; los auxilios de la mecánica a la arquitectura y la aplicación de sus máquinas, como la palanca y la garrucha. Después sobre la colocación de los tirantes para asegurar los edificios y finalmente, acerca de otras cuestiones referentes a la práctica de la profesión.
Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron hábil para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 24 de abril de 1831, a los 45 años de edad.
A los pocos meses solicitó su admisión a los ejercicios de disertación para la obtención del grado de académico de mérito, siendo admitido por la Comisión de Arquitectura el 12 de julio de 1831 y por la Academia en la Junta Ordinaria del 17 del mismo mes, dispensándole de la antigüedad acostumbrada a este efecto por ser militar. Sin esta dispensa era casi imposible que los militares pudieran conseguir el grado al estar sujetos a marchas y hallarse a veces en sus guarniciones, en lugares tan alejados como las Islas Baleares, Canarias, Cuba, Filipinas, etc, lo que les suponía un gran desembolso económico para poder trasladarse a la capital.
El 19 de julio le sortearon los programas para disertar, tocándole en suerte los números 6, 18 y 13. Estos respondían respectivamente: «[...] las cosas comunes á los edificios, como son, Patios, Porticos, Salones, Escaleras», «[...] carácter y circunstancias con que debe disponerse el Palacio de un Soberano, describiendo su situación, formas y ornato, y señalando lo que pueda ser vicio delas artes sino se atiende á los buenos principios de Arquitectura» y «Describir las diferentes formas que se conocen de calles en las grandes poblaciones, las ventajas e inconvenientes que presenta cada una de ellas, cuáles serán las que ofrecen mas comodidades y hermosura a sus edificios, y que situación se podrá elegir para formar una ciudad populosa», de los cuales eligió este último.
La Junta de Examen se celebró el 19 de octubre, momento en el que el interesado explicó su disertación académica según el programa nº 13, poniendo de manifiesto los diseños de demostración que había elaborado en planta y corte del patio del convento de San Felipe El Real (Madrid). Una vez que los examinadores le hicieron las preguntas y observaciones oportunas, distinguiéndose las del señor Varas, el candidato se retiró de la sala para poder proceder a la votación secreta, de cuyo resultado le fue concedido el grado de académico de mérito en la Junta Ordinaria del 27 de noviembre de ese mismo año.
Los papeles correspondientes al título los recibió meses más tarde, debido a que tuvo que ausentarse por tener que marcharse con su regimiento a la guarnición de Ceuta y más adelante «al de Borbón 16 de Linea que se halla en Valladolid». Gracias a un documento fechado en Cádiz el 3 de marzo de 1832, tenemos constancia que solicitó de S.M. «[...] el retiro para esta Plaza, con el objeto de fixar su residencia en ella y exercer la noble facultad de Arquitectura», al ser nombrado por dicho Ayuntamiento para el cargo de 2º arquitecto y director de las Obras de Enlosado. Por entonces, debido a la necesidad de habilitar y cubrir la nueva iglesia catedral de Cádiz, trabajó en el proyecto de la cúpula del templo, cuyos diseños fueron aprobados por la Academia en la Junta Ordinaria del 1 de julio de 1832.
Muchos fueron los avatares y los años que transcurrieron hasta ver terminada la fábrica de dicha catedral, basta mencionar que durante 38 años permaneció abandonada sin que se pusiera en ella ladrillo alguno, no siendo hasta el 19 de junio de 1832 cuando el académico Juan Daura remitió a censura de la Academia la planta, la fachada y la sección de la cúpula a fin de poderla cerrar. Sus trabajos fueron muy elogiados por la Academia al ser muy beneficiosos y necesarios, siendo aprobados por la Junta Ordinaria del 1 de julio de 1832. No obstante, vale la pena retomar las obras de esta iglesia a principios de 1790 cuando Manuel Machuca tuvo concluida la comisión que la Academia le había encomendado relativa a la ejecución del informe, descripción del edificio y los planos del templo. Una vez aprobados los trabajos por la Comisión, S.M. se conformó con lo acordado por la Academia y el 14 de abril de 1790 se declaró protector de ella para que nadie pudiera ejecutar obra alguna sin su soberana aprobación. En consecuencia, mandó que el director principal de la obra fuese el profesor Manuel Machuca y que el arquitecto y académico de mérito Miguel de Olivares y Guerrero fuese el director constructor y quien nombrase al aparejador mas idóneo para este cometido. Del mismo modo, se estipuló que la Junta de la Diputación que cuidaría de hacer obedecer las órdenes del Rey para el gobierno de la obra, se compondría únicamente del un individuo nombrado por el cabildo y de otro elegido por el Consulado, a los que presidiría el obispo y el Consejo de S.M., y en su defecto o ausencia, el gobernador de Cádiz. Se hizo hincapié como la gravedad de la obra principal radicaba en la cúpula, por lo que se exigiría a Machuca la realización de un modelo de la misma que, con la mayor exactitud, manifestase los cortes que debían tener las piedras de su construcción.
En este momento se dotó al director constructor con 24.000 reales de vellón anuales dejándose el sueldo de Machuca a elección del cabildo y el Consulado. El 31 de enero de 1791 Manuel Machuca comunicó a la Academia diversas consideraciones entorno a la construcción del modelo para la cúpula, así como el sueldo que se le debía por la fábrica de la catedral, ya que por los trabajos realizados durante cuatro meses y medio en que había abandonado todos los asuntos que tenía en Madrid y durante los cuales había efectuado el reconocimiento, la medición, la formación de borradores del estado de dicho templo y diversos apuntes se le habían pagado 50.000 reales, cantidad nada excesiva. Tampoco Miguel Olivares y Guerrero estuvo de acuerdo con los honorarios que se le pagaban, por cuanto que el 14 de febrero de este mismo año de 1791 comunicó a la Academia que se le habían suprimido las dos terceras partes de su asignación sin causa justificada y que la Junta no le había concedido el sueldo estipulado por S.M. desde que había sido expedida la Real Orden, sino desde que había empezado a poner en práctica el proyecto de reforma.
Volviendo a retomar la actividad profesional de Daura, sabemos que el 15 de junio de 1833 el secretario interino del Despacho de Marina comunicó a la Academia una real orden expedida por el Rey con motivo de la necesidad de nombrar a dos arquitectos que se hallasen en Cádiz o Sevilla con objeto de realizar el reconocimiento de la obra ejecutada en el Real Observatorio de San Fernando, para la colocación y montura de tres instrumentos magistrales construidos en Londres. A este objeto, la Sección de Arquitectura reunida el 20 de junio creyó como individuos más apropiados los académicos Juan Daura y Salustiano Ardanaz, residentes en Cádiz y Sevilla respectivamente, nombramientos que la Academia aprobó en la Junta Ordinaria del 21 del mismo. El primero aceptó gustoso el encargo el 1 de julio mientras que el segundo dos días más tarde, no sin antes advertir que debía acabar antes unos trabajos del real servicio que no le ocuparían mucho tiempo. El 15 de julio ambos profesores concluyeron el informe facultativo y los resultados del reconocimiento, ascendiendo los honorarios de Ardanaz a 10.181 reales de vellón y los de Daura a 450. Las dietas de los arquitectos salieron de los fondos del mismo Observatorio, habiendo sido aprobados por el Rey el 16 de agosto de 1833.
Dos años más tarde, ostentando el grado de teniente coronel y la plaza de arquitecto mayor de Cádiz, solicitó de S.M. el cargo de arquitecto del Gobierno Civil de dicha ciudad, instancia que fue acogida favorablemente por parte del ayuntamiento, el académico de honor y de mérito José Agustín de Larramendi y por el mismo gobernador. La Comisión de Arquitectura creyó justa la petición por los méritos del solicitante, motivo por el que recomendó al interesado a la Academia para que diese su voto favorable.
Por estas fechas llegó a informe de la corporación el pensamiento y el plano topográfico en limpio que Daura y Torcuato José Benjumeda habían realizado con objeto de extender los terrenos por la parte de la nueva población en el Puerto de Santa María. Se trataba de un plano con la representación de la alineación de las calles y las manzanas que iba acompañado del testimonio de otras actuaciones relacionadas con la obra, es decir, las solicitudes interpuestas por los propietarios Mora y Carrera, el primero en calidad de dueño de una posesión ya levantada y el segundo como edificador de las pendientes ya comenzadas por sus cimientos y realizadas sin la competente licencia y acordonamiento de la municipalidad, lo que había motivado la formación de dicho plano. El expediente fue estudiado por la Comisión de Arquitectura el 26 de mayo de 1835, la cual acordó aprobar el plano topográfico y proceder al «cerramiento del callejón E.F., [...] á la demolición del que se denominaba “estorbo letra Y., para dejar expedita y libre la calle C.D. [...] y en cuanto a la posesion B. del Dn Manuel Moreno de Mora si resistiese el mayor abance de la linea A.A. á la de las propia calle, no hallaba inconveniente en que pudiese quedar el terreno resultante como Plazuela de mayor desaogo en la misma, á no ser que lo exija la poderosa razon de seguridad al transito publico». Este dictamen sería aprobado por la Academia en la Junta Ordinaria del 31 de mayo de 1835.
A principios de 1837 llegó también a censura el doble pensamiento en borrador que había realizado Daura sobre el Mercado de Abastos que debía construirse en Cádiz, en la plaza que llamaban de la Libertad. Los dibujos representaban la semi-planta y el alzado de este espacio urbanístico, trabajo que sería aprobado por la Comisión de Arquitectura el 14 de febrero de 1837 y finalmente por la Academia el 19 del mismo mes.
Su nombre volvió a reseñarse en las juntas académicas posteriores, como en la Junta de la Comisión de arquitectura del 22 de enero y en la Junta Ordinaria del 27 de enero de 1839, momento en que, ostentando el cargo de maestro mayor de Cádiz, remitió una queja sobre el comportamiento de los maestros de obras que trabajaban en dicha ciudad. Del mismo modo, con motivo de la construcción de su última obra: una plaza de toros para Jerez de la Frontera (Cádiz), cuyos planos habían sido remitidos a censura de la Academia por una sociedad de hacendados capitalistas. De todos ellos fueron aprobados los que representaban la planta y la forma de la plaza en la Junta Ordinaria del 8 de diciembre de 1839. Esta aprobación se refería a la explanación y la cimentación de la obra, por lo que a la hora de levantar los alzados «que es el verdadero lenguaje de las artes», se le aconsejó que remitiese sus correspondientes alzados y la demostración geométrica. Tanto unos como otros se presentaron en seis planos, siendo aprobados de manera definitiva por la Comisión de Arquitectura el 10 de marzo de 1840 y por la Academia el 15 del mismo mes.
Al año siguiente envió una larga exposición quejándose de nuevo de los maestros de Cádiz, entre ellos de Cayetano Bravo, José Armario y Juan Arduña, quienes habían conseguido privarle de la confianza que, como maestro mayor de la ciudad, le había dispensado dicho ayuntamiento, «abrogandose las facultades de que les priva su mismo titº en el reconocimto, medida y declaraciones del Edificio publico de la nueva Plaza de toros construido por empresa en terreno correspondte en su jusisdizn á las fortificazs de la Plaza, en cuyo replanteo y demarcacion entendió y declaró por esta causal al Mro mayor D. Juan Serafin Manzano». La Comisión de Arquitectura celebrada el 21 de septiembre de 1841 se puso de parte de Daura porque los maestros de obras no podían llevar a cabo el reconocimiento de edificios públicos al no estabar autorizados y menos Arduña, que había llevado a cabo la reforma y las mejoras de este establecimiento.
Arquitectura. Catedrales, 1766-1862. Sig. 2-32-5; Arquitectura. Plazas, mercados y plazas de toros, 1778-1852. Sig. 2-28-6; Arquitectura. Reconocimientos de obras, 1779-1862. Sig. 2-27-5; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1831. Sig. 2-9-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Informes. Urbanismo. Monumentos conmemorativos, 1787-1876. Sig. 2-28-8; DAURA, Juan. Disertación sobre las diferentes formas que se conocen de calles en las grandes poblaciones, las ventajas e inconvenientes que presenta cada una de ellas, cuáles serán las que ofrecen mas comodidades y hermosura a sus edificios, y que situación se podrá elegir para formar una ciudad populosa, Madrid, 1831. Sig. 3-311-1; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1839-1848. Sig. 3-90; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1831-1838. Sig. 3-89; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816.1900. Sig. 3-154, nº 105; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1750- 1831. Sig. 1-44-2; Secretario general. Académicos de honor y de mérito, 1820-1845. Sig. 1-40-7.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
Fecha: 1831 • Nº Inventario: A-1772 • Dimensiones: 659 x 489 mm. Escala gráfica de 190 pies castellanos. • Técnica: Papel verjurado agarbanzado claro. Tinta y aguada gris y rosa.
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