Hijo de Ramón Coello y Manuela Roldán nació en Madrid hacia 1804, ciudad en la que residió en la calle de la Magdalena Baja, nº 7, 4º principal. Finalizados sus estudios primarios se matriculó como alumno en la Academia de San Fernando, centro en el que cursó los dos años de Matemáticas reglamentarios para acceder a la profesión de arquitecto. Asistió igualmente a la cátedra especial de Geometría práctica a cargo del director de Arquitectura Alfonso Rodríguez, en la que obtuvo un premio extraordinario. Concurrió al estudio de Dibujo y Adorno del Real Estudio de la Merced mereciendo otro premio, pasando por ello a la clase del yeso, al tiempo que oía las lecciones particulares de su director y maestro Custodio Teodoro Moreno, de quien sería discípulo durante ocho años consecutivos. Al lado de este profesor aprendió los principios de la delineación hasta el punto de poder inventar proyectos y practicar la arquitectura, a la vez que asistió a las obras a su cargo en las que se aplicó en la medición, el levantamiento de planos y los cálculos. Una vez extinguido el estudio particular de Custodio Teodoro Moreno se matriculó en la clase pública de arquitectura en la Academia de San Fernando, compaginando dicha enseñanza con las de Física y Mecánica impartidas respectivamente en el Real Gabinete de San Isidro y el Real Conservatorio de Artes.
En octubre de 1829 solicitó de la Academia su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de Una biblioteca (del A-0768 al A-0772) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la certificación de práctica librada por Custodio Teodoro Moreno y la justificación de su conducta moral y política.
La Junta de la Comisión de Arquitectura reunida el 28 de octubre de 1829 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 8 de noviembre, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 27, 6 y 83, los cuales respondieron respectivamente: «La presa de un Rio, que se supone de 200 pies castellanos de ancho, demostrando los encadenamientos de sus maderas zampeados y si colocarse silleria, los cortes respectivos de su trabazon. Planta y perfil», «Portico para un paseo publico de una capital en donde puedan refugiarse y pasear comodamente las personas en ocasión de lluvia repentina, y el cual dé ingreso á café, Botilleria y mesas de juego publico. Planta, fachada y seccion» y «Un Monumento á la memoria de un Heroe en ciencias ó artes (á eleccion) decorado con los correspondientes trofeos. Planta y fachada». De los tres asuntos eligió el nº 6, es decir, un Pórtico espacioso para un paseo público de una capital, en donde pueden refugiarse cómodamente las personas en ocasiones de lluvia repentina, y el cual da ingreso a café, botillería y mesas de juego público (A-3549), elección que comunicó a la corporación el 11 de noviembre.
La Junta de Examen tuvo lugar el 24 de noviembre de 1829, asistiendo a ella como vocales Antonio López Aguado, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno, Antonio de Varas y Martín Fernández de Navarrete. Cotejada la obra de pensado con el ejercicio de repente que el pretendiente explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Coello principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre los niveles y el grafómetro; el modo de medir la altura a largas distancias; el levantamiento de los planos; la medida de la esfera y las superficies planas; la formación de las medias naranjas y las pechinas; el modo de explanar el terreno para levantar un edificio y el uso del nivel para ello. A continuación, explicó la apertura de las zanjas para cimentar y las precauciones que debían tenerse presentes en terrenos pantanosos; los arquitrabes y las dovelas; los conocimientos necesarios para ser un buen arquitecto según Vitruvio; las plantillas para dirigir a los operarios a la hora de hacer las figuras de piedra y otro tipo de piezas, y por último, las enmiendas que realizaría en su obra de repente en caso de tenerla que levantar en un sitio determinado.
Satisfechos los examinadores con el mérito de las obras ejecutadas como con las explicaciones y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas, le hallaron hábil por uniformidad de votos para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 27 de diciembre de 1829, a los 25 años de edad.
El 9 de julio de 1833 remitió a la corporación académica los planos, que sólo en líneas, había diseñado para la construcción de nueva planta de una iglesia parroquial en Benabarre (Huesca). Se trataba de un templo muy sencillo de una sola nave y con capillas debido a la economía con la que se contaba, cuyo proyecto sería aprobado por la Comisión de Arquitectura el martes 16 de julio de 1833 y finalmente por la Academia en la Junta Ordinaria del 21 del mismo mes.
El 25 de noviembre de 1833 una real orden de la Reina acordó estimular el genio de los profesores de la Academia de San Fernando a través de la erección de un Monumento artístico dedicado a consagrar la memoria del juramento hecho por Isabel II como Princesa heredera de estos Reinos y su advenimiento al trono. Debía publicarse en los periódicos después de ser aprobado por S.M. y ofrecerse el premio honorífico y remuneratorio al profesor que la Academia estimase con mayor mérito. Los autores tenían la libertad de diseñar el monumento que quisiesen en el lugar que creyesen más oportuno, teniendo presente que el ganador obtendría un premio consistente en una medalla de oro de 6 onzas que tendría la efigie de la Reina y en su reverso la inscripción laureada: «Mª Cristina de Borbon Reina Gobª á N (qe será el nombre del qe obtenga el premio)».
La Academia tuvo preparado el programa el 16 de diciembre siendo aprobado por la Reina el 8 de enero de 1834. Los profesores que firmaron la oposición fueron Carlos del Bosch y Romaña; Pedro Manuel de Belaunzarán; Patricio Rodríguez; Andrés Coello; Manuel Rojas; Constantino Germán; Marcos Arnaiz; Diego Monroy y Aguilera (pintor de Cámara de S.M.); Antonio Capo González; Romualdo de Vierna; Narciso Labrador; Antonio Sancho y Arango; José María Guallart y Sánchez; Francisco García Martínez; Juan Morán Lavandera; José Gutiérrez (profesor de pintura); Francisco Elías Burgos; Juan José Ribera; Luis de Olarieta; Pedro García; José de Tomás; Francisco Javier Adán; Inocencio Ladrón de Guevara; Lorenzo Hidalga y Luis Rigalt. A éstos cabría añadir los nombres recogidos en la lista del académico Antonio Celles remitida a Custodio Moreno desde Barcelona en febrero de 1834, en la que aparecían como opositores José Fontseré; José Oriol; Félix Ribas y los alumnos Onofre Alsamora, Víctor Martí, Pablo Gener, José Mestres, Francisco Barba, Antonio Rubira, Carlos Gras y Francisco Ribas. Asimismo, Fernando Llacer y Viana, académico de mérito por la Escultura de la Academia de San Carlos de Valencia; Francisco Guillén y Juan Lizusoáin, este último profesor de Adorno y Decoración en Sevilla.
Las obras presentadas, un total de 23, fueron de lo mas variadas respecto a su forma y ubicación. Algunos vieron el monumento como un obelisco, otros como un gran pedestal con escalinatas, un templete circular de diferentes órdenes, una columna o una fuente en lugares tan dispares como la plaza de Oriente a espaldas del gran Teatro dando frente a la calle Arenal; en el sitio o paso del río Manzanares llamado del Vado frente al puente de Santa Isabel o en el sitio que ocupaba la Puerta de Atocha.
La Junta General celebrada a las 11 de la mañana del día 19 de septiembre de 1834 tuvo como objeto la adjudicación de los premios con arreglo al programa publicado en la Gaceta el 7 de enero anterior. Debido a que el viceprotector padeció de improvisto una grave enfermedad, la presidencia fue ocupada por el conde de Parcent al ser el consiliario más antiguo. A la junta asistieron un total de 49 profesores, siendo el secretario Fernández de Navarrete y no habiendo podido acudir los académicos de honor marqués de Bajamar y el marqués de Piedra Blanca, así como los académicos de mérito Francisco Javier de Mariátegui, Elías Villalobos, José París y José Castelaro.
Estudiadas previamente todas las obras y ejecutada la votación secreta, resultó que ninguna de ellas era merecedora del premio, por lo que la Academia acordó comunicar al gobierno que fuese ella misma la que arreglase uno o más pensamientos del monumento artístico a fin de poder presentar a S.M. alguno que reuniese y conciliase el decoro con el esplendor de las artes.
En vista de lo dictaminado por la Junta anteriormente señalada, la Junta de la Comisión de Pintura, Escultura y Arquitectura reunida el 3 de diciembre de 1834 acordó, sin embargo, otra solución para resolver el problema. Dicha solución consistía en volver a organizar una nueva convocatoria y una publicación sencilla del mismo programa, debiendo añadir los autores por escrito las razones artísticas y filosóficas de las diferentes obras, aparte del cálculo aproximativo del coste que tendrían y el sitio más apto en el que debería ubicarse el monumento.
Dejando de lado este certamen y volviendo a retomar la actividad desarrollada por Andrés Coello en la década de los años treinta, el 22 de noviembre de 1836 el Juzgado de 1ª Instancia y Escribanía de la villa de Madrid comunicó a la Academia el expediente que se seguía entre Luis Sola del Castillo y Santiago de la Peña, ambos de ese vecindario, sobre el pago de un crédito a cuya seguridad estaba hipotecada una casa de baños de oriente situada en la plazuela de Isabel II esquina a la de la Escalinata, señalada con el nº 5 nuevo en la Manzana 414 perteneciente a Peña. De conformidad por ambas partes se resolvió su enajenación en pública subasta, a cuyo fin fueron nombrados para la tasación los arquitectos Isidoro Llanos y Andrés Coello. Pero anunciada la venta el deudor Peña, se vio perjudicado pues la tasación había sido muy baja y además, los arquitectos no habían dado valor al gran caudal o depósito de aguas que tenía la casa que surtía 25 pilas para baños pudiendo surtir muchas más. Ante tales circunstancias, Peña solicitó de los arquitectos la recalificación de la tasación o la intervención de otros dos peritos hidráulicos, incluso que la Academia nombrase a un arquitecto de su confianza que pudiera practicarla. Enterada la corporación académica de lo sucedido, acordó nombrar a Juan Francisco Rodrigo y José Joaquín de Troconiz el 24 de noviembre de 1836 para que verificasen de nuevo la tasación.
En 1844, después de hacer la relación de sus trabajos durante 15 años, solicitó de la Academia el grado de académico de mérito. Entre sus méritos exponía haber ejercido la profesión en Madrid desde su aprobación en 1829 hasta 1837, momento en que se había trasladado a Oviedo para convertirse en el maestro mayor de la ciudad. Vistas las alegaciones de Coello, la Comisión de Arquitectura reunida el 16 octubre de 1844 le admitió a los ejercicios de reglamento, señalándole como prueba adicional la «planta y sección del antiguo templo del Monasterio de Valde-Dios que fue de monjes Bernardos y su convento». Obtuvo el grado solicitado en la Junta Ordinaria del 27 de diciembre de 1844.
A mediados de 1845 llegaron a la Academia los planos y el pliego facultativo que había elaborado para la construcción de una casa de baños minerales en Fuentesanta, Concejo de Nava (Asturias), a fin de que la corporación pudiera estudiarlos. Examinados con detenimiento fueron aprobado en la Junta Ordinaria del 3 de agosto de 1845, no sin antes dictaminar que la dirección de la obra corriera a cargo del mismo arquitecto, quien debía encargarse de hacer las mejoras en el pensamiento. A finales de este mismo año remitió otros 4 planos en borrador, en esta ocasión los de una casa hospedería para los mismos baños minerales de Fuentesanta de Nava, que serían aprobados por la Comisión Extraordinaria de Arquitectura celebrada la noche del 3 de enero de 1846 y por la Academia al día siguiente.
Muy importante fue su labor en la conservación de los monumentos asturianos a raíz de la creación en 1844 de las Comisiones Provinciales de Monumentos, pues como primer arquitecto provincial de la Diputación de Oviedo se hizo cargo en 1850 de las obras urgentes y necesarias para evitar la ruina de la iglesia de San Miguel de Lillo. En este mismo año se haría cargo también de las obras de reparación y ampliación de las cárceles llamadas de la Fortaleza y de la Galera (Oviedo), así como de otras tantas cárceles de nueva planta que debían construirse en las villas de Gijón, Cangas de Tineo e Infiesto, las cuales serían aprobadas en la Junta General del 1 de agosto de 1850. A propuesta del Ayuntamiento de Gijón remitió un año más tarde para el mismo fin los planos de un teatro de escuelas públicas para niñas y niños, además de un asilo de mendicidad, que serían todos ellos aprobados por la Sección de Arquitectura el 1 de abril de 1851 y por la Academia en la Junta General del 6 del mismo mes.
Como arquitecto residente en Oviedo dirigió a primeros de 1852 una exposición junto con el también arquitecto Domingo Rodríguez Sesmero, relativa a un escándalo cometido contra los derechos y prerrogativas de los profesores. El problema radicaba en una declaración facultativa ejecutada por dichos arquitectos en un asunto judicial, en la que al no haber concordancia entre ambos profesionales el teniente de alcalde se vio obligado a elegir un tercero en discordia para solucionar el problema. El alcalde nombró a Ramón Secades que se hallaba en Oviedo, pero al no aceptar el cargo el teniente de alcalde nombró a Cándido Salinas, quien a pesar de no tener título alguno aceptó el nombramiento. Al dar su declaración, que fue aceptada por el juez y las partes interesadas, Coello y Sesmero se quejaron al gobernador de la provincia por dicho nombramiento, exigiendo las responsabilidades y la multa correspondiente al que lo había hecho y al que lo había aceptado. La instancia fue trasladada a la Audiencia Territorial, órgano que acordó no haber lugar a corrección disciplinar, ni formación de causa de oficio contra el teniente de alcalde José García de la Mata, ni contra Cándido Salinas.
Los desagraviados acordaron entonces dirigirse a la Academia de San Fernando para ser oídos. El asunto fue examinado por la Sección de Arquitectura el 3 de abril de 1852, momento en el que se acordó que «De todo lo dicho se infiere que el abuso cometido por el Sr. Teniente de Alcalde de Oviedo es patente y de bulto, que la queja de los Arquitectos es fundada y justísima, que no ha sido atendida por quien debía serlo, porque se han creido sólidas las espaciosas razones dadas por aquella autoridad en su informe, que esta no es mas que un tejido de sofismas hábilmente dispuesto para fastidiar á las personas incautas, pero queda reducido á polvo con la refutacion que precede, que por consiguiente la Academia está en el caso de tomar á su cargo con todo calor la defensa de los Arquitectos de la provincia de Oviedo en la que va envuelta la del decoro y prestigio de toda la Clase, y que para ello debe remitirse el expediente al Gobierno de S.M. acompañado de una reverente exposición en que se rebatan y destruyan, como queda hecho en este informe, todas las ideas erróneas en que se han apoyado el Sr. Teniente de Alcalde y la Audiencia territorial de Oviedo para dictar sus respectivos fallos, pidiendo espresadamente la revocacion de estos y el exacto cumplimiento de las leyes y órdenes que rigen sobre la materia».
En 1854 Coello estuvo ocupado en varios proyectos de cárceles: uno para la ciudad de Avilés (Oviedo) que sería aprobado por la Junta General del 11 de junio, no sin antes advertirle que suprimiese las columnitas y basamento sobre las que colocaba el escudo de armas y que lo dejase aislado dándole una forma más graciosa; otra para Belmonte (Cuenca), aprobado por la Sección el 25 de abril; dos más para Villaviciosa (Oviedo) y el partido de Llanes, ambos aprobados por la Sección el 18 de mayo; y por último los de Luarca (Oviedo) y Gijón, los dos aprobados en la Junta General del 11 de junio de 1854.
Al año siguiente le veremos como secretario de la Escuela, cuyo nombramiento se había dado a conocer en la Junta General Extraordinaria del 18 de marzo de 1855, y dos años más tarde ejecutando el plano para la reedificación de la iglesia parroquial de La Rondiella, diócesis de Oviedo, que sería aprobado por la Sección de Arquitectura el 9 de febrero de 1856 y por la Academia el 2 de marzo.
El 6 de agosto de 1858 la Sección de Arquitectura examinó su proyecto de reforma de la plaza pública y la construcción de nueva planta de la casa de ayuntamiento para Gijón, que sería aprobado en la Junta General del 9 de ese mismo mes. De igual modo lo sería el 17 de marzo de 1859 el ejecutado para la iglesia parroquial en dicha ciudad, no sin antes advertirle algunas consideraciones como la falta de proporción en las gradas de las entradas y el presbiterio respecto a sus huellas; la inexistencia del dibujo de las ventanas que daban luz a las escaleras del coro; no conocerse como el arquitecto había cubierto el camarín de la Virgen y la conveniencia de que la pared separadora del presbiterio y la capilla contigua se colocasen a los haces interiores de ésta. El proyecto corregido sería aprobado por la Sección de Arquitectura el 6 de abril de 1859 y finalmente por la Academia en la Junta General del 10 del mismo mes.
En este mismo año de 1859 formó parte de la plantilla de empleados en las dependencias de la Academia dentro de la Escuela Superior de Arquitectura en calidad de secretario, mientras que Juan Villanueva era el escribiente-conservador, Felipe Olagaray el conserje, Domingo Sánchez Rom el portero y Dionisio Olagaray el mozo de oficio.
Cuatro años más tarde le veremos trabajando en el proyecto de la capilla para las monjas Agustinas de Gijón, cuyo informe sería presentado por la Sección de Arquitectura a la Academia en la Junta General Extraordinaria del 15 de agosto de 1863.
A mediados de 1866 se le encargó la construcción de la casa consistorial de Cudillero (Asturias) y dos años más tarde se ocupó del proyecto de un teatro para Logroño. La Sección de Construcciones Civiles del Ministerio de la Gobernación remitió a informe de la Academia el 8 de junio de 1868 el expediente relativo a la construcción de este teatro, el cual estaba formado por la memoria facultativa y el presupuesto total de la obra que ascendía a 58.176 escudos, así como del pliego de condiciones y 10 planos con la representación de las plantas, fachadas, secciones y detalles, planos y documentos que fueron aprobados en su totalidad por la Junta de la Sección de Arquitectura el 20 del mismo mes.
Al año siguiente, la Junta de la Sección de Arquitectura reunida el 18 de junio de 1869 examinó el expediente promovido por el Ayuntamiento de Gijón, el cual principiaba con un oficio del arquitecto Lucas Mª Palacios con el membrete «Dirección de Obras civiles de Gijon y caminos vecinales», denunciando a la municipalidad por haber notado en la obra de la casa de Cristóbal Valdés variaciones en la montea o sagita de la cimbra del arco que daba entrada a la plaza, separándose de lo aprobado por la Academia en el plano de la plaza y casa consistorial «cuyos estribos y salmeres, dice, se hallan ya construidos en las dos fachadas de la misma con arreglo á dicho plano». Esta denuncia había sido realizada por Palacios como arquitecto de la Academia y autor que era del plano, cuando ni era representante de la Academia ni el autor de los planos, ya que en la Academia constaba que el autor era Andrés Coello. Además, el maestro de obras encargado de la construcción de la casa, Cándido González, negó el hecho denunciado en una comunicación presentada a la corporación académica, afirmando que sólo se habían reformado en una ocasión los cerchones de las cimbras a fin de corregir un descuido de los operarios y que cuando se hizo fue conservada exactamente la sagita aprobada. Por otro lado, el propio Cándido González consultó si en la construcción de la casa de Marcelino Menéndez Morán que había dirigido el mismo arquitecto y cuyo plano había aprobado el ayuntamiento, dicho facultativo se había separado del plano ejecutado por Coello que era el que la Academia había aprobado previamente, pues a la hora de hacer Palacios la casa consistorial en la misma plaza había alterado sustancialmente los planos ya aprobados suscritos también por Coello.
Todas estas denuncias y consultas fueron estudiadas cuidadosamente por la Sección de Arquitectura llegando a las siguientes conclusiones: 1) Que Palacios no pertenecía a la Academia como decía y no tenía encargo ni representación de dicha corporación; que Gonzaléz no ostentaba el título facultativo que exigía la legislación vigente para dirigir obras, pero que al no haberse presentado aspirantes al concurso público para cubrir la plaza de arquitecto municipal el Ayuntamiento le había encargado internamente el cuidado de sus obras, cuyo nombramiento había sido aprobado por el gobernador; Que por este hecho se debía absolver al maestro práctico Cándido González de los cargos por los que el arquitecto Lucas Mª del Palacio le había acusado, no sin antes amonestarle para que no se propasase en dirigir obras de ninguna especie mientras no ostentase el título legal que le autorizaba y se limitase únicamente a los reparos comunes que estaban permitidos a los de su clase. 2) Que al no ser Palacios el autor del proyecto aprobado por la Academia sino Andrés Coello y no existir plano alguno posterior aprobado por la Academia a los ejecutados por Coello, tanto la casa de Valdés como las demás de la plaza debían sujetarse en todo al plano general formado por Andrés Coello, pudiéndose tolerar para los arcos de entrada la forma elíptica en vez de la escarzana, siempre que no se alterase la ságita o la altura interior de ellos. 3) Que las variaciones introducidas en la decoración de la plaza y la fachada de la casa consistorial habían cambiado el proyecto a peor de lo aprobado, hecho por el que la fachada de la casa de Menéndez Morán debía reformase y modificase hasta dejarla ajustada al plano mencionado. 4) Por último, que debía imponerse a Palacios una severa corrección y varias penas por los abusos cometidos al atribuirse planos que no eran suyos, alterando y variando los legítimamente aprobados, alegando facultades que no tenía y suponiéndose representante de la Academia a la que no pertenecía.
Arquitectura. Asilos, audiencias, bibliotecas y museo nacional, bolsas, capillas, casas consistoriales y capitulares, casas de caridad, calles, casas de correos, embovedado, casetas, diputaciones provinciales, edificios de los consejos. Siglo XIX. Sig. 2-42-8; Arquitectura. Cárceles, 1842-1853. Sig. 2-30-2; Arquitectura. Cárceles, 1853-1861. Sig. 2-30-3; Arquitectura. Casas de campo. Casas de baños, 1800-1854. Sig. 2-30-6; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1832-1851. Sig. 2-33-5; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1852-1857. Sig. 2-33-6; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1857-1868. Sig. 2-33-7; Arquitectura. Monumentos públicos, siglo XIX. Sig. 2-28-3; Arquitectura. Plazas de toros, mercados, puertas, puentes, observatorios, hospitales, teatros, torres, murallas, museos, institutos, ministerios, siglo XIX. Sig. 2-43-1; Arquitectura. Plazas, mercados y plazas de toros, 1778-1852. Sig. 2-28-6; Arquitectura. Teatros, 1788-1862. Sig. 2-29-1; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1829. Sig. 2-9-1; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1850. Sig. 1-32-21; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1846-1855. Sig. 1-30-2; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1839-1848. Sig. 3-90; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1848-1854. Sig. 3-91; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 78; Sección de Arquitectura. Informes, 1881-1901. Sig. 4-81-16; Secretario general. Enseñanza. Profesores, 1838-1897. Sig. 1-21-6. Secretario general. Solicitudes de nombramiento de profesores para reconocimiento de obras de arquitectura, pintura, escultura y grabado, 1779-1862. Sig. 2-27-5.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
Fecha: 1829 • Nº Inventario: A-0770 • Dimensiones: 650 x 1180 mm • Técnica: Dibujo en papel avitelado: sobre lápiz, delineado a tinta negra. Aguadas de colores.
Fecha: 1829 • Nº Inventario: A-0772 • Dimensiones: 656 x 983 mm • Técnica: Dibujo en papel avitelado: sobre lápiz, delineado a tinta negra. Aguadas de colores.
Fecha: 1829 • Nº Inventario: A-0768 • Dimensiones: 672 x 990 mm • Técnica: Dibujo en papel avitelado: sobre lápiz, delineado a tinta negra. Aguadas de colores.
Fecha: 1829 • Nº Inventario: A-0771 • Dimensiones: 631 x 960 mm • Técnica: Dibujo en papel avitelado: sobre lápiz, delineado a tinta negra. Aguadas de colores.
Fecha: 1829 • Nº Inventario: A-0769 • Dimensiones: 672 x 990 mm • Técnica: Dibujo en papel avitelado: sobre lápiz, delineado a tinta negra. Aguadas de colores.
Fecha: 1829 • Nº Inventario: A-3549 • Dimensiones: 490 x 659 mm; escala gráfica en pies castellanos. • Técnica: Papel verjurado ahuesado. Tonta y aguada gris, gris azulada y rosa.
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