Nació en Toledo, pero pronto se trasladó a Madrid siendo pensionado por Luis María de Borbón, cardenal arzobispo de Toledo, a fin de cursar la carrera de arquitectura como discípulo en la Real Academia de San Fernando. Se aplicó en Matemáticas con el profesor Benito Bails al tiempo que siguió los estudios de Arquitectura bajo la dirección de los académicos de mérito Juan Antonio Cuervo y Alfonso Rodríguez, con este último la práctica de la profesión.
El 2 de agosto de 1807 solicitó de la Academia su admisión a los ejercicios para la clase de arquitecto, presentando como prueba de pensado un «Palacio de Recreo, ó llamese Casa de Campo, con todas las comodidades y oficinas necesarias, para habitar en el la estacion de Berano, destinado ál Exmo Señor Dn Luis Maria de Borbon, cardenal de Sta Maria de Excala, Arzobispo de Toledo», junto con su correspondiente informe facultativo y el avance del coste de la obra, calculada en 29.423, 907 reales.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 3 de septiembre de 1807 examinó los siete diseños de la casa de campo, pero no vio en el proyecto el mérito suficiente, de ahí que el 25 de octubre de este mismo año Clemente volviese a solicitar su admisión a los ejercicios para la misma graduación, presentando en esta ocasión cuatro diseños de una iglesia parroquial para un pueblo de 300 vecinos con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, calculada en 2.587,004 reales. Pero la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 29 de este mes volvió a denegarle la admisión al resto de los ejercicios establecidos al no hallarle con los conocimientos necesarios.
Sin embargo, su interés por obtener el título de arquitecto le llevó el 28 de febrero de 1808 a solicitar su admisión a los ejercicios correspondientes para este grado por tercera vez, presentando en esta ocasión la certificación de práctica librada por el arquitecto y académico de mérito Alfonso Rodríguez y como ejercicio de pensado el proyecto de Un cementerio con agregado para señores títulos, con destino a uno de los departamentos de una capital extramuros de ella, en el que se pueden colocar 9.000 cadáveres en sepulturas y nichos de un solo cadáver (del A-4761 al A-4765). La Junta de la Comisión del 3 de marzo de 1808 acordó el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento, siendo admitido finalmente en la Junta Ordinaria del 6 de este mismo mes. En esta fecha le sortearon los programas de repente, tocándole en suerte los números 96, 99 y 124, de los cuales escogió el nº 124, es decir, una Casa de campo o recreo para pasar en ella un día su dueño (A-1754).
Fue examinado en la Junta Extraordinaria celebrada el 10 de marzo de 1808, reunión a la que asistieron como vocales Vergaz, Aguado, Cuervo, Pérez, Puente Ortiz, Varas y Munárriz, este último en calidad de vocal secretario. Cotejada la obra de pensado con el ejercicio de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Clemente realizó este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre sus obras y después sobre la teoría y práctica de la profesión.
Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron hábil para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 3 de abril de 1808.
Junto con Miguel Antonio de Marichalar, ambos arquitectos residentes en Toledo, hizo presente a la Academia su queja ante los constantes abusos que eran cometidos por los prácticos albañiles, sobre todo tras haber conseguido por una instancia la Provisión Real del Consejo expedida el 9 de diciembre de 1814 por la que hasta nueva providencia del Consejo debían guardarse y cumplirse las ordenanzas del Gremio de Maestros de Albañilería en aquella ciudad y su provincia publicadas el 23 de marzo de 1534. Ante esta queja, la Junta de la Comisión celebrada el 1 de febrero de 1815 le contestó tan sólo que sentía ver eludidas repetidas veces las reales órdenes y especialmente la recién Real Cédula de S.M. emitida el 2 de octubre último, por lo que realizaría una representación enérgica para ponerla en manos del protector de la Academia y solucionar así un tema que tantos quebraderos venía dando desde hacía tiempo.
En 1816 envió a la Academia desde la misma ciudad de Toledo un plano de la iglesia de la villa de Piedrabuena (La Mancha), con cuatro diseños en planta, fachada y cortes junto a sus correspondientes informes. La dirección del templo, que estaba cimentado hasta la superficie, le había sido encargada a Clemente por el cabildo el 13 de julio de 1808, bajo los planos y condiciones dispuestos en el año de 1792 por el académico de mérito José Miguel de Toraya. Una vez comisionado para esta obra derribó la antigua iglesia, pero viendo que no tenía espacio suficiente para la nueva manifestó la necesidad de aumentar el espacio con el que ocupaban tres casas contiguas, las cuales serían compradas y derribadas.
Explanado el terreno y dispuesto a nivel se llevó a cabo el replanteo para sus zanjas, que fueron vaciadas hasta 10 pies de profundidad a pesar de haberse hallado terreno firme a 8 pies. Se macizaron con buena fábrica de mampostería con mezcla de cal y arena hasta enrasar un pie más bajo que la superficie de la explanación, sin embargo, con la invasión de la provincia por los franceses en el mes de marzo de 1809 las obras tuvieron que quedar suspendidas.
Después de tenerse que trasladar al lugar de las obras en sucesivas ocasiones y perder los planos originales en el devenir de la guerra tuvo que formar otros nuevos para su continuación, los cuales arregló a las condiciones dispuestas por Toraya. El 27 de marzo los remitió a informe de la Academia, siendo aprobados por la Comisión de Arquitectura el 30 del mismo mes, no sin antes advertirle que debía «suprimirse la ventana semicircular determinada sobre la puerta de su fachada colocando en su lugar una Lapida de Ynscripcion, y la superior que se ve de igual figura casi al piso de la tribuna en el cuerpo del Atico se eleve á el nivel de las de las Torres y de figura quadrangular».
Con motivo del auto de apelación seguido en la villa de Casarrubios del Monte (Toledo) en la Sala de Alcaldes de Casa y Corte por Casimiro Gómez con Casimiro Hernández, se acordó que los interesados nombrasen a un perito aprobado por la Academia para que en el termino de ocho días practicase el reconocimiento necesario, teniendo presente que la obra que designasen debía ejecutarse en quince días pagando las partes por mitad el honorario del reconocimiento y en caso de discordia se hiciese presente a la Sala el nombramiento de un tercero en discordia. Las partes nombraron a Leonardo Clemente de la Torre, quien realizó el reconocimiento y emitió su declaración, lo que motivó nuevos recursos porque se tuvo que solicitar de la Academia en mayo de 1816 el nombramiento de otro arquitecto que pasase a Casarrubios del Monte para realizar el nuevo reconocimiento. En esta ocasión, el nombramiento recayó en el director de arquitectura Alfonso Rodríguez, arquitecto que el 8 de junio de 1816 comunicó a la corporación académica el haberse enterado de dicho nombramiento y para cuyo encargo saldró de Madrid el 9 de junio por la mañana.
Igualmente, a lo largo de 1816 Clemente remitió a censura e informe de la corporación otros proyectos, entre ellos el relativo a la construcción de una casa consistorial, de gobernación, cárcel pública, posito real y carnicería para Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). El proyecto, formado por cinco diseños (plan general, plantas baja y principal, fachada de costado y dos cortes) y acompañado del informe facultativo y el presupuesto de la obra, calculadas en 1.972, 574 reales de vellón, fue examinado por la Comisión de Arquitectura el 28 de octubre. En esta misma fecha presentó otro dibujo en limpio de la planta, el perfil y el aspecto exterior del campanil que debía cubrir la torre del reloj de dicha villa, con la explicación del método constructivo, el presupuesto de la obra, calculada ésta en 14.250 reales de vellón, y el aprovechamiento de las maderas ya acopiadas.
El 18 de febrero de 1817 solicitó de la Academia su admisión a los ejercicios para la clase de académico de mérito, exponiendo ser arquitecto aprobado por la institución académica, maestro mayor de S.M. en Toledo y su Provincia desde 1808 y haber presentado varios diseños a censura de la Comisión de Arquitectura. No obstante, elaboraría mientras tanto los planos para la construcción del chapitel de la torre para la iglesia parroquial de Villamanta (Madrid), justipreciándolas en 54.586 reales de vellón, que serían aprobados por la Comisión el 30 de julio de 1817, y meses más tarde cuatro dibujos en planta, fachada, costado y dos cortes de la nueva iglesia que, de orden de S.M., se intentaba construir en el lugar de Manzaneque, población de 90 vecinos en la provincia de Toledo. El arquitecto había ejecutado el pliego de condiciones y el avance del coste de la obra, calculada en 185.652 reales de vellón, pero a la Comisión de Arquitectura celebrada el 30 de octubre de 1817 no le parecieron bien los dibujos por la forma de su planta, de ahí que comunicase a su autor la necesidad de realizar otros nuevos en borrador bajo una planta más sencilla. Una vez corregidos, fueron finalmente aprobados por la Comisión de Arquitectura el 7 de enero de 1818.
En la Junta del 26 de febrero de 1818 la Comisión se enteró de la solicitud hecha por Clemente para realizar los ejercicios correspondientes a la clase de académico de mérito, momento en que se acordó que, en vista de su opinión moral y facultativa como el haber presentado dos obras públicas de consideración, fuese admitido a los ejercicios reglamentarios a este grado. En la Junta Ordinaria del 2 de marzo quedó verificada su admisión, siéndole sorteados los programas para disertar en la Junta Ordinaria del 15 de junio. Le salieron en suerte los números 3, 13 y 23, de entre los que eligió el nº 3: «que trata de la situación local de los Hospitales en una Corte y lo que se deberá tener presente pª su comodo uso, ventilación y aislar las enfermedades contagiosas». A su vez, se le dio el asunto de la prueba de diseño que respondió al «[…] Orden Corintio de la altura de medio pie castellano el capitel, y el cornisamento de lo que resulte de la escala de aquel » (A-5637 y A-5638).
Los directores y tenientes de Arquitectura y Matemáticas fueron revisando el discurso, empezando por Antonio López Aguado, que lo devolvió corregido el 26 de enero de 1819, seguido de Juan Antonio Cuervo que lo hizo el 11 de marzo, Julián de Barcenilla el 24, Isidro González Velázquez el 29, Alfonso Rodríguez el 10 de abril, Manuel de la Peña el 18, Juan Manuel de Inclán el 20, Custodio Moreno el 29 y Antonio de Varas el 3 de mayo.
La Junta de Examen tuvo lugar el sábado 8 de mayo de 1819 y una vez finalizada la votación secreta Clemente salió aprobado en la clase de académico de mérito por uniformidad de votos, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 9 de mayo.
En 1820, siendo director principal de la Escuela de Dibujo de Toledo, solicitó del Infante Carlos los honores de teniente director de la misma. Por la Real Orden del 15 de septiembre fue remitida dicha solicitud, pero en la Junta Particular del mismo mes sería desestimada, volviendo la Comisión a retomar el asunto el 9 de marzo de 1824. En este momento, Clemente hizo una representación manifestando a la Academia que, siendo el arquitecto de los tribunales de Rentas Decimales de aquel Arzobispado de Toledo por nombramiento del cabildo primado, éste había nombrado como teniente de maestro mayor de dichos tribunales al maestro de obras Eugenio Antonio Alemán. Con ello se habían infringido las leyes y los preceptos de la Academia, de ahí que el propio Clemente indicase como Alemán se había «abrrogado todas las facultades del arte, reconociendo templos, disponiendo sus obras a su arbitrio, dirigiéndolas y reformandolas á su modo sin perdonar aun las egecutadas con aprobacion de esta Rl Academia, lo que le parece ser en descredito de la Rl Corporacion y sus Profesores […]». La Comisión comunicó el asunto a la Academia, acordando que sería conveniente que el secretario de la misma previniese al maestro Alemán que se ciñese a los límites que prescribía su título porque en caso contrario se tomarían medidas oportunas y más drásticas respecto a su actuación.
Sin embargo, cuatro años más tarde los académicos de mérito Clemente y Marichalar, así como los maestros de obras Alemán y Monroy, avecindados todos ellos en Toledo, comunicaron a la Academia como el gremio de albañilería continuaba con sus antiguas facultades de examinar y expedir cartas de aprobación autorizadas por el Ayuntamiento, tal y como lo hacían antes de lo dispuesto por el Estatuto 33 y la Real Orden de 28 de febrero de 1787, de ahí que siguiesen dirigiendo, midiendo, tasando las obras particulares y de comunidades religiosa, incluso inspeccionando y reconociendo las obras ejecutadas en edificios públicos por profesores de mérito. Por todo ello, solicitaban que la Academia expidiese definitivamente un exhorto a fin de que fuesen recogidas las cartas de examen expendidas después de la Real Orden y se multase al mismo tiempo a todos los contraventores (J. Comisión del 5 de mayo de 1828).
Por entonces, Clemente había llevado a cabo junto con el también arquitecto José Llorente el templo parroquial de Manzaneque (1820) y en solitario el informe pericial del molino del puente de Zulema (Alcalá de Henares) como los diseños de la torre de la iglesia toledana de San Miguel Arcángel en Navahermosa (1827).
En la Junta Ordinaria del 1 de marzo de 1829 aparece como «arquitecto mayor de la dignidad arzobispal de Toledo» y ofreciendo sus servicios a la Academia por haberse establecido en Madrid. Meses más tarde, la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 28 de octubre censuraría su proyecto de reedificación de la iglesia y convento de PP Trinitarios Descalzos de la capital en la que estaba encargado, diseños que se declararon muy conformes, arreglados y dignos de aprobación el 8 de noviembre de 1829.
A finales de año puso en conocimiento de la corporación académica que en la ciudad de Alcalá de Henares (Madrid) un tal Gaspar Martínez que se titulaba profesor de arquitectura se entrometía en la profesión al practicar el reconocimiento de iglesias y demás edificios públicos, disponiendo sus obras y dirigiéndolas como si fuese un maestro arquitecto. Estudiado el asunto, la Comisión de Arquitectura celebrada los días 15 y 17 de diciembre acordó comunicar a la Academia que mandase un oficio al corregidor de la ciudad a fin de que se observasen las reales disposiciones de S.M. y se previniese a Gaspar Martínez de abstenerse en el ejercicio de las funciones que no le competían, exigiéndosele además la multa o multas que eran designadas en función de la Real Cédula de 21 de abril de 1828.
El nombre de Leonardo Clemente volvió a reseñarse en las juntas académicas con motivo de la remisión que hizo del diseño de la torre de la iglesia parroquial de Santa María (Ciudad Real), que por encargo del Tribunal de Rentas Decimales debía concluir. El pensamiento mereció la aprobación de la Comisión de Arquitectura celebrada el 14 de diciembre de 1830, pero un año más tarde, concretamente el 27 de junio de 1831, le volvemos a ver en las juntas solicitando en esta ocasión de la Academia la plaza de teniente director por fallecimiento de Aguado. Basaba dicha solicitud en su antigüedad y particular interés en el progreso de las artes; ser capitán de ingenieros y arquitecto académico de mérito por la Academia; uno de los fundadores de la Real Escuela de Dibujo de Santa Isabel de Toledo, su director general y en particular profesor de la enseñanza de Geometría, Aritmética y Arquitectura, como por su dedicación a la enseñanza pública de manera gratuita como lo certificaba Fernando López de Cristóbal.
No obstante, aún con la extensa trayectoria profesional y los méritos descritos, la Junta Particular del 9 de julio le denegó la petición, sobre todo porque del fallecimiento de Aguado no resultaba vacante alguna en la Academia. Esto era debido a que por el Estatuto 1º, que establecía la existencia de dos plazas de directores y dos de tenientes de directores de arquitectura, existía para la de director un individuo con estos honores que era Isidro Velázquez, el cual debía ejercer dicho puesto y percibir un sueldo sin necesidad de elección, consulta o nombramiento alguno. Además, resultaban para directores actuales Juan Antonio Cuervo e Isidro Velázquez, mientras que para la de tenientes de arquitectura Juan Manuel Inclán y Custodio Moreno. Por otro lado, existían dos escritos fechados el 13 de julio en los que no constaba Leonardo Clemente como capitán titular en la dirección del Cuerpo de Ingenieros, ni se encontraba en sus listados que hubiera servido en él como ingeniero efectivo o voluntario, ni aún como empleado en zapadores.
El 21 de agosto de 1833 Clemente hizo presente a la Academia que en 1808 el cabildo primado le había encargado la dirección de la iglesia parroquial de nueva planta en la villa de Piedrabuena (Ciudad Real), bajo los planes formados por el académico de mérito José Miguel de Toraya, pero que comenzados los cimientos del templo la obra había quedado paralizada en 1809 por la invasión napoleónica en aquella provincia. Del mismo modo, que en 1816 había formado los nuevos planos, los cuales fueron aprobados por la Academia el 31 de marzo de ese mismo año, pero que por falta de caudales volvieron a suspenderse las obras. Que ahora se le volvía a encargar la terminación de la iglesia, motivo por el que remitía varios dibujos en borrador de la parte de la fábrica que faltaba, en los que debido a la imposibilidad de hacer las obras como estaban indicadas en el proyecto aprobado en 1816 por la escasa economía había tenido que suprimir las bóvedas tabicadas por bóvedas encamonadas y la media naranja del crucero por una bóveda vaída a fin de reducir los gruesos de los muros y las alturas, como simplificar las torres y sus remates o chapiteles por otros más sencillos. Todas estas variaciones en el proyecto serían aprobadas por la Academia finalmente en la Junta Ordinaria del 25 de agosto de 1833.
Arquitectura. Conventos, 1818-1861. Sig. 2-32-2; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1790-1801. Sig. 2-33-2; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1801-1816 y 1824. Sig. 2-33-3; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1817-1826. Sig. 2-33-4; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1832-1851. Sig. 2-33-5; Arquitectura. Pozos de nieve, aguas potables, acueductos, pozos artesianos, alcantarillas, aljibes, vertederos, muelles, cauces, etc., 1780-1894. Sig. 2-31-2; Arquitectura. Torres de iglesias y de relojes, campanarios y espadañas, 1779-1860. Sig. 2-34-1; CLEMENTE, Leonardo. Disertación sobre los hospitales en una Corte, y lo que se deberá tener presente para su cómodo uso, ventilación y aislar las enfermedades contagiosas. Toledo, 1819. Sig. 3-311-13; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1805-1815. Sig. 4-68-8; Comisión de Arquitectura. Informes, 1807. Sig. 1-29-4; Comisión de Arquitectura. Informes, 1808-1822. Sig. 1-29-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1803-1818. Sig. 3-87; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1819-1830. Sig. 3-88; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1818-1820. Sig. 1-43-3bis; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1821-1845. Sig. 1-43-4; Secretario general. Académicos de honor y de mérito, 1820-1845. Sig. 1-40-7.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
Fecha: 1808 • Nº Inventario: A-1754 • Dimensiones: 512 x 663 mm. Escala gráfica de 200 pies castellanos. • Técnica: Papel verjurado agarbanzado claro. Tinta y aguada gris, rosa y marrón.
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