Cecilia de Soto, SeverianoBurgos, 1819 - ?, ?


Hijo de Ángel Cecilia y Cecilia de Soto, nació en Burgos el 7 de noviembre de 1819 siendo bautizado al día siguiente en la iglesia parroquial de San Lesmes a extramuros de la ciudad. Durante cuatro años cursó la carrera de arquitectura en Burgos al tiempo que se ejercitó en la delineación y el estudio de los órdenes de arquitectura, la copia de los planos de edificios públicos así como en la práctica de la profesión bajo la dirección del arquitecto Pedro de Guinea, a cuyo estudio particular asistió acompañándole en las mediciones y tasaciones de casas particulares.

En los libros de asientos, listas de matrículas, informes y censuras de los directores de la Academia de San Fernando aparece su nombre como alumno matriculado en los dos cursos de Matemáticas que dieron comienzo el 3 de noviembre de 1842 y concluyeron el 30 de junio de 1844, en los que se explicaron los tratados de Aritmética, Álgebra y Geometría Rectilínea, Geometría Práctica, Aplicación del Álgebra a la Geometría, Secciones Cónicas, Teoría general de las ecuaciones, Funciones, Series, Diferencias Finitas y principios de Cálculo Diferencial.

El 12 de marzo de 1845 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de «una Casa Audiencia con carcel publica, destinada a la Ciudad de su naturaleza» con su correspondiente informe facultativo y el avance del coste de la obra, la certificación de dos cursos de Matemáticas aprobados, la certificación de práctica librada por su profesor Pedro de Guinea y la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Sección de Arquitectura celebrada el martes 6 de mayo de 1845 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente a resto de los ejercicios de reglamento por la mayoría de votos (4 contra 3). Fue admitido en la Junta Ordinaria del 25 del mismo mes, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 100, 51 y 15 nuevos, que respondieron respectivamente: «Ynventar una Iglesia Parroquial para un Pueblo de cuatrocientos vecinos, diseñando la planta en un terreno regular y al arbitrio del pretendiente la forma general; solo que la fachada principal no há de tener orden de Arquitectura y el interior há de ser arreglado al dorico para mayor sencillez. Planta, fachada y corte», «En un sitio de ochenta á noventa pies de fachada idear una Casa de solo un cuerpo ó planta noble para un caballero de conveniencias. Planta, fachada y corte» y «Portada adornada para entrar al Jardin Botanico, y á los lados dos pabellones para habitación de los porteros principales. Se demostrará en planta, fachada y una sección». De los tres asuntos escogió el nº 51, es decir, una Casa de un caballero para vivir en la Corte (A-1539), diseño que elaboraría el 2 de junio y sería reprobado en la Junta de Examen del 14 del mismo mes al advertirse en él falta de conocimientos en la parte de conveniencia y disposición del edificio, como en el ornato y el material de construcción utilizado. Dicha reprobación sería corroborada por la Academia en su Junta Ordinaria del 29 del mismo.

El 17 de junio de 1845 solicitó de la corporación académica la gracia de una segunda prueba de repente pero guardándosele el ejercicio de pensado que tenía aprobado en vista de que no tenía medios para sustentarse por más tiempo en Madrid. Pero la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 22 de julio no accedió a su petición porque según estipulaba el reglamento debía presentar nueva obra de pensado al haber reprobar el ejercicio anterior. De este modo, el 25 de octubre de 1845 presentó como obra de pensado «un Edificio destinado á Aduana […] para qe sea examinado con arreglo á la Real orden del veinte y nueve de Julio de 1801», que sería reprobada como la anterior en la Junta de la Comisión del 17 de diciembre y en la Junta Ordinaria del 4 de enero de 1846.

Después de tantas tentativas, presentó el 4 de agosto de 1846 como obra demostrativa definitiva el proyecto de Una biblioteca para Burgos (del A-825 al A-827), que fue finalmente aprobada por la Comisión de Arquitectura el 14 del mismo mes y le permitió su admisión al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta General del 6 de septiembre, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 118, 3 y 14 nuevos, los cuales respondieron respectivamente: «Una hermita ó iglesia en despoblado para un Santo Patrono de algun pueblo; con las habitaciones del Santero y Capellan. Se demostrará en planta, fachada y una Seccion», «Casa tribunal, y habitación para un magistrado; Alcalde de Corte ó Ministro de una Audiencia, hoy Juzgado de 1ª Instancia. Planta, fachada y Corte» y «Trazar una Carcel incombustible con las Salas de juzgado y oficinas correspondientes: planta, fachada y corte geométricos». De los tres asuntos escogió el nº 118, es decir Una ermita o iglesia en despoblado para un santo patrono de algún pueblo, con habitaciones del santero y capellán (A-4069), elección que comunicó a la corporación el 8 de octubre.

La Junta de Examen tuvo lugar la noche del 25 de enero de 1847, asistiendo a ella como vocales Juan Miguel de Inclán, Antonio Conde González, Atilano Sanz y Eugenio de la Cámara, este último en calidad de secretario general. Cotejada la obra de pensado con el ejercicio de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Cecilia de Soto principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre el volumen o cuerpo geométrico; la manera de medir el volumen de una esfera y el modo de descomponerse un prisma piramidal. A continuación, si una pirámide truncada podría descomponerse de manera análoga al prisma, la manera de descomponerse y lo que de esta resultaba. Continuó con las secciones que podían hacerse en un cilindro circular con un plano; las especies de bóvedas que salían de las secciones de un cilindro; los modos de medir los pies cúbicos de fábrica que tenía una cúpula; las disposiciones que tendría que realizar en caso de que se le mandase hacer una ermita en despoblado, como los materiales que utilizaría y su mejor calidad, los medios de orientar el edificio y el modo de replantear la obra, expresando los instrumentos y la manera de servirse de ellos. También, el modo de abrir y construir los cimientos; la edificación del templo y los modos de hacer la cúpula; el objeto de los avances y la manera de formarlos; el de hacer las mediciones de los edificios; la manera de hacer los cimientos en terrenos en parte firme y en otros que no lo son. Por último, la manera de conservar el mortero, las mezclas, las calidades de las cales y las arenas a fin de que sirvan bien; las armaduras y concretamente la compuesta; la manera de colocar las maderas y la razón de cómo obraban según estuviesen colocadas.

Satisfechos los examinadores con las obras presentadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron hábil para ostentar el título de arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta General del 7 de febrero de 1847, a los 26 años de edad.

Seis años más tarde se ocupó del proyecto de un palacio para Capitanía General y demás oficinas militares que debía ubicarse en el edificio que había sido cárcel en la ciudad de Burgos, en el lugar llamado Espolón. Anteriormente, el director general de Administración Local del Ministerio de la Gobernación había remitido a la Academia el expediente de esta obra, cuyo proyecto había sido suscrito por el teniente coronel comandante de ingenieros Francisco Javier Palacios. En este momento, la Sección de Arquitectura celebrada el 5 de abril acordó decir a la Academia que no podía ocuparse del tema porque, aunque pareciese que por su destino la obra competía exclusivamente a los militares, el edificio era propiedad de la ciudad y por tanto, al ser su coste financiado a cargo de los fondos públicos, debía hacerse cargo de ella el arquitecto del ayuntamiento o de aquella ciudad. El dictamen de la Sección fue aprobado por la Academia en la Junta General del 1 de mayo, motivo por que se encargó de la obra Severiano Cecilia, cuyo proyecto sería censurado y aprobado por la Comisión el 17 de noviembre de 1853, no sin antes advertirle que procurase «modificar algun tanto los perfiles y adornos y emplear Arcos de mejor gusto, tanto en lo interior como en lo esterior del edificio». Este acuerdo sería aprobado por la corporación académica en la Junta General celebrada el domingo 4 de diciembre de ese mismo año.

Con motivo de cubrir la plaza vacante de fontanero mayor arquitecto y director de las obras de Segovia, Severiano Cecilia remitió a la Academia una instancia el 25 de noviembre de 1854 a fin de que se le concediera dicha plaza. Estos mismos pasos fueron dados por otros tantos pretendientes como Luis Fenech y Ángel; Miguel Arévalo; Ángel Cosín y Martín; Francisco Verea y Romero; Vicente Miranda y Bayón; Bernardo Blanco y Nicolalde; Juan Nepomuceno de Ávila; Ildefonso Vázquez de Zúñiga y Mariano Gaybar Durán, todos ellos arquitectos y directores de caminos vecinales.

El 5 de noviembre de 1854 Juan Nepomuceno de Ávila envió su correspondiente instancia exponiendo ser residente en la calle de Pizarro nº 9 de Madrid y haber sido arquitecto de la Dirección de Obras Civiles en la provincia de Ávila. El 8 de noviembre lo hizo Luis Fenech y Ángel, que expuso ser residente en Segovia y su trayectoria profesional, tanto en la corte como en otros puntos de la geografía donde había sido llamado. A esta instancia le siguió la de Vicente Miranda y Bayón, fechada el 10 de noviembre, donde el interesado manifestaba ser arquitecto del Gobierno Político de la Provincia de Madrid. Después la de Ángel Cosín y Martín remitida el 11, la de Bernardo Blanco y Nicolalde el 12, Francisco Verea y Romero el 20, quien indicaba estar sirviendo desde  hace 4 años como celador facultativo de Segovia en las cuestiones relativas al camino de hierro que pasaba por la capital, y el 22 la de Mariano Gaybar Durán, arquitecto que señalaba haber sido nombrado examinador de agrimensores de Madrid y la Provincia, haber llevado a cabo otros trabajos facultativos, la ejecución del acueducto de la ciudad de Cuenca y la dirección de difíciles e importantes restauraciones.

El 25 del mismo mes Severiano Cecilia envió su instancia y el 28 lo hizo Miguel Arévalo comunicando que el 13 de mayo de 1852 había prestado gratuitamente sus servicios facultativos a esa corporación municipal y que posteriormente había recaído en su persona por notable mayoría la elección de arquitecto de la misma. No obstante, faltaba Ildefonso Vázquez de Zúñiga, quien el 30 de noviembre expondría sus méritos de forma más desarrollada que el resto de los pretendientes. Comenzó relatando sus estudios de latinidad (1823) bajo la dirección del catedrático del Colegio Imperial de San Isidro El Real de Madrid y posteriormente los de Filosofía en el mismo centro; haber aprobado los dos cursos de Matemáticas como alumno en la Academia de San Fernando y su ingreso en la Escuela de Arquitectura del Real Palacio de la Corte a cargo de arquitecto mayor de S.M. Isidro Velázquez, con quien había estudiado la especulativa de la ciencia y la práctica del arte. También que por cuatro años sirvió en una de las plazas de delineante de la obra del Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, en 1834 la de Palacio de los Procuradores a Cortes de la Nación y que después ejerció libremente la profesión hasta que mereció ser ayudante de uno de los arquitectos del Ayuntamiento de Madrid, desempeñando en dicho cargo varias obras hidráulicas para el ramo del arbolado y fontanería, otros en la obra del Monumento del Dos de Mayo de 1808 y algunos de decoración para festejos públicos con motivo de la triunfal entrada en 1840 del duque de la Victoria, que le llevaron a ejecutar varios trabajos de invención y composición para el Palacio de Vista Alegre. A continuación, reseñó su nombramiento en 1840 como arquitecto eventual de la Excma. Junta Superior de Conventos Suprimidos de la Nación; el 11 de noviembre de ese mismo año por llamamiento y oposición director de la clase de diseño de la Academia de San Fernando y el 1 de noviembre de 1841 catedrático de Matemáticas en las clases fundamentales en el Instituto Provincial de 2ª Enseñanza al tiempo que desempeñaba el cargo de arquitecto de Beneficencia. Indicó a continuación que por orden del Gobierno del 20 de mayo de 1843 fue de la Junta Clasificadora de objetos de las parroquias suprimidas; por la del 22 de abril de 1844 de la Junta de Monumentos Artísticos de la Provincia y por otras, examinador de agrimensores y directores de caminos vecinales. Asimismo, que por la Real Orden del 12 de diciembre de 1849 fue nombrado para la Comisión Provincial de Pesos y Medidas y por la Ley de Caminos Vecinales director de los mismos caminos. Para finalizar, indicaba que a propuesta de la Junta del Colegio de Artillería había sido honrado por la Dirección General del Arma con el título de arquitecto del expresado colegio y que actualmente desempeñaba la enseñanza de delineación y adorno por el Real Instituto.

Ante tantas instancias, el Ayuntamiento de Segovia envió a la Academia de San Fernando una comunicación a fin de que propusiese una terna de profesores entre los diez presentados y cuyas solicitudes adjuntaba, pero la Sección de Arquitectura reunida el 5 de diciembre de 1854 contestó a la corporación municipal que tenía acordado no hacer ninguna terna para evitar problemas que en más de una ocasión había recibido por ello, «viendo elegir al sujeto que ocupaba el último lugar  y ese después de practicados ejercicios de oposición rigurosamente calificados, y que por tanto hallandose dispuesto á recundar siempre los buenos deseos de aquel Ayuntamiento la encontrará siempre dispuesta, si en ella deposita su completa confianza, á formular un programa juzgar los ejercicios de un concurso; y elegir al mas digno; ó bien á escoger entre los aspirantes el que resulte mas idóneo y experimentado, si aquella corporación pretendiere este modo, con tal que en uno y otro caso se le remitan las hojas de estudios ó servicios y demas antecedentes que sin duda habran acompañado los aspirantes á sus solicitudes; advirtiendo que la Academia preferiria por mas imparcial y seguro el primer método»

Enseguida, el Ayuntamiento de Segovia dirigió dos comunicaciones a la corporación madrileña: una fechada el 28 de diciembre de 1854 en la que daba las gracias por la cooperación ofrecida y le comunicaba el haber optado finalmente por el medio de la oposición y otra fechada el 5 de enero de 1855 en la que manifestaba haber acordado dicha municipalidad suspender de momento la provisión de la vacante. Ambas comunicaciones fueron leídas por la Sección de Arquitectura el 16 de enero, quedando enterada la Academia de ellas en la Junta General del 11 de febrero de 1855.

A finales de 1855, Cecilia de Soto se ocupó del proyecto de reparación de la iglesia parroquial para Rubena (Burgos), que remitió a informe de la corporación el 24 de enero de 1856, siendo censurado por la Sección de Arquitectura el 1 de marzo. En este momento se vio arreglado el presupuesto a los precios del país, pero en cuanto al plano o proyecto de fachada se observó que la planta no daba idea de la forma del templo y se carecía de un perfil que demostrase la altura de los muros laterales como la forma y elevación de la cubierta. Este hecho, unido al impropio carácter de sus formas y ornamentaciones, ya que no existía armonía entre el género de arquitectura que manifestaban los machones o pilares de los ángulos, hizo a la comisión dictaminar que Cecilia reemplazase este proyecto por otro mas apropiado. El dictamen de la comisión fue aprobado por la Academia en la Junta General del 2 de marzo de 1856.

Al año siguiente remitió los planos con las modificaciones indicadas, pero serían reprobados de nuevo, teniendo que ejecutar un proyecto mas homogéneo en vista de que la Sección reunida el 28 de junio de 1857 había apreciado como no había hecho más «que calcar malamente aquel ligerisimo apunte sin estudiar sus formas ni detallarlas, y trazando una armadura que no se puede ejecutar. Dejando á un lado lo raro y casual del que el apunte presentado por esta Seccion/Academia se haya ajustado perfectamente á las alturas y dimensiones del edificio, lo que parece increible, se descubre desde luego en este Profesor cierto abandono y falta de interes que le hace poco honor, y que la Seccion opina no debe quedar sin correctivo por decoro de la clase y de la Academia misma que tiene prevenido por punto gral que los planos de proyectos y muy particularmente los de restauraciones de edificios antiguos se remitan con toda la claridad, propiedad y detalles necesarios para que se pueda formar un juicio cabal de su buen ó mal desempeño. La Seccion por lo tanto cree que en este sentido debe dirigirse al Arquitecto Cecilia una severa amonestacion y desechar por falta de estudio é inteligencia el plano presentado».

El 28 de mayo de 1859 fue remitido a informe a través del  subsecretario de los Establecimientos Penales los planos y el presupuesto que había desarrollado este arquitecto para la cárcel que debía construirse en la villa de Llanes (Asturias), pero fueron devueltos a su autor tras pasar la censura de la Academia el 8 de julio  debido a las siguientes observaciones que había emitido la Sección de Arquitectura el 6 de julio de 1859: « [...] si bien encuentra bastante caracterizado el Edificio de que se trata en su decoracion esterior; si bien las ventanas del cuerpo bajo deben modificarse para la debida incomunicacion, encontrando asi las fábricas que la constituyen sujetas en general á buen sistema de Construccion, su disposicion interior relativamente al local destinado á Carcel, no llena las condiciones que esta clase de establecimientos requieren de absoluta independencia entre los presos de uno y otro sexo ni tampoco la debida separacion de los mismos, por causas mas ó menos graves, la de jovenes de menor edad y detenidos; Oratorio y salas de visitas que deben hacerse entre rejas; por lo que la Academia no puede aprobar este proyecto hasta tanto que su autor reforme la distribucion interior del mismo en la parte á que se refieren las indicadas observaciones, sin olvidar las hechas á sus fachadas». En vista de estos errores, el subsecretario de los Establecimientos Penales volvió a remitir a informe de la corporación el 4 de agosto de 1859 nuevos planos y nuevo presupuesto de la obra, en esta ocasión suscritos por el arquitecto Darío de Regoyos,  a fin de saber si ya estaban arreglados a las condiciones que debían tenerse presentes en esta clase de edificios. El 9 de agosto, la Sección de Arquitectura los censuró y aprobó al verlos corregidos, siendo aprobados finalmente por la Academia en la Junta General del 11 de septiembre. 

Por estas fechas, Cecilia se encontraba ocupado en la reedificación del templo parroquial para Luarca (Asturias), cuyo proyecto sería censurado y aprobado por la Sección el 11 de mayo de 1859, no sin antes prevenirle de que debía tratar de armonizar el aspecto de los vanos laterales con la puerta principal de la fachada principal. Años más tarde, se examinaría y reprobaría el proyecto de reconstrucción de esta parroquial, encontrándolo defectuoso por varios motivos, entre ellos, la falta de una sacristía y de luz proveniente de la cúpula del crucero (27 de agosto de 1868).


Fuentes académicas:

Arquitectura. Cárceles, 1853-1861. Sig. 2-30-3; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1852-1857. Sig. 2-33-6; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1857-1868. Sig. 2-33-7; Arquitectura. Templos. S. XIX. Sig. 2-43-2; Comisión de Arquitectura. Informes, 1779-1859.  Sig. 2-29-6; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Maestros Arquitectos, 1846. Sig. 2-14-1; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1825-1876. Sig. 2-23-3; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 11839-1848. Sig. 3-90; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 349; Sección de Arquitectura. Informes sobre realización de obras, 1851, 1881-1901. Sig. 4-81-16.


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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