Bolarín y García, FranciscoMurcia, 1768 - 1838


Hijo del alarife Francisco Bolarín Sainz y Teresa García, y padre de Francisco Bolarín Gómez, nació en Murcia en 1768 y murió en la misma ciudad en 1838. Comenzó a trabajar en el taller paterno, dado que su padre tenía gran prestigio en Murcia y ostentaba los cargos de maestro mayor de obras del Concejo y del cabildo catedralicio.

Estudió Arquitectura en la Academia de San Fernando bajo la dirección de Juan Pedro Arnal y Antonio López Aguado, mientras que Matemáticas bajo las órdenes de Antonio de Varas y Portillo. En 1794 solicitó asunto para recibirse en la clase de maestro de obras, al tiempo que lo solicitaba Juan Estévez. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 30 de noviembre, momento en el que se le dio como asunto para la prueba práctica «Un parador con todas las oficinas necesarias en planta baxa y principal, fachada, costado y dos cortes, uno por su longitud y otro por su latitud, adjunto el informe facultativo y calculo de la obra» (del A-2039 al A-2044) y «el modelo de una bóveda baída elíptica, demostrando en él los despiezos y cortes». Tuvo concluidos los planos el 30 de marzo de 1795, fecha en la que solicitó día para ser examinado del resto de los ejercicios de reglamento. En la Junta Ordinaria del 5 de abril se le comunicó que se examinaría el jueves 9 del mismo mes, examen en el que estarían presentes como vocales los profesores Rodríguez, Sánchez, Machuca, Casanova y Bosarte, este último en calidad de secretario. Obtuvo el título solicitado por uniformidad de votos en la Junta Ordinaria del 3 de mayo de 1795. 

A finales de 1796, tanto Bolarín como Pedro Gilabert, ambos maestros de obras afincados en Murcia, presentaron a censura de la Academia dos proyectos para la iglesia murciana de La Ñora, a fin de que se eligiese el más conveniente de los dos. Los diseños fueron examinados por la Junta de la Comisión de Arquitectura el 29 de diciembre de este mismo año, momento en el que se reprobaron los tres dibujos de Gilibert por carecer de buena forma, proporción y gusto, y se hicieron algunas advertencias a los de Bolarín, que no serían aprobados hasta que el director de arquitectura Juan Pedro Arnal no comunicase las correcciones pertinentes que debían ser introducidas. No será hasta mediados de 1797 cuando se apruebe definitivamente el proyecto: por un lado, el plano de la fachada realizado por Arnal y por otro el corte interior y la planta de la nueva parroquia desarrollados por Bolarín.

El 16 de diciembre de 1799 Francisco Bolarín obtuvo el título de maestro arquitecto por la Real Academia de San Carlos de Valencia y desde el 3 de enero de 1807 ostentó el cargo de maestro mayor del Real Cuerpo de Artillería y del Ilustre Cabildo de Cartagena en premio por haber dirigido el establecimiento de la fábrica de pólvora de Murcia.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada a finales de junio de 1814 examinó y aprobó sus cuatro planos para la nueva iglesia parroquial en la villa de Cantoria (Almería), cuya población se elevaba a 800 vecinos, mismo año en que fue nombrado arquitecto titular de la ciudad de Murcia.

A principios de 1816 se encargó del nuevo plano de la villa de Caravaca de la Cruz (Murcia) a fin de regularizar la calle y el paseo llamado de la Corredera, que sería visto por segunda vez y aprobado por la Comisión de Arquitectura el 23 de marzo de 1816, aunque no lo sería por la Academia hasta la Junta Ordinaria del 31 del mismo mes. El objeto de la obra era «dividir en partes (la de la calle y paseo) toda su distancia para proporcionar el desague de las Calles Laterales dejando descubiertas todas las entradas principales de las casas de particulares, convento del Carmen, y Batan del Sr. Conde de Clavijo, no siendo excesivo el costo de  31.980 rs de Vn en que gradua el Maestro toda la obra».

Después de 21 años ostentando el título de maestro de obras por la Academia de San Fernando, solicitó de la institución académica su admisión a los ejercicios para el grado de maestro arquitecto el 4 de enero de 1817, exponiendo para este fin haber  «construido desde qe recivio dicho grado, las Yglesias de las Villas de Ontur y Albatana, Zementerio con su Yª de esta ciudad, reforma de la de Albudeyte, pte del conbto de Sn Franco de esta capital con otros reparos considerables en diferentes Yglesias de este Obispado; Varias Capillas en ésta Catedral den diversas Casas particulares. Ha presentado á esa Rl Academia diferentes divujos de edificios á la censura, y particularmente los de la Yglesia Parroquial de la Villa de Cantoria Reyno de Granada, qe sirvio V.A. aprovar en 5 de Julio de 1814». Continuaba su escrito diciendo «Ahora presenta el proyecto de un Ospicio que puede éxecutarse en esta Capital, en Plan gral, Planta vaja, Pral, Fachada, y un Corte, qe se le mando formar pª aprovechar un terreno eriazo de esta ciudad, según consta del oficio nº 1º qe me paso el Sor Yntendente Ynterino de ésta Provincia, qe Subsesivamte se han aplicado los fondos de éste proyecto á las obras proyectadas en el tribunal de Ynqqon, cuios Planos se acompañan con los competentes oficios, y ultimamente manifiesta el proyecto en lineas de una colegiata, qe pr estudio u pª presentar à V.A. ha travajado, qe no ha podido perfeccionar y ponerlo en limpio pr falta de tiempo». Del mismo modo, en atención a los diseños que presentaba y serle imposible personarse en Madrid debido a los muchos trabajos artísticos que le tenían ocupado en Murcia, aprovechó la ocasión para solicitar el título sin tener que hacer el resto de los ejercicios de reglamento.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 26 de febrero de 1817 examinó los documentos aportados, pero al ver que esta gracia nunca se había conferido y no se podía contradecir la Real Orden de 29 de julio de 1801, comunicó al interesado que si quería la obtención de dicha graduación debía presentarse en Madrid para practicar nuevos ejercicios, aunque la prueba de pensado podría hacerla en su pueblo remitiendo un ejemplar a la Academia.

En este mismo año de 1817 envió a informe de la Academia el proyecto de un tribunal de Inquisición para la ciudad de Murcia, que había mandado ejecutar S.M. «en el punto angustioso del único Puente de Piedra sobre el Rio Segura».  La Comisión celebrada el 26 de febrero de 1817 examinó los nueve planos que conformaban el proyecto, el informe facultativo y el cálculo del coste de la obra, pero una vez censurado todo se dio cuenta de que el autor no había instruido completamente el asunto ya que incluso se ignoraba si la nueva obra se iba a levantar sobre cimientos antiguos o si estaba en el arbitrio del profesor su distribución. Este fue el motivo por el que la Comisión comunicó a Bolarín que informase de forma más exacta la obra que se le había encomendado. El proyecto sería aprobado finalmente en la Junta Ordinaria del 2 de marzo de ese mismo año.

El 23 de agosto de 1828 solicitó de la Academia su admisión a los ejercicios para la clase de académico de mérito. Para este fin expuso las obras y los cargos anteriormente mencionados, adjuntó 3 certificaciones relativas a las obras que había dirigido, señaló el haber aprobado la Academia sus planos para la iglesia parroquial de Cantoria (Almería) y presentó otras obras que creía importante destacar, entre ellas: 6 planos en borrador de una colegiata; 8 del proyecto en limpio para el palacio de la  Inquisición en Murcia; el plano en borrador del puente de madera que acababa de construir sobre el río Segura; otro del puente de piedra  edificado en la parte de arriba del anterior; un dibujo del panteón situado junto a la capilla del Cementerio de Orihuela (Alicante) que acababa de dirigir y el plano con las plantas, la fachada y el corte de un hospicio que se trataba de construir en Murcia por encargo de su obispo. Del mismo modo incluía varias certificaciones de obras que le había encargado el cabildo de la catedral, entre ellas, la capilla de la Virgen de la Soledad y la capilla de la Virgen de las Angustias, ambas en la catedral

La Comisión de Arquitectura formada por los directores y tenientes de arquitectura acordó recomendar el mérito de este profesor a la Academia para que tuviera a bien admitirle a los ejercicios de disertación para dicho grado. Conforme a lo propuesto por dicha comisión, fue admitido a los ejercicios de rigor siéndole sorteados los programas para disertar. Le salieron en suerte los números 1, 17 y 16, relevándosele de la parte demostrativa que tenía suficientemente acreditada. De los tres asuntos eligió el nº 16: «En qué clase de edificios conviene poner los ordenes de Arquitectura, y en defecto de estos, que formas se podrán aplicar que los hagan bellos y elegantes, explicando en una disertación la composición de un edificio de uso conocido con orden de Arquitectura, y el mismo sin el». 

Comenzó su disertación explicando el origen de la arquitectura, partiendo de las casas que la misma naturaleza había presentado al hombre. Edificadas con troncos y césped, se habían utilizado en ellas la carpintería como elementos de soporte y sostén, de la que salieron las columnas, arquitrabes, frisos, cornisas y frontispicios, y por consiguiente los órdenes dórico, jónico y corintio, a los que los romanos añadieron el toscano y el compuesto. Estos órdenes estaban sujetos a unas proporciones y un módulo determinado que venía dado por el diámetro del fuste de la columna, no obstante, Bolarín indicó que, guardando las debidas proporciones, podían edificarse obras que admitiesen algunas variaciones, incluso en muchas ocasiones a la hora de reformar un edificio existían causas múltiples que impedían mantener las proporciones arregladas con sus propias dimensiones.

El 1 de septiembre de 1828 presentó a la Academia la disertación terminada, no sin antes hacer presente que la premura de su presentación era consecuencia de no querer hacer dos viajes a la corte dada su avanzada edad, por lo que no dudaba que tuviera algún que otro defecto. El discurso fue revisado primero por Isidro Velázquez, quien lo devolvió corregido el 4 de septiembre. Le siguieron Antonio López Aguado, Antonio Cuervo, Julián de Barcenilla, Juan Manuel de Inclán y Custodio Moreno, quienes lo devolvieron respectivamente los días 7, 8, 11, 12 y 15 del mismo mes.

La Junta de Examen tuvo lugar el 20 de septiembre de 1828. Leída la disertación y una vez que el pretendiente contestó acertadamente a las preguntas que le hicieron los profesores, se creyó al pretendiente con mérito suficiente para ostentar el grado de académico de mérito, pero este dictamen todavía tenía que ser aprobado en la junta ordinaria próxima. Celebrada ésta el 21 del mismo mes, se procedió a la votación secreta, de cuyos resultados le fue concedido el grado solicitado por uniformidad de votos.

Más tarde se ocupó del proyecto para la apertura de un nuevo cauce que, dando pronta salida a las aguas originadas de los aluviones, debía servir de desagüe al del Reguerón, dando corriente a las aguas estancadas en el mortífero «azarbe de tierra Roya». El proyecto fue aprobado por la Comisión el 18 de mayo de 1832 y por la Academia en la Junta Ordinaria del 20 del mismo.

No sabemos con exactitud si fue él o su hijo Francisco Bolarín Gómez quien intervino en 1837 en la alineación de la calle llamada Angosta de Santa Isabel que desembocaba en la plaza de dicho nombre para establecer en la casa del arquitecto Manuel Alcázar una casa de baños tomando las aguas del Val. El 26 de enero de 1837 Alcázar había solicitado permiso para establecer estos baños arreglando la fachada, por lo que se había presentado el perfil y el informe ejecutado por el arquitecto mayor de Murcia. Tan sólo se le dio licencia y permiso para enlucir dicha fachada, pero en su lugar la reforzó interiormente creando muros y machones de ángulo e intermedios, además de cerrar huecos y reparar el rompimiento de otros nuevos. En vista de esta desobediencia, el comisario de policía se personó en la obra para llevar a cabo el reconocimiento facultativo y demás diligencias relativas a este hecho poniéndolo en conocimiento del Ayuntamiento que, en su sesión del 13 de marzo y con vistas al informe del arquitecto mayor, acordó el derribo de la pared en cuestión a fin de que se labrase en la línea a la que estaba demarcada. Se notificó a Alcázar que comenzase el derribo en el término de tres días para que el arquitecto titular levantase el plano, los perfiles de la plaza y sus avenidas, así como para que certificase el estado de la antigua fachada por acuerdo tomado el 20 de marzo de 1837. 

Del mismo modo, se acordó el 5 de mayo que el arquitecto Francisco Bolarín acompañase al arquitecto titular en la formación del plano topográfico de la casa, pero hubo una discordia entre ambos profesionales respecto a los puntos de la alineación, ya que el arquitecto titular presentó el plano y el proyecto en tres diferentes proyecciones que eran susceptibles de modificación, mientas que Bolarín la que creyó en concepto más oportuna a los fines propuestos. Ello motivó el nombramiento de Jerónimo Ros como perito en discordia, quien evacuó su informe el 7 de junio desentendiéndose de los fines para los que había sido nombrado porque tras ser examinado por el Ayuntamiento «más bien qe un dictamen imparcial y facultativo para el que fue nombrado como tercero, una defensa de la conducta de Alcázar en este particular».

Alcázar volvió a recurrir por escrito el 16 de junio y en vista de todo lo expuesto el Ayuntamiento acordó el 20 del mismo mes pasar el expediente al abogado consultor para que informase acerca del asunto.  El 29 de junio el abogado evacuó su dictamen disculpando en cierto modo la obra de Alcázar, pero castigándole con la multa de 500 reales por su desobediencia con arreglo a la ley de 3 de febrero de 1823. No obstante, en vista de que el expediente había causado muchos problemas y disgustos, el Ayuntamiento de Murcia creyó oportuno remitir todo lo obrado a la Academia para que juzgase lo más conveniente.

La Comisión de Arquitectura reunida el 8 de agosto vio con pesar la desobediencia de Alcázar ante la autoridad municipal a la que debería haber respetado, sobre todo cuando era un arquitecto de esa Academia y por consiguiente estaba obligado más que nadie a cumplir la ley. Al estudiar los planos ejecutados respectivamente por el arquitecto titular y Francisco Bolarín, la Comisión escogió los del primero por ser la alineación más conforme y en cuanto a la demolición la estimó oportuna, no habiendo lugar a que no se llevase a cabo.

Francisco Bolarín García llegó a ser arquitecto titular de la ciudad de Murcia, del Cabildo de Cartagena y el Real Cuerpo de Artillería.


Fuentes académicas:

Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1801-1816 y 1824. Sig. 2-33-3; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1852-1857. Sig. 2-33-6; Arquitectura. Palacios arzobispales. Siglos XVIII y XIX. Sig. 2-29-3; Arquitectura. Pozos de nieve, aguas potables, acueductos, pozos artesianos, alcantarillas, aljibes, vertederos, muelles, cauces, etc., 1780-1894. Sig. 2-31-2; BOLARÍN, Francisco. Disertación sobre en qué clase de edificios conviene poner los órdenes de Arquitectura, y en defecto de éstos, en qué formas se podrán aplicar que los hagan bellos y elegantes, explicando en una disertación la composición de un edificio de uso conocido con orden de Arquitectura y el mismo sin el, Madrid, 1828. Sig. 3-310-12; Comisión de Arquitectura. Informes, 1788-1797. Sig. 1-28-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1808- 1822. Sig. 1-29-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Informes. Urbanismo, 1787-1876. Sig. 2-28-8; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1789-1845. Sig. 2-23-5; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1795-1802. Sig. 3-86; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1819-1830. Sig. 3-88; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1821-1845. Sig. 143-4; Secretario general. Académicos de honor, 1820-1845. Sig. 1-40-7.


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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