Blanco y Nicolalde, BernardoMadrid, 1816 - ?, ?


Hijo de Bernardo Blanco y Eulalia Nicolalde, nació en Madrid el 2 de octubre de 1816 siendo bautizado al día siguiente en la iglesia de San Sebastián. Residió en esta villa en la calle de Santa Polonia, nº 4, cuarto segundo, perteneciente al juzgado del Prado, distrito del Congreso y barrio de las Huertas.

Fue alumno de la Academia de San Fernando y como tal, asistió al primer año de Matemáticas a la cátedra de Miguel Fernández de Loredo, segundo director de esta enseñanza en la Academia entre el 21 de noviembre de 1831 y el 30 de junio de 1832. Durante este tiempo se aplicó en Aritmética, Álgebra y Geometría elemental, pasando a cursar el 2º año de Matemáticas entre el 22 de octubre de 1831 y el 19 de junio de 1833, en esta ocasión bajo las órdenes de Antonio de Varas, primer director de Matemáticas en la misma institución. En este segundo año aprendió Trigonometría plana, Geometría práctica, Aplicación del álgebra a la geometría, Secciones cónicas, Teoría general de las ecuaciones, Funciones, Series y Cálculo infinitesimal.

Asimismo, asistió con puntualidad en 1836 a las clases de Mineralogía que eran impartidas en el Real Museo de Ciencias Naturales de Madrid y a los estudios que eran requeridos en la carrera de arquitectura. Respecto a estos últimos, fue alumno particular de Juan José Sánchez Pescador con quien desempeñó la teoría y práctica de la profesión a través de la realización de las operaciones prácticas que le puso a su cuidado: el levantamiento de planos, la tasación de edificios, la delineación de monteas, tanto en el corte de las piedras como en el de las maderas, molduras, etc.

El 24 de octubre de 1843 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de Un museo de ciencias naturales situado en el Jardín Botánico de Madrid (del A-30 al A-33) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, las certificaciones de todos sus estudios, incluida la de práctica librada por su profesor particular Juan José Sánchez Pescador y la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 14 y 21 de noviembre de 1843 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 3 de diciembre, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 93, 123 y 15 nuevos, los cuales respondieron respectivamente: «Escalera principal de un Palacio con galeria interior que la rodee y puertas para varios cuartos. Planta y elevación geométrica», «Una Galeria como para adornar el paseo del Prado en frente de la Fuente del Apolo en la parte descubierta que dejo la Alcantarilla, que tenga á sus extremos Botillería, Café, Sala de tertulia y piezas para mesas de trucos y de villar. Planta, alzado y corte» y la «Portada adornada para entrar al Jardin Botanico, y á los lados dos pabellones para habitación de los porteros principales. Se demostrará en planta, fachada y una sección». De los tres asuntos eligió el nº 15, es decir, la Portada para el Jardín Botánico de Madrid (A-36), elección que comunicó el 13 de diciembre.

La Junta de Examen tuvo lugar la mañana del 22 de diciembre de 1843, asistiendo a ella como vocales José Joaquín de Troconiz, Antonio Conde González, Atilano Sanz, Eugenio de la Cámara y Juan Miguel de Inclán. Cotejada la prueba de pensado con la obra de repente, los profesores observaron que esta última no se correspondía con el programa dado, ni menos con la obra presentada, de ahí que «no pudiendo declarar por vien cumplido este interesante ejercicio, acordo la Junta suspender el de preguntas ordenando al pretendiente el que se retirase, como lo efectuo, y poniendolo en conocimiento de la Academia para su superior resolucion; haciendola presente que siendo este Joven Discipulo conocido por sus prendas aplicación y progreso en matematicas y delineacion podria serbirse dispensarle de otra mayor y nueba obra de pensado para segundo exercicio de prueba, si asi lo tubiese por conducente».

El 29 de diciembre Blanco y Nicolalde se dirigió a la Academia exponiendo que en el momento de realizar el ejercicio de repente se había encontrado «bastante desazonado de resultas de una gran irritacion que tubo dias antes y por lo que aun se estaba medicinando», razón por la que suplicaba que este hecho se pusiese en conocimiento de la Comisión de Arquitectura a fin de poder ejecutar nuevo ejercicio de repente para conseguir el título deseado.  Por entonces, el pretendiente no sabía aún el acuerdo que había tomado la comisión respecto a su examen y que sería elevado a la consideración de la Academia para su resolución final.

En la Junta Ordinaria del 21 de enero de 1844 se decició que le fueran sorteados nuevos programas de repente al pretendiente, de ahí que en esta ocasión le tocaran en suerte los números 113, 34 y 116, los cuales respondieron: «Salon suntuoso para el Consejo de Estado con piezas alrededor para Secretaria y Archivo. Planta y alzados en fachada y seccion», «Un templo antiguo circular con porticos interior y exterior, guardando la misma forma, y los intercolumnios arreglados à los generos de los ordenes que sean elegidos. Planta, fachada y corte» y «Una Escalera principal de tres tiros para un Palacio Real la que se há de construir con materiales solidos é incombustibles; demostrando el proyecto en planta y corte por ancho ó latgo, según le convenga al pretendiente». De los tres asuntos eligió el nº 34, es decir, Templo antiguo circular (A-4682), cuya elección comunicó el 1 de febrero.

La nueva Junta de Examen tuvo lugar el 16 de febrero de 1844, asistiendo a ella los mismos vocales que en la convocatoria anterior. Cotejada la prueba de pensado con el ejercicio de repente que el pretendiente explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Blanco y Nicolalde principió a este nuevo ejercicio tratando las bóvedas anulares y explicando la que había diseñado en su obra de prueba. A continuación figuró en la pizarra un arco por tranquil deducido del de una elipse y después midió superficies curvas, demostrando con ello el haber estudiado esta parte de las matemáticas. Enseguida trató la mecánica, sus clases y el equilibrio de los cuerpos, como la hidráulica y la aplicación de sus leyes, motivo por el que explicó los medios para juzgar la velocidad de un río a fin de edificar un puente. Del mismo modo, habló acerca de las compuertas, el choque de las aguas y la posición más favorable de las superficies que se las oponía con aplicación a la construcción de los estanques y los pantanos, determinando a su vez el grueso de sus muros. Seguidamente abordó los arcos y las bóvedas en sus diferentes formas, deteniéndose en la dirección de los salmeres de cada una de ellas; la arquitectura en general, sus divisiones y requisitos (solidez, comodidad y belleza); las cualidades y recursos de la buena cimentación; las bóvedas, cuyos nombres y clases especificó, y por último, lo que se entendía por informe facultativo y avance de una obra.

Satisfechos los examinadores con las obras presentadas y las explicaciones dadas sobre la teoría y la práctica de la profesión le hallaron hábil para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 18 de febrero de 1844, a los 27 años de edad.

Con motivo de cubrir la plaza vacante de fontanero mayor, arquitecto y director de las obras de Segovia remitió a la Academia el 12 de noviembre de 1854 una instancia comunicando su trayectoria profesional a fin de que le fuera concedida dicha plaza. Estos mismos pasos fueron dados por Luis Fenech y Ángel; Miguel Arévalo; Ángel Cosín y Martín; Francisco Verea y Romero; Vicente Miranda y Bayón; Juan Nepomuceno de Ávila; Ildefonso Vázquez de Zúñiga; Mariano Gaibar Durán y Severiano Cecilia, todos ellos arquitectos y directores de caminos vecinales.

El 5 de noviembre de 1854, Juan Nepomuceno de Ávila envió su correspondiente instancia a la Academia exponiendo ser residente en la calle de Pizarro nº 9 (Madrid) y haber ostentado el cargo de arquitecto de la Dirección de las Obras Civiles en la provincia de Ávila. Le siguió la de Luis Fenech y Ángel el 8 de noviembre, quien señalaba ser residente en Segovia y su trayectoria profesional tanto en la Corte como en otros puntos de la geografía donde había sido llamado. A ésta la de Vicente Miranda y Bayón, fechada el 10 de noviembre, donde el interesado manifestaba ser arquitecto del Gobierno Político de la provincia de Madrid; la de Ángel Cosín y Martín remitida el 11; el 20, la de Francisco Verea y Romero, arquitecto que indicaba estar sirviendo desde hacía 4 años como celador facultativo de Segovia en las cuestiones relativas al camino de hierro que pasaba por la capital. A continuación, lo hizo Mariano Gaybar Durán el 22 de noviembre, que decía haber sido nombrado examinador de agrimensores de Madrid y la Provincia, como haber llevado a cabo entre otros trabajos facultativos la ejecución del acueducto de la ciudad de Cuenca y la dirección de difíciles e importantes restauraciones. El 25 del mismo mes lo hizo Severiano Cecilia y el 28 Miguel Arévalo, quien comunicó haber prestado gratuitamente sus servicios facultativos a esa corporación municipal el 13 de mayo de 1852 y haber recaído en su persona por notable mayoría la elección de arquitecto de la misma.

No obstante, faltaba Ildefonso Vázquez de Zúñiga, arquitecto que el 30 de noviembre expuso sus méritos de forma más desarrollada. Comenzó exponiendo sus estudios de latinidad en 1823 bajo la dirección del catedrático del Colegio Imperial de San Isidro El Real de Madrid y posteriormente los de filosofía en el mismo centro. Señalaba el haber aprobado los dos cursos de Matemáticas como alumno en la Academia de San Fernando y el haber ingresado en la Escuela de Arquitectura del Real Palacio de la Corte a cargo de arquitecto mayor de S.M. Isidro Velázquez, con quien había estudiado la especulativa de la ciencia y la práctica del arte. También que por cuatro años había servido en una de las plazas de delineante en la obra del Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos y en 1834 en la del Palacio de los Procuradores a Cortes de la Nación, ejerciendo después el libre ejercicio de la profesión hasta que mereció ser ayudante de uno de los arquitectos del Ayuntamiento de Madrid, desempeñando en dicho lugar varios cargos hidráulicos para el ramo del arbolado y fontanería, otros en la obra del Monumento del Dos de Mayo de 1808 y algunos de decoración para festejos públicos con motivo de la triunfal entrada en 1840 del Señor Duque de la Victoria, que le llevaron a ejecutar varios trabajos de invención y composición para el Palacio de Vista Alegre.

Seguidamente, Vázquez de Zúñiga puso de relieve el haber sido nombrado en 1840 arquitecto eventual de la Excma. Junta Superior de Conventos Suprimidos de la Nación; el 11 de noviembre de ese mismo año, por llamamiento y oposición, director de la clase de diseño en la Academia de San Fernando, y el 1 de noviembre de 1841 catedrático de Matemáticas en las clases fundamentales en el Instituto Provincial de 2ª Enseñanza al tiempo que desempeñaba el cargo de arquitecto de Beneficencia. Asimismo, que por orden del Gobierno del 20 de mayo de 1843 fue miembro de la Junta Clasificadora de objetos de las parroquias suprimidas; por la del 22 de abril de 1844 de la Junta de Monumentos Artísticos de la Provincia y por otras órdenes, examinador de agrimensores y directores de caminos vecinales. Que por la Real Orden del 12 de diciembre de 1849 fue nombrado para la Comisión Provincial de Pesos y Medidas y por la Ley de Caminos Vecinales director de los mismos. Finalizó su exposición indicando que, a propuesta de la Junta del Colegio de Artillería, fue honrado por la Dirección General del Arma con el título de arquitecto del expresado colegio cuando desempeñaba por el Real Instituto la enseñanza de Delineación y Adorno.

El Ayuntamiento de Segovia envió a la Academia de San Fernando una comunicación a fin de que propusiese una terna de profesores entre los diez aspirantes, cuyas solicitudes adjuntaba. Pero la Sección de Arquitectura reunida el 5 de diciembre de 1854 contestó que tenía acordado no hacer ninguna terna para evitar los problemas que en más de una ocasión había recibido por ello, «viendo elegir al sujeto que ocupaba el último lugar y ese después de practicados ejercicios de oposición rigurosamente calificados, y que por tanto hallandose dispuesto á secundar siempre los buenos deseos de aquel Ayuntamiento la encontrará siempre dispuesta, si en ella deposita su completa confianza, á formular un programa juzgar los ejercicios de un concurso; y elegir al mas digno; ó bien á escoger entre los aspirantes el que resulte mas idóneo y experimentado, si aquella corporación pretendiere este modo, con tal que en uno y otro caso se le remitan las hojas de estudios ó servicios y demas antecedentes que sin duda habran acompañado los aspirantes á sus solicitudes; advirtiendo que la Academia preferiria por mas imparcial y seguro el primer método».

El Ayuntamiento de Segovia dirigió a continuación dos comunicaciones a la Academia: la primera, fechada el 28 de diciembre de 1854, en la que daba las gracias a la Corporación por la cooperación ofrecida y le comunicaba que había optado por el método de la oposición, depositando al efecto su confianza en ella, y una segunda, datada el 5 de enero de 1855, en la que manifestaba el haber acordado la municipalidad suspender de momento la provisión de la vacante. Ambas comunicaciones fueron leídas por la Sección de Arquitectura el 16 de enero, quedando enterada la Academia de ellas en la Junta General del 11 de febrero de 1855.

En julio de 1855 elaboró el proyecto de elevación de un tercer piso en la casa de la calle de Jesús del Valle, nº 32 nuevo, propiedad de Emilio de Peñalba, para mejorar a su vez el ornato de Madrid. Hoy el edificio está ubicado en la misma calle, pero en el nº 26.

A partir de la década de la sesenta, un elevado número de maestros de obras y arquitectos se introdujeron en la construcción de corralas, entre ellos, Francisco García Martínez al erigir la corrala de la calle Abades, nº 12 (1861); Joaquín María Vega, la de la Paloma, nº 5 (1862), y en este mismo año Jacinto de San Martín la de la Corredera Alta de San Pablo, nº 8. Posteriormente lo fue Blanco y Nicolalde con la construcción del corral de la calle Embajadores, nº 31 (1868), mismo año en que José María Lluch y José Núñez Cortés levantaron la ubicada en Lavapiés, nº 31 y Francisco Cubas la de la Cava Baja, nº 14.


Fuentes académicas:

Comisión de Arquitectura. Arquitectos. 1843. Sig.2-12-3; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1825-1876. Sig. 2-23-3; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1839-1848. Sig. 3-90; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 267.


Otras fuentes:

Proyecto para levantar un piso 3º en la casa de la calle Jesús del Valle, nº 32 nuevo, propiedad de Emilio Peñalba. Arquitecto. Bernardo Blanco y Nicolalde, 1855. Sig. 4-192-50 (AVM).


Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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